16 de febrer 2014

LAS DESIGUALDADES EN CATALUÑA

Llevamos mucho tiempo, tal vez demasiado, centrando nuestra atención y poniendo el foco mediático en el plan soberanista para Cataluña y en las cuestiones colaterales del proceso (fecha de la consulta, pregunta a realizar, reacciones nacionales e internacionales sobre la cuestión, balances fiscales, etc.) y, sin embargo, hay vida y suceden cosas más allá, aunque algunos prefieran ignorarlo.


Quizá por eso, me ha parecido especialmente oportuno, además de muy interesante el informe recientemente publicado por Intermón Oxfam sobre la pobreza en el mundo. Según el citado informe las cifras son demoledoras: la crisis, además de haber aumentado las diferencias sociales, ha acentuado la concentración de riqueza en cada vez menos manos. Las 85 personas más ricas del planeta, tienen tanto dinero como las 3.570 millones de personas que menos recursos tienen en el mundo.

Pero es que el 1% de la población mundial acumula la mitad de la riqueza. De forma simultánea, se da la paradoja de que en los países más ricos hay bolsas cada vez más amplias de pobreza extrema, y en los más pobres, élites que concentran la mayor parte del PIB del país. Para más inri, gran parte de esa riqueza la acumulan unas pocas manos y ni siquiera tributa, ya que está a buen recaudo en paraísos fiscales.

En España tenemos el dudoso honor de ser el segundo país de Europa en desigualdades, tan sólo nos supera Letonia. La crisis no ha hecho sino aumentar las diferencias, antes de 2008, el 20% de los españoles más ricos ganaba 5,3 veces más que el 20% más pobre; en 2011 esa cifra había aumentado hasta 7,5 veces.

Lamentablemente en Cataluña las cosas nos son muy diferentes. Según indica un brillante estudio de la Fundación Rafael Campalans, entre 2006 y 2011 el incremento de privación material (se considera privación material aquella situación que impide a las personas participar en la sociedad en que viven) ha sido muy considerable y ha pasado de afectar del 7,5% al 21,6% de la ciudadanía y la privación material más severa ha pasado del 2,9% al 8,2%. Los más afectados por este estado de cosas son dos segmentos de población. Por una parte, aquellos que antes de la crisis ya vivían en situación de pobreza y que ahora son más pobres y por otra, aquellos que hasta 2008 se consideraban clases medias, pero al quedar parados han tenido que acudir a los servicios sociales municipales. Éstos son conocidos en el argot como “los nuevos pobres”.

El paro es la gran lacra social de nuestro tiempo y, a la vez, el motivo principal de que gran parte de aquellos que antes de la recesión eran clases medias, han pasado a engrosar las listas de los considerados pobres. Hoy en día en Cataluña convivimos con un 22,84% de paro, tan sólo 3,14 puntos menos que en el conjunto de España. Además, los de larga duración ya superan el 60% del total y casi 140.000 catalanes no reciben ningún tipo de prestación. El segundo elemento que hace que la pobreza se dispare en nuestro país son las deudas por vivienda. Sin un salario y sin subsidios es materialmente imposible hacer frente a una hipoteca y muchas veces ni tan siquiera a un alquiler.

Por otra parte, los datos publicados por el Consejo del Poder Judicial, son evidentes: de 58.421 ejecuciones hipotecarias llevadas a cabo en España en el año 2011, 6.789 se realizaron en Cataluña. Y un dato muy llamativo: el 15,5% de los catalanes tiene pagos pendientes relacionados con la vivienda. En cambio, en 2006 ese porcentaje era del 5,5%.

Ciertamente, la crisis es el gran caldo de cultivo de esta situación. No obstante, parece lógico pensar que en situaciones de este tipo es cunado las instituciones deben estar más cerca de los ciudadanos y extender una red lo más amplia posible para evitar la caída en el pozo de la marginalidad de ciudadanos que tenían la vida, en apariencia, encauzada.

Sin embrago, en una situación de emergencia como la que estamos viviendo, el Gobierno de la Generalitat de manera unilateral decide, en el mes de agosto de 2011, convertir la renta mínima de inserción en una ayuda en vez de un derecho que es lo se consideraba a esta esa fecha. Además se establece un límite de perceptores (18.000 como máximo) y se recorta la dotación presupuestaria, pasando de 170.468 euros en 2011 a 130.000 en 2012. O dicho de otra manera: la prestación económica pasa de 480 euros en 2009 a 468 en 2012.

