Cuenta el Nuevo Testamento
(Hechos de los apóstoles 9.1-18) que las autoridades judías habían ordenado a
Pablo de Tarso perseguir a los cristianos de Damasco. Mientras se dirigía a ese
destino, un resplandor del cielo le hizo caer del caballo dejándolo ciego.
Pablo y los que cabalgaban con él oyeron una voz que decía:” Saulo, Saulo ¿por
qué me persigues?” Tras esa fuerte vivencia, al llegar a Damasco es encontró
con Ananías que, en nombre de Jesús le impuso las manos y, de inmediato
recuperó la vista, fue bautizado y catequizado.
Desconozco si en alguno de sus
sueños, Albert Rivera imaginó que para llegar a la Moncloa tendría que pasar
por Damasco. O, es que va siguiendo las encuestas que apuntan que el 10-N
Ciudadanos puede perder la mitad de los votos que obtuvo el 28 de abril, y de
ahí su semblante serio y compungido de las últimas semanas.
Sea lo que sea, el caso es
que, donde Rivera dijo digo, ahora dice Diego. La semana pasada el líder de la
formación naranja se enmendó a sí mismo. Y si, seis meses atrás, la comisión
ejecutiva de Ciudadanos aprobó por unanimidad vetar cualquier pacto con el
PSOE, ahora, si el 10-N la derecha no suma, se abren a la posibilidad de pactar
con los socialistas a partir de 10 reformas de fuerte calado social que ellos
proponen.
Parece que ya no tienen
importancia los reiterados desplantes de Rivera a Sánchez. Al líder naranja se
le ha olvidado que ni se ponía al teléfono cuando el presidente en funciones le
llamaba. También ha olvidado las reiteradas negativas a las peticiones del
entonces aspirante a presidente a reunirse ambos, para intentar desbloquear la
situación. Con su actitud Rivera viene a sugerir que tampoco hay que dar
importancia a aquello de la “banda de Sánchez”. Total, pelillos a la mar.
Así las cosas, la moción de
censura presentada, este lunes, por Ciudadanos al presidente Torra, hay que
enmarcarla en el mismo contexto que el giro copernicano de Rivera: toca
remontar lo que dicen las encuestas y hay que hacer lo sea. El problema es que
la moción llega tarde. Ciudadanos ganó las elecciones en 2017 y han tenido casi
dos años para presentarla.
La lógica nos indica que si
ahora presentan esa moción es porque Ciudadanos teme un descalabro el próximo
10 N y Lorena Roldán es una perfecta desconocida. De esa forma tendrán sus
momentos de televisión gratuitos, no pocos titulares de prensa y podrán
explicar, en el resto de España, lo valientes que son porque, aunque los
socialistas les han dejado solos, ellos han plantado cara a los
independentistas, por el bien de España, claro está.
Sin embargo, la realidad es
muy distinta. El hecho cierto es que a quien va a beneficiar esta moción es al
independentismo, paradojas de la vida y de la política. Los secesionistas se van
a beneficiar porque, como todos sabemos, están más divididos que nunca y ante
la inminente publicación del fallo del procés, esta iniciativa parlamentaria va
a servir para que cierren filas ante un enemigo común.
Esta moción de censura no es
más que un movimiento tacticista de vuelo gallináceo. Para Rivera, el
adversario a batir es el PSOE, Quim Torra, en esta ocasión es la excusa. El
colaborador necesario. Pero es que, además, está mal planteada porque hace, tan
solo, unas semanas, Alejandro Fernández, del PP, propuso unir fuerzas para
presentar una moción, y entonces la dirección de Cs argumentó que ni era el
momento ni se daban las circunstancia, ¿y ahora sí?
Mientras escribo estas líneas
me llega la noticia de que Rivera ha anunciado que Ciudadanos concurrirá el 10
N con UPYD. Muy mal lo debe ver el caudillo naranja para incorporar a las
listas de su partido gente que ya había sido desahuciada por el electorado. No
obstante, lamento que una cabeza tan bien amueblada como es la de Fernando
Savater se preste a esta mascarada cerrando una de las listas de Cs. En fin,
queda demostrado que hasta los cerebros mejor dotados se equivocan.
Quizás yo también me equivoque
─y aseguro que mi cerebro es sencillito tirando a vulgar─, pero estoy
convencido que tanto si Albert Rivera escoge el camino de Damasco, como si
decide transitar por otras vías con amistades peligrosas, le puede suceder como
a Pablo Tarso, que se quede ciego en el viaje Lo de Ciudadanos debería ser el
carril central de la política. Y, sin embargo, Rivera está empeñado en ir por
el carril de la derecha y ese ya está muy congestionado. Mucho me temo que de
seguir así pronto veremos a los del partido naranja en la cuneta de la
irrelevancia política y a su líder sirviendo los cafés a los capitostes del Ibex
35. A no ser, claro está, que alguien le imponga las manos y, entonces,
recupere el sentido común de la política.
Bernardo Fernández
Publicado en e notícies 08/10/19
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