29 de setembre 2022

PELEAS DE PATIO DE COLEGIO


 

Desde que se constituyó el actual Govern de la Generalitat, en mayo de 2021, los enfrentamientos entre los socios del Ejecutivo (ERC y Junts) han sido una constante. Los motivos han sido variopintos, pero los rifirrafes frecuentes.

Con esa situación de enfrentamientos gubernamentales, como telón de fondo y con el ambiente político muy enrarecido, llegamos a las vacaciones de verano La razón fundamental: la suspensión de Laura Borrás como diputada y, como consecuencia, la pérdida de la presidencia del Parlament.

El inicio de este curso ha sido eléctrico. A JxCat le faltó tiempo para lanzar un órdago a Pere Aragonés, amagando con salir del Govern si no se optaba netamente por la independencia. Sin solución de continuidad, la ANC, quizás porque la Diada de este año se presentaba un tanto descafeinada, quiso caldear el ambiente y puso un poco más de sal en el cisma independentista al acusar al Ejecutivo catalán de no trabajar por la secesión, y advertía que, de seguir en esa línea, a las próximas elecciones autonómicas podrían presentar una candidatura propia, si no se cambia de estrategia. Olvidó Dolors Feliu, la actual presidenta de la ANC, aquel popular refrán que dice “no muerdas la mano que te da de comer”. La señora Feliu y sus comilitones no calcularon que si el Govern de la Generalitat dejase de subvencionar a la ANC, tan generosamente como lo hace ahora, la entidad iba a durar Lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks”, que canta el gran Joaquín Sabina. 

Después de todo esto, y cuando parecía que las aguas políticas catalanas podían volverse a encauzar, Oriol Junqueras se descolgó diciendo que “algunos líderes de Junts se tapan la corrupción con los del PSC…”. Y claro, la respuesta no se hizo esperar. Jordi Turull, secretario general de JxCat, acusó a Pere Aragonés de “hacer recular” el independentismo, el exconvergente considera que “no se puede actuar unilateralmente al margen del acuerdo del Govern”   

Desde luego, el jaleo que hay entre independentistas es más que considerable. Ahora bien, el sentido común y la lógica política (no siempre coincidentes) nos dicen que, ni el horno está para bollos, ni hay que dar saltos mortales sin red. Mientras que en ERC, aunque dan una de cal y otra de arena, parece que han optado por el pragmatismo, las dos almas que conviven en Junts luchan por imponer su criterio. De momento, da la sensación que son los más hiperventilados los que están ganando la partida. Lo peor es que no están dispuestos a aprender de sus propios errores y dicen estar decididos a volver a las andadas.

La cuestión es que salir del Govern supondría para Junts muchos más inconvenientes que beneficios. Por ejemplo, JxCat es un partido en construcción y necesita consolidarse; esa tarea siempre es mucho más fácil a cubierto desde las instituciones que si se está a la intemperie. Su presidenta está suspendida a la espera de juicio, el secretario general está inhabilitado y los consellers no son diputados. Por lo tanto, si salen del Govern lo tendrán muy complicado para conectar con la ciudadanía. Estamos a siete meses de las elecciones municipales y eso puede ser una ventana de oportunidad para empezar a pisar territorio. Además Junts puede pescar algún alcalde en los restos del naufragio del PDeCat. Da la sensación de que en el partido postconvergente no se han enterado de la gran utilidad que tiene la caja de resonancia que significa estar una institución, cuanto más alta mejor. Y si salen del Ejecutivo no serían ni más ni menos que un grupo parlamentario en la oposición… el tercero, por detrás en número de escaños de PSC y ERC. ¿Tendrían entonces mejores condiciones para llevar a cabo su proyecto que estando en el Govern?

Y si alguien piensa que la hipotética ruptura de Junts supondría un adelanto electoral, que se lo vaya quitando de la cabeza. Porque entre otras cosas, el conseller de Economía, Jaume Giró que por cierto es de JxCat, ya está negociando los presupuestos con los Comunes y el PSC siempre estará dispuesto a echar una mano cuando haga falta.

Ahora hay que ver cómo se desarrolla el debate de política general y cómo salva la dirección de Junts el escollo que supone consultar a la militancia sobre la continuidad o no del partido en el Govern. Para empezar, ya llevamos unos días en los que la bronca intergubernamental ha bajado en muchísimos decibelios y, aunque se ha oído algún que otro reproche, como el de Junqueras a Giró por negociar los presupuestos, “con los que no quieren ni la amnistía ni la independencia”, ha sido con sordina. Y por si acaso, Laura Borrás ha reculado y ha dicho que Junts nunca planteó un ultimátum. Menos mal que existen hemerotecas y hacen que las mentiras tengan las patas muy cortas.