En estas circunstancias la lucha contra la pobreza ha de ser una prioridad para el Gobierno de la Generaltat, sea cual sea su color. Las cifras son escalofriantes, basta darse una vuelta por la periferia de las ciudades para comprobarlo. No es cierto que desde las administraciones no se pueda hacer nada. Se puede y debe hacer mucho. En el Parlamento de Cataluña se acaban de aprobar unos presupuesto que superan con creces los 30.000 millones de euros y eso es mucho dinero que bien administrado da mucho de si.

Los presupuestos son una de las herramientas más importantes de que dispone un gobierno. Y con las cuentas públicas se debería hacer una redistribución de la riqueza justa y equitativa, haciendo que una prestación sea un derecho y no, como hacen algunos, que las convierten en limosnas humillantes. No por casualidad Winston Churchill solía decir: “decidme que presupuestos aprobáis y os diré que políticas hacéis”.



Bernardo Fernández

Publicado en Crónica Global 12/02/14

ACUMULANDO DESIGUALDAD

Según un informe de Intermón Oxfam hecho público recientemente, la crisis, además de haber aumentado las diferencias sociales, ha acentuado la concentración de riqueza en cada vez menos manos. Las cifras son demoledoras: las 85 personas más ricas del planeta, tienen tanto dinero como las 3.570 millones de personas que menos recursos tienen en el mundo.


El 1% de la población mundial acumula la mitad de la riqueza. De forma simultánea, se da la paradoja de que en los países más ricos hay bolsas cada vez más amplias de pobreza extrema, y en los más pobres, élites que concentran la mayor parte del PIB del país. Para más inri, gran parte de esa riqueza la acumulan unas pocas manos y ni siquiera tributa, ya que está a buen recaudo en paraísos fiscales.

En España tenemos el dudoso honor de ser el segundo país de Europa en desigualdades, tan sólo nos supera Letonia. La crisis no ha hecho sino aumentar las diferencias, antes de 2008, el 20% de los españoles más ricos ganaba 5,3 veces más que el 20% más pobre; en 2011 esa cifra había aumentado hasta 7,5 veces.

Con esta crisis, se ha puesto de manifiesto que, en nuestro país, quien de veras paga impuestos son las pymes y las clases asalariadas. Las clases más pudientes tienen acceso a diferentes fórmulas para escamotear responsabilidades ante el fisco. Mientras que el 85 % de las empresas del IBEX español disponen de filiales en paraísos fiscales.

Nunca hasta ahora se había acumulado tanta desigualdad de manera tan generalizada. Quizás por eso, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, ha señalado que este aumento de las desigualdades no solo es profundamente injusto, sino que también es un factor que impide el desarrollo económico. Y de no aplicar medidas correctoras, la situación más pronto que tarde resultará insostenible.

Con estos datos sobre la mesa, si a los mandamases que dirigen nuestras vidas (y no me refiero sólo a los políticos) les quedara algo de conciencia y ética, se les debería caer la cara de vergüenza al comprobar que con la desregularización de los mercados primero y las políticas de austeridad después, lo que han logrado es acumular más desigualdad y de ese modo se están cargando la cohesión social, han dinamitado las clases medias y están construyendo una sociedad a dos velocidades.

Y así, no podemos seguir.


Bernardo Fernández

Publicado en ABC 05/02/14

LOS ÁRBOLES Y EL BOSQUE

El revuelo generado por los diputados díscolos del PSC, al romper la disciplina de voto de su grupo parlamentario –hecho ampliamente difundido por los medios de comunicación-, ha posibilitado que los presupuestos más antisociales y ficticios de la historia de Cataluña, salieran adelante sin excesivo ruido mediático. Una vez más, algunos han estado más pendientes del dedo que señalaba la luna que de la propia luna.


Ha tenido que transcurrir más de un año para que Cataluña vuelva a tener Presupuestos (recordemos que en 2013 se funcionó con presupuestos prorrogados). Las cuentas de 2014 han salido adelante con los votos de Convergencia i Unió y Esquerra Republicana que volvieron a poner de manifiesto su idilio soberanista. Tan fuerte es el romance que no aceptaron ni una de las centenares de enmiendas que presentaron los grupos de la oposición.

