30 d’octubre 2019

DE LOS PANES Y LOS PECES


Cuentan los Evangelios que Jesús hizo el milagro de saciar a una multitud de hombres con unos cuantos panes y unos pocos peces. Ese hecho, cierto o no, se conoce como la “multiplicación de los panes y los peces”.
Pues bien, estamos a pocos días de unas nuevas elecciones generales y parece que los partidos que se presentan quieran reproducir ese milagro en versión siglo XXI. El problema es que no nos explican cómo lo van a hacer. Y en política las cosas no funcionan así.
Para empezar, hemos de saber que en España los ingresos públicos vienen a ser el 37% del PIB, unos ocho puntos menos que la media de la eurozona. El motivo de ese desfase es que nuestro sistema tributario está lleno de deducciones, exenciones y bonificaciones, lo que hace que los impuestos parezcan un queso de gruyer. Según los expertos por ahí se dejan de recaudar unos 50.000 millones de euros/año.
El caso más paradigmático es el IVA reducido del 10% que se aplica en el sector turístico. Resulta difícil explicar porque restaurantes con tres estrellas Michelin aplican ese tipo de impuesto. Como es lógico desde el sector se defienden, su argumento es que el turismo es vital para la economía española porque actúa como locomotora. (?)
Por otro lado, la tasa de parados en nuestro país es bastante más elevada que en la mayoría de los países de la UE, lo que tiene como consecuencia que sean menos los contribuyentes que aportan a las arcas del Estado. Además, la economía sumergida en España es muy superior a la del resto de países de nuestro entorno y eso, es un lastre más para las finanzas públicas.
La propuesta fiscal de los partidos, al menos de los grandes, tiene un claro sesgo ideológico. La derecha apuesta por una bajada de impuestos por que consideran que el dinero ha de estar en el bolsillo de los ciudadanos. Por el contrario, los partidos de izquierda sostienen que las Administraciones públicas han de tener los recursos suficientes para sufragar el Estado de bienestar.
Si echamos un vistazo, aunque sea grosso modo, a los programas electorales de los partidos que se presentan a estas elecciones veremos que PP y Ciudadanos apuestan por bajas impuestos. En cambio, PSOE y Unidas Podemos por subirlos. Es verdad que con todos los matices que se quiera, pero esa es una de las diferencias fundamentales entre derecha e izquierda.
Dicen los que saben de la cuestión que los impuestos distorsionan la actividad económica. Es posible. Ahora bien, lo que es una falacia es argumentar que las bajadas se financian solas. Si se reducen los impuestos habrá que recortar gastos o suprimir deducciones. De no ser así se disparará el déficit y ese es un lujo que no nos podemos permitir.
Hasta ahora, todos los Gobiernos, sin distinción de color, han intentado mantener los ingresos sobre un 38% del PIB. La razón es que de esa manera se permite un crecimiento económico lo suficientemente alto como para igualarnos a otros países europeos.
De todos modos, es previsible que el gasto social aumente, debido a que tenemos una población envejecida que ira a más. En esta situación la pregunta es: ¿hay que subir impuestos o bajarlos? La respuesta nos vendrá dada en función de la sociedad que queramos para el futuro. Si queremos sanidad y educación públicas de calidad, si queremos las mismas oportunidades para todos y unas pensiones públicas dignas para nuestros mayores, la respuesta es obvia: hay que subir impuestos.
En algún momento, a no tardar, tendremos que decidir si queremos una sociedad como la de Estados Unidos (con un Estado del bienestar mínimo) o una sociedad como la de Francia o los países nórdicos, tipo Suecia, con un Estado del bienestar muy potente.
Una de las grandes cuestiones que tendrá que abordar el Ejecutivo entrante serán las pensiones. Es necesario garantizar su sostenibilidad y hay que decidir si se busca una vía que complemente el sistema de financiación actual, si se reducen las prestaciones o si se alarga la vida laboral. Los pensionistas son el grupo de electores más numeroso y transversal, por lo que ningún partido quiere un enfrentamiento con ellos y, por consiguiente, nadie plantea un recorte del gasto en este capítulo.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que a partir de 2023 se empezará a jubilar la generación del baby boom y eso va a hacer que se necesite más dinero para financiar las pensiones, la sanidad y, en general, todas las políticas sociales que tienen que ver con el Estado del bienestar.
La ciudadanía, de forma mayoritaria, somos gente muy razonable y no vamos a pedir a nuestros gobernantes que hagan milagros ─ni  el de los panes y los peces ni ningún otro─, pero si les exigimos que trabajen con rigor, que implanten una fiscalidad justa, que los impuestos no tengan  agujeros injustos, que luchen de manera firme contra el fraude fiscal y la economía sumergida, porque sólo así es posible practicar una redistribución justa y equitativa de la riqueza que nos permita a todos vivir con dignidad.

Bernardo Fernández
Publicado en e notícies 29/10/19

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