Por todo lo expuesto, y alguna razón más que me dejo en el tintero, es por lo que he titulado esta columna como peleas de patio de colegio. Claro que tanto va el cántaro a la fuente que cualquier día ocurre una desgracia.

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 26/09/2022


23 de setembre 2022

EL FANTASMA DE LA RECESIÓN ACECHA


 

Nos dijeron que de la pandemia saldríamos todos juntos. Sin embargo, ese compromiso no se está cumpliendo. Desde que empezamos a dejar atrás el coronavirus, no hace todavía un año, vivimos en una incertidumbre creciente. No solo no hemos sorteado la crisis de forma equitativa, sino que las diferencias sociales se han acentuado. Tras la epidemia, como dice el poeta: “la zorra pobre ha vuelto al rosal, la zorra rica al portal y el avaro a sus divisas”;pero es que además la guerra en el Este de Europa ha venido a complicar la situación. Sus consecuencias son difíciles de predecir, y sus impactos económicos se materializan a través de diversos canales: subida de precios de materias primas (energéticas y no energéticas), inflación disparada, caída de la confianza de hogares y empresas, volatilidad de los mercados.. En este contexto, a lgunos organismos económicos ya advierten que en los 19 países que comparten el euro como moneda única, puede haber una bajada temporal del PIB que se sitúe entre el 2% y el 4%, y el Banco de España espera cerrar el año con una inflación que ande sobre el 7,5%.

En el ámbito europeo la situación es complicada. El temor a una recesión debido a que a principios del verano los inversores recelasen de nuevo de los bonos italianos y españoles. Luego, la presión se relajó tras la subida de tipos por parte del BCE. No obstante, en opinión de algunos expertos, es muy posible que el efecto empiece a diluirse a la vez que crezca el miedo a la contracción económica. Incluso el sacrosanto bono alemán está elevando su rendimiento a niveles de julio pasado.

La inquietud de los mercados está justificada. Las economías de Alemania y Francia, los dos principales motores de la eurozona, han registrado una ralentización de la actividad en el mes de agosto fuera de lo habitual. La práctica totalidad de los indicadores reflejan el empeoramiento de las perspectivas económicas y la menor propensión al consumo de los hogares, como consecuencia de la incertidumbre y de las subidas de precios. El agravamiento de la economía de la zona euro ya se refleja en el euro, que cotiza por debajo de la paridad con el dólar.

Como es natural España no es ajena a lo que sucede en su entorno y, con ese panorama, se hace necesario un pacto de rentas. El aumento del precio de las materias primas supone una pérdida de renta de nuestra economía, que se traduce en una merma de capacidad económica para todos. Desde luego de las empresas y hogares, pero también de las Administraciones Públicas. En estas circunstancias, lo razonable sería que se asumieran las pérdidas de manera equitativa, para evitar una realimentación de los incrementos de precios y costes. Una subida no pactada de precios y salarios podría provocar una pérdida de competitividad exterior, con efectos negativos tanto en el crecimiento económico como en el empleo.

En opinión de la patronal ese reparto de los costes entre empresas y trabajadores ya se produciría (sic). Sin embargo, los aumentos salariales pactados para 2022 en los convenios colectivos registrados hasta marzo se situaron en el 2,4%, por lo que los trabajadores están cambiando una pérdida de su capacidad de compra; mientras que, por su parte, cerca del 82% de las empresas, en el primer trimestre de 2022, aumenteon el precio de venta de sus productos y, en conjunto, sus beneficios han crecido en el primer semestre del año sobre el 65%

Distribuir de forma equitativa los costos de la inflación, entre el poder de compra de los salarios y los márgenes y los beneficios empresariales, además de razonable es imprescindible, y eso solo es posible con un acuerdo entre los diversos actores sociales involucrados. No obstante, las conversaciones del Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), están actualmente bloqueadas y no por voluntad de los sindicatos.

No existe otra fórmula para evitar una etapa prolongada de estanflación (estancamiento de la economía e inflación sostenida) que no sea la negociación y el pacto. Ante este panorama, la sensatez indica que el aumento indiscriminado de precios y no modular los beneficios empresariales, hará que, más pronto que tarde, se asfixie el consumo y si eso sucede perderemos todos.