Para Joan Herrera de Iniciativa “Resulta que de las 1.000 enmiendas que hemos presentado no han aprobado ni una. Y por tanto, esto evidencia que su voluntad de diálogo ha sido cero”. Sin embargo, a los ecosocialistas les faltó tiempo semanas atrás para hacerse la foto con soberanistas e independentistas y dar el visto bueno a una consulta que nunca se va a celebrar. Eso sí, luego argumentan que progreso social y nacional van unidos. Visto lo visto con los presupuestos no parece que las cosas sean así.

A pesar de que el gobierno catalán ha querido presentar las cuentas como “las más sociales de la historia”, la verdad es que los recortes se consolidan y la supervivencia del Estado de bienestar queda en entredicho. Por otra parte, la opacidad en la presentación y debate de estos presupuestos ha sido una constante. Así por ejemplo, las partidas destinadas a la consulta soberanista, fijada para el 9 de noviembre y la partida de ingresos: 2.300 millones de euros de privatizaciones han quedado sin concretar.

El trío de conveniencia CiU y ERC insistió en el argumento esgrimido como cantinela en todo el debate, para justificar las cuentas, asegurando que son las únicas posibles. “¿Es el presupuesto que desearíamos? Pues no. Querríamos otro tipo de Presupuestos, que pudiésemos controlar impuestos, que tuvieran más ingresos, que fueran expansivos. Pero no lo podemos hacer”, lamentó Fernández Teixidó, diputado convergente.

Para ERC el fin justifica los medios y todo lo dan por bien empleado porque “el pueblo de Cataluña decidirá democráticamente, este 2014, superar las limitaciones”, según argumentó el diputado republicano Pere Aragonés.

Sin embargo, en la Cámara catalana no todo el mundo es de la misma opinión, por eso los grupos de la oposición criticaron con dureza estos presupuestos por antisociales y poco realistas. Aunque el Gobierno alardea de priorizar el gasto social, que ha subido un punto porcentual respecto a 2012, hay datos que son elocuentes y enmiendan la retórica vacua. Por ejemplo: la inversión en el mencionado gasto social se ha desplomado un 80% con respecto a la década anterior y ha caído a niveles de 2004. Las cuentas de 2014 son casi una fotocopia de las pactadas en 2010 y 2011 entre PP y CiU, aunque las de ahora vengan avaladas por ERC. Tal vez por eso, el portavoz socialista, Maurici Lucena, con cierta sorna dirigiéndose a los escaños de Esquerra dijo que “les queda muy poquito de izquierda”.

Una evidencia de que estos presupuestos son pura propaganda gubernamental es el decreto contra la pobreza energética para congelar las facturas eléctricas. El Gobierno no pone ni un euro porque los usuarios, pasado el invierno, deberán pagar el consumo. Pero no sólo eso, es que todas las partidas han sufrido un notable descenso, desde la educación a la sanidad pasando por el fomento de la industria.

De todos modos, donde de verdad se pone en evidencia la poca solidez y la opacidad presupuestaria es en la partida de 2.318 millones de euros contabilizada en el capítulo de ingresos. Según dijo el consejero Andreu Mas Colell esta cifra se obtendrá con futuras privatizaciones, concesiones y ventas de activos, negándose a dar más explicaciones.

Sin duda estamos ante unas cuentas fantasmas por ilusorias que ni siquiera van a servir para cumplir con el objetivo de déficit. Unos presupuestos que tienen como moneda de cambio el anuncio de una consulta que nunca se va a celebrar.

Por otra parte, es cierto que el acto de indisciplina de los diputados díscolos del PSC haciendo caso omiso del mandato del Consejo Nacional de su partido y alineándose con soberanistas e independentistas, es un hecho grave que ha dinamitado el frágil equilibrio del socialismo catalán poniendo al PSC a los pies de los caballos. Y en esas circunstancias, plumíferos y palmeros a sueldo del poder han aprovechado la ocasión para hurgar en las miserias de los socialistas catalanes y, sin embargo, han pasado de puntillas sobre unos presupuestos que van a seguir asfixiando a la ciudadanía y que son la punta de lanza para convertir el Estado del bienestar en un estado de angustia permanente.

Una vez más ha sucedido aquello de que los árboles no dejan ver el bosque. Y es que justo es reconocer que tenemos gurús de la comunicación que son auténticos especialistas en hacer malabares con la información escondiendo la bolita de aquello que mientras menos se sepa mejor.



Bernardo Fernández

Publicado en Crónica Global 29/01/14

APUNTES PARA UN NUEVO MODELO DE FINANCIACIÓN

En una iniciativa inédita hasta la fecha, en materia financiera, una veintena de entidades empresariales catalanas hicieron público, días at...