Como es lógico, las facturas no las pueden pagar siempre las mismas. Si echamos un vistazo a nuestra historia laboral más reciente, veremos que 2021 terminó con una pérdida del poder adquisitivo de los salarios pactados en convenio del 1,3% y que en lo que llevamos de año, el poder adquisitivo de los trabajadores cubiertos por la negociación colectiva ha caído un 6,7%. A todo esto, hay que añadir la fuerte devaluación salarial acumulada durante la última década. Según el Índice de Precios del Trabajo que elabora el INE, el año anterior a la pandemia se ganó un salario real un 6,4% inferior al que se pagó en 2008 por realizar el mismo trabajo. Los salarios pactados en convenio colectivo  crecen actualmente al 2,56% y mientras estamos soportando una inflación superior al 10%.

Las clases medias y populares llevan muchos años haciendo sacrificios y no pueden, como ha ocurrido en otras ocasiones, pagar los platos rotos de una fiesta en la que no han resultado. El Gobierno ya ha puesto en marcha algunas medidas que tal vez sean insuficientes y se tendrán que retocar y plantear otras nuevas. En cambio, las grandes empresas (las que cotizan en el IBEX 35 y otras similares) están obteniendo unos beneficios obscenos y pagando a sus directivos una media de ocho veces más de lo que se paga en Europa por las mismas responsabilidades. Y eso, además de ser inmoral es insostenible. 

Ante esta situación, de la misma manera que hace unos meses Gobierno, patronal y sindicatos llegaron a un acuerdo histórico que dio paso a la reforma laboral; ahora, ante el futuro tan poco halagüeño que se nos anuncia, es razonable pensar en una reedición de aquellas negociaciones, esta vez, en forma de pacto de rentas.   Así, si llega la recesión, al menos, que nos coja preparada.

 

Bernardo Fernández

Publicado en e-noticias 19/09/2022

13 de setembre 2022

LA IMPORTANCIA DE SER Y EJERCER DE OPOSICIÓN


 

Una de las conclusiones que se pueden sacar tras el debate en el Senado, entre Pedro Sánchez y Albert Núñez Feijóo, es que Feijóo no tiene madera de líder parlamentario. Sánchez ganó el cara a cara sin despeinarse y el exdirigente gallego descubrió que no tiene ni cintura ni capacidad de encaje ni el talento necesario para poner al adversario contra las cuerdas. “Que gobierne la izquierda es un accidente, piensa la derecha” , solía decir Pasqual Maragall y es bastante evidente que eso es lo que cree en el PP.   Para qué hacer de oposición constructiva, si haciendo oposición “destroller” se puede llegar a gobernar y firmar en el BOE que al final es lo que a algunos les interesa 

En los sistemas de democracia parlamentaria, como es el vigente en nuestro país, la oposición juega un papel fundamental. Cuando los ciudadanos vamos a votar sabemos que, si nuestra opción no es la ganadora, tendrá la oportunidad de llevar a cabo una oposición constructiva y de control al ejecutivo. A partir de ahí, la visualización de un posible gobierno alternativo se construye con el ejercicio de oposición. Por eso, resulta tan interesante observar qué se dice y qué se propone para mejorar la vida de las personas; qué se acuerda y en qué se discrepa con el Gobierno; quién forma parte del equipo que acompaña al líder o cómo se dirige la organización política a la que se pertenece. Con esos antecedentes la ciudadanía puede irse forjando una idea, bastante aproximada, de las capacidades de aquella que aspira a presidir el país, si no ha tenido la oportunidad de demostrarlo con anterioridad desempañado tareas de alta responsabilidad gubernamental. Pues bien, esto que forma parte del ABC de cualquier sistema parlamentario no rige para el PP. Los populares nunca han practicado una oposición leal y constructiva;

Feijóo desembarcó en la política nacional precedido de una aureola de gestor serio y riguroso. Proyectaba una imagen de sosiego y unidad de la que, seguramente, la política española no anda sobrada. Sim embargo, en el tiempo que lleva al frente de su partido ya ha dado signos de tibieza y no tener empacho en decir una cosa y al día siguiente la contraria. Además, su capacidad como parlamentario parece bastante limitada, como ya mencionó con anterioridad.   Ahora mismo resulta difícil imaginar  al actual líder del Partido Popular como un presidente de España mínimamente solvente. De hecho, su desempeño al frente del PP está sacando a la luz algunas carencias que incrementan las dudas de propios y extraños. Existen dos cuestiones que ponen de manifiesto su escasa solvencia política: la primera tiene que ver con una   obsesión casi enfermiza (que también tenía Pablo Casado) que consiste en desacreditar, de forma sistemática, la acción del Gobierno de coalición  con iniciativas extravagantes, cuando no simplemente ridículas. La otra cuestión, igual de grotesca, pero quizás más preocupante, tiene que ver con la absurda negativa a considerar cualquier espacio de acuerdo posible con el Gobierno. Tanto da cual sea el tema a consensuar, da lo mismo que sean las medidas de ahorro energético o la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que, por cierto, el PP ha bloqueado durante casi cuatro años. Para Feijóo y los suyos oposición es sinónimo de entorpecer la labor del Ejecutivo

Hasta el momento, Núñez Feijóo no ha dado pruebas de disponer de un proyecto coherente que pueda resultar reconocible y políticamente fiable para sus votantes, además de atractivo para aquellos otros electores que podrían ver en la oposición una alternativa; está siguiendo la estela que le dejó marcada Pablo Casado. Tal vez con el tiempo lleguemos a saber si es por iniciativa propia o porque los barones del PP le marcan el paso. No quiero hacer juicios de valor porque en los catorce o quince meses que quedan de legislatura tiempo tendremos para ver a Feijóo políticamente al desnudo. El problema que en principio se apunta es el escaso valor que hasta la fecha ha sido capaz de aportar como líder de la oposición. Se pudo constatar en el reciente debate en el Senado. Su poca talla política empieza a ser inquietante. Tengo la sensación de que en su partido ya empiezan a ser conscientes. Y estoy convencido de que esa burbuja, en la que se ha envuelto desde que es líder nacional y le está dando buenos resultados en los estudios demoscópicos, más pronto que tarde se va a pinchar, entonces las cosas volverán a su lugar. Solo es cuestión que el Gobierno de coalición no se equivoque más de lo estrictamente indispensable.

 

Bernardo Fernandez

Publicado en e-noticias 12/09/2022

08 de setembre 2022

UNIVERSO REVUELTO


 

En Cataluña tenemos la costumbre de iniciar el curso político el 11 de septiembre: Diada Nacional de Cataluña. Este año, sin embargo, antes de esa fecha ya hemos tenido algún que otro anticipo de lo que ha de venir. Parece que el universo independentista anda revuelto y los más hiperventilados han vuelto de las vacaciones con ganas de marcha.

Quizás por eso, desde la dirección de JxCat no han esperado ni que llegase septiembre, los últimos días de agosto los post postconvergentes lanzaron un ultimátum a sus socios de Govern, ERC, instando al president Aragonés para que en tres semanas diseñe una nueva hoja de ruta que lleve a la independencia o… romperán la coalición, anunciaron (?).

Fue Jordi Turull, secretario general de Junts, el que abrió la caja de los truenos, en su primera comparecencia ante los medios en este nuevo curso político, dijo: “así no podemos seguir. Los acuerdos con ERC en el ámbito sectorial avanzan bien, pero los pactos del eje nacional no funcionan y eso nos aleja, más que nos acerca, de la independencia”.

En Junts no han digerido que los delegados en la mesa de diálogo con el Gobierno han de ser miembros de uno y otro Ejecutivo. Tampoco están conformes ni con las materias que allí se debaten ni con el trato que se les da. Lamentan la falta de unidad de JxCat y ERC en el Congreso de Diputados y en opinión de Turull, “no existe el espacio de estrategia del independentismo que debería prepara el plan B si no funciona la vía de negociación”; de todas formas, el secretario general de Junts quiso cerrar su presencia ante los medios en tono conciliador y dijo: “démonos una oportunidad para reconducir y concentremos los esfuerzos para revertir la situación”, pero el órdago ya estaba sobre la mesa. Luego, a lo largo de la semana, se ha dedicado a hacer un tour por los medios de comunicación afines para cargar contra los republicanos.

También desde Junts pidieron a la mesa del Parlament que reconsidere el cese de Laura Borrás como diputada de la Cámara. Por eso, la presidenta en funciones, Alba Vergés, reunió a ese órgano de dirección del Parlament de Cataluña y, como no podía ser de otra manera, se ratificó en su decisión. La Mesa ha rechazó la admisión a trámite de la petición de reconsideración presentada por Junts. Los dos miembros de ERC, los otros dos del PSC y el representante de la CUP impusieron su criterio sobre el de Aurora Madaula, la única diputada de Junts en el órgano rector de la Cámara tras la suspensión de los derechos y las obligaciones de Borràs decidida en julio, después de la apertura de juicio oral por presuntos delitos relacionados con la corrupción.

Y claro, todo esto es más combustible para la guerra indisimulada, en la que desde el minuto uno de esta legislatura andan enzarzados Junts y ERC.

Por si no teníamos bastante, se ha hecho público un dictamen de El Comité de Derechos Humanos de la ONU, según el cual España violó los derechos políticos de algunos de los líderes independentistas. El mencionado informe critica la falta de claridad en las medidas tomadas contra los líderes del procés antes de la sentencia.

Como no podía ser de otra manera, el secesionismo se ha venido arriba y menos bonito al Estado español y a su justicia le han dicho de todo. No obstante, quisiera hacer aquí dos puntualizaciones sobre el particular que me parecen de suma importancia: La primera es que, sin entrar en el galimatías jurídico que suponen este tipo de cuestiones, el juez, Pablo Llarena, actuó conforme a Derecho, valiéndose de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que está vigente en nuestro país, y la segunda es que, según informa el diario digital El Confidencial, el Govern ha dado a La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas per los Derechos Humanos (OACNUDH), 200.000 euros, que se suman a los 290.000 de 2021 y los 350.000 de 2020, entre otras asignaciones. Es decir, el organismo que ha emitido ese informe ha recibido más de un millón de euros en "aportaciones voluntarias" del Govern de las Generalitat durante los últimos años. Solo desde 2019, la Generalitat inyectó en esa oficina un total de 990.000 euros de manera gratuita. Hay que contrastar esta información, pero de ser cierta, la credibilidad que merecería el dictamen sería ínfima.

Pero, por si el ambiente no estaba suficientemente caldeado, solo ha faltado el anuncio del president Pere Aragonés diciendo que no iría a la manifestación que el 11 de setembre convoca la ANC. En contra partida, los dirigentes de JxCat ya han dicho que asistirán todos. Como no podía ser de otra manera al president le han llovido las críticas y los insultos. Su argumento para no asistir a la marcha es porque entiende que es una convocatoria contra los partidos (hay que suponer que independentistas) y no contra el Estado. (SIC), y eso lo dice el que se supone que es el máximo representante del Estado en Cataluña.

Ahí se ventila otra batalla entre JxCat y ERC. O sea, entre los que asisten a una manifestación para reivindicar las esencia patrias y los que no.

Lo triste de la situación es que todo esto sucede cuando tenemos una guerra en el patio trasero de Europa, Rusia acaba de suspender el suministro de gas a toda la UE, el precio de las energías está por las nubes, la inflación anda disparada por encima de los dos dígitos, la recesión se asoma detrás de la puerta y un largo etcétera de contrariedades e incertezas se ciernen sobre nosotros. Pues bien, mientras, nuestros dirigentes políticos se dedican a tirarse los platos a la cabeza por ver quién es más independentista entre los independentistas.

Llámenme tiquismiquis si quieren, pero, con la que está cayendo, que las personas que dirigen nuestro país se dediquen a discutir sobre martingalas invertidas o el sexo de los ángeles, me parece más propio una panda de irresponsables que de unos líderes políticos.

 

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 05/09/2022

02 de setembre 2022

LO QUE NOS ESPERA


 

Decir que vamos a tener un otoño caliente es un tópico y, sin embargo, en esta ocasión es rigurosamente cierto. A nivel internacional hemos iniciado un viaje con rumbo a lo desconocido y entramos en una etapa de turbulencias que nadie sabe ni dónde nos llevará ni cuánto durará. En el ámbito nacional, tanto en el terreno social como en el político la crispación es máxima; además faltan ocho meses para iniciar un nuevo ciclo electoral y eso siempre genera tensión. Con este panorama tan poco halagüeño, les sugiero que se abrochen los cinturones y se dispongan a vivir una época de sobresaltos, estrecheces y vértigo. En esencia, algo no muy distinto a lo que vivimos habitualmente, pero, ahora, más acentuado.  

Para entender la situación que nos toca vivir, se hace imprescindible conocer el entramado político internacional del que formamos parte, así podremos tener un mínimo conocimiento de causa y no nos perderemos en ese enjambre que es la geoestrategia que, a priori, puede parecer inescrutable. Veamos.

Con la invasión de Ucrania por las tropas rusas, el pasado mes de febrero, el frágil status quo, que se estableció a partir de la caída del muro de Berlín en 1989, se ha desmoronado como un casillo de naipes. 

En este contexto, decir que Rusia ha roto el tablero quizás sea un tanto exagerado, pero es evidente que el conflicto bélico en el Este de Europa ha sido el disparadero para que los países se reposicionen o, por lo menos, lo intenten. China ya no se conforma con ser el acompañante pobre de EEUU. No solo quiere tener su propio espacio en el concierto mundial, sino que aspira a liderar el nuevo orden geopolítico. La reciente crisis con Taiwán no ha sido fruto de la casualidad; ahí Nancy Pelosi le ha hecho el juego al gigante asiático, y, quizás, sin querer, ha sido el colaborador necesario de Xi Jimping para que este sacara a pasear el nacionalismo más rancio. Las tensiones en el Pacífico se multiplican. India es una de las grandes beneficiadas de la guerra en Ucrania porque buena parte del petróleo que Rusia no vende en Europa va a ese país. Indonesia juega la carta de la neutralidad, Siria va de la mano del Kremlin   Pakistán mantiene su relación especial con China y con Corea del Norte. Argelia estrecha sus lazos con Rusia, mientras que China Y Rusia se acercan por diversas vías a América Latina, Nicaragua, Venezuela y Cuba reciben asistencia militar rusa. En cambio, el gigante asiático sigue el camino del comercio. Y en el Sahel el radicalismo islámico no da tregua y Francia se ve superada por los acontecimientos. En ese contexto, Sudán, y Nigeria parecen dos personajes olvidados en este culebrón imperfecto que es el sistema geopolítico mundial.

A todo esto, hay que añadir que el fantasma de la recesión se empieza a perfilar en el futuro europeo inmediato. La paridad del euro con el dólar, aunque pueda beneficiar a algún sector como, por ejemplo, el del turismo, nos hace, en conjunto, un poco más pobres. Algunos organismos económicos ya advierten que en los 19 países que comparten el euro como moneda única, puede haber una bajada temporal del PIB que se sitúe entre el 2% y el 4%.

Pues bien, ese estado de cosas está generando una inestabilidad que hace que en el día a día nos empiecen a escasear materias primas, alimentos, componentes electrónicos, fuentes de energía o carburantes, y para tenerlos hay que pagar más, es decir, aumenta la carestía de la vida y eso hace que nos cueste más llegar a final de mes. Ante esa situación, quién pueda tendrá que echar mano de los ahorros y quién no, deberá cambiar de hábitos y apretarse el cinturón. O sea, el clima perfecto para crispar el ambiente social que comentaba al principio de esta columna.    

Por otra parte, la situación política no ayuda a que nos soseguemos, lo vimos hace unos días en el Congreso de los Diputados, la de cabriolas que tuvo que hacer el Gobierno para lograr los apoyos necesarios para sacar adelante el decreto de Medidas de Ahorro Energético. Al final el Ejecutivo tuvo que avenirse a convertir ese decreto en ley para que los diversos grupos parlamentarios puedan introducir modificaciones mediante enmiendas; de esa manera, se consiguió que la mayoría de la investidura se mantuviese monolítica.

Y las circunstancias van continuar así…, o peor. Con una situación internacional de la que nadie espera nada bueno ni a corto ni a medio plazo y, encima, con unas elecciones municipales y autonómicas en diversas comunidades a la vuelta de la esquina. Por lo tanto, no cabe esperar que las aguas de la política nacional se calmen. Más bien todo lo contrario, porque a pocos meses de esos comicios llegarán las generales.

De todas formas, la clave de bóveda de lo que queda de legislatura estará en si se aprueban o no los presupuestos para el año próximo. Si el Gobierno consigue sacarlos adelante, la oposición, por mucho que pataleé, deberá conformarse con ir viendo caer las hojas del calendario hasta el próximo ciclo electoral. De no ser así, lo más probable es que Pedro Sánchez y su equipo ni quieran ni puedan seguir navegando en aguas tan procelosas y contaminadas.

En Cataluña, además de todo eso, que no es poco, tendremos que seguir con nuestras “especificidades”, pero, si les parece, los comentarios sobre la cuestión los dejaremos para una próxima entrega.   

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 29/08/2022

DEL SOCIALISMO A LA SOCIALDEMOCRACIA

En el siglo XIX, la socialdemocracia fue una tendencia revolucionaria difícil de diferenciar del comunismo. Pretendía acabar con la división...