24 de maig 2023

LISTAS ELECTORALES E INDECENCIA ÉTICA Y POLÍTICA


 

El PP aznarista del “ váyase señor González” , ha vuelto. Ahora, de la mano de Alberto Núñez Feijóo con la cantinela, “es más generoso con los verdugos que con las víctimas”, en alusión a Pedro Sánchez. E stá claro que a los populares les faltan argumentos para convencer a la opinión pública de la bonanza de su proyecto y les sobran ganas de llegar a la Moncloa y, por eso, emponzoñan la campaña electoral y recurren a clichés estereotipados. 

En esta ocasión, la bronca que le ha montado Núñez Feijóo a Pedro Sánchez es una cuenta de la inclusión de 44 ciudadanos que fueron condenados por colaboración o pertenencia a ETA, entre ellos siete por delitos de sangre, en las más de 300 listas que Bildu presentará en las próximas elecciones municipales en Euskadi y Navarra.

La legalidad de las listas de Bildu es incuestionable, así lo ha  reconocido la Junta Electoral, Los 44 exmilitantes o excolaboradores de ETA ya ajustaron sus cuentas ante la ley y tienen plenamente reconocidos sus derechos, incluido el de presentar como candidato y representar políticamente a los ciudadanos que les voten. Por lo tanto, en el terreno legal no hay nada que decir. Otra cosa es que, la inclusión en las listas del partido abertzalede personas con las manos manchadas de sangre, no deja de ser una indecencia ética y política, porque puede generar más dolor y humillación a las víctimas.

Conviene aclarar que esta situacion no es nueva. La presencia de exetarras en las listas  abertzales ha sido una constante . Josu Ternera, exdirigente de ETA, fue candidato y parlamentario por Euskal Herritarrok en 1998, y Juan Carlos Yoldi, siendo preso etarra, fue candidato a lehendakari por Herri Batasuna en 1987 y debatió en el Parlamento vasco. En 2019, Bildu presentó 24 candidatos con condenas por terrorismo (uno por delitos de sangre). Por consiguiente, menos rasgarse las vestiduras.   La diferencia es que ahora la izquierda  abertzale  está totalmente integrada en la vida política vasca y española. Y Bildu, con sus votos en el Congreso, está facilitando la gobernabilidad en España y eso le escuece al PP.

Ante la alarma que se ha creado, Bildu ha decidido descartar como concejales a los siete candidatos condenados por delitos de sangre presentes en sus listas municipales . Por lo tanto, si Feijóo tuviese sentido común y sensate debería dar por finiquitado el rifirrafe que, de hecho, nunca había tenido que resultó. Pero no, ahora, el siguiente paso (ya los estamos viendo) es presionar a Pedro Sánchez “hasta que Bildu no renuncie a concurrir con los 37 exterroristas restantes en sus listas”, sostienen en el entorno del líder de los populares. Es evidente que Núñez Feijóo es un mamporrero de la política y va a estirar el asunto como un chicle hasta el 28 M para ver si logra algún mísero rédito electoral.

Parece que el equipo de campaña de los populares ha encontrado, en la banda terrorista desaparecida, hace ya 12 años, la poza mágica que les hará ganar estas elecciones, primero y llegará a la Moncloa, después. Hasta el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, uno de los barones más templados de los populares, dijo: “Me gustaría que esa valentía que demostraran algunos en atacar e insultar a Andalucía, la tendrían para criticar que todavía hay 37 colaboradores de ETA en las listas electorales de Bildu”, en respuesta a unas declaraciones de la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, sobre un proyecto urbanístico con campo de golf incluido que la Junta ha autorizado cerca de Doñana,

Sin embargo, la Fiscalía General del Estado descarta instar a la ilegalización de EH Bildu porque entiende que es un partido democrático plenamente integrado en nuestro sistema político. No obstante, Isabel Díaz Ayuso va por libre y, haciendo oídos sordos tanto a la Fiscalía como a su jefe de filas, no desaprovecha cada ocasión que se le presenta para pedir la ilegalización del partido abertzale porque ETA “está viva” y “en el power”. Esa divergencia en el discurso, hace que en el entorno de líder del PP cierren filas y argumenten que“Feijóo está obligado a esa dureza para no dejar espacio a Abascal” (…) “Si hay un tema en el que puede ser contundente, es este”. Llegados aquí la conclusión es sencilla: Feijóo tiene que ir a rueda de Ayuso y hacer un relato apocalíptico y de fin de ciclo sin consistencia real.

Quizás el eje vertebrador de esta campaña lo podamos encontrar en la respuesta que dio Pedro Sánchez a Núñez Feijóo, en el cara a cara que mantuvieron, la semana anterior, en el Pleno del Senado, cuando el presidente le dijo: “Usted prometió pactos y nada de insultos. Prometió centrar a su partido y ha abierto las puertas de par en par a pactos con la ultraderecha. Han pronosticado un apocalipsis que no llega. Lo que llega es la tasa de crecimiento mayor de la zona euro, la paz social que no se dio cuando ustedes estaban en el Gobierno, la creación de empleo. ¿Cuál es la propuesta del PP en vivienda? ETA, oh mar, nada. ¿Y el cambio climático? ETA, oh mar, nada. Para ustedes, ETA es todo”. Es decir, los populares están demostrando que son incapaces de hacer propuestas en positivo sobre aquellas cosas que ocuparon y preocupan a la ciudadanía: sanidad, educación vivienda, servicios sociales y un largo etcétera. Lo han basado todo en el derrotismo y, ahora, con la rectificación de losabertzale s, se han quedado sin argumentos y eso está desquiciando al PP. 

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 22/05/2023

18 de maig 2023

DESIGUALDAD CRÓNICA


 

Estamos inmersos en plena vorágine electoral. No obstante, y a pesar de que, casi toda la atención informativa, está centrada en el 28 M, me parece oportuno, hacer un alto en el camino y echar un vistazo a nuestro entorno socioeconómico más inmediato; creo que es la mejor manera de no perder el contacto con la realidad y tener la máxima conciencia de cómo es la sociedad de la que formamos parte.

Al fin y al cabo, que esa realidad se cronifique o evolucione, depende de forma muy notable de los resultados de los próximos comicios, de los siguientes y… de los otros, porque el Estado del bienestar es, en sí mismo, un proyecto en constante transformación. Aunque en el año 1991 el entonces líder de la derecha José María Aznar ya demostró una incuestionable sensibilidad social al escribir: “Sólo aspiran a un resurgimiento del Estado de bienestar quienes siguen deseando ese modelo dirigista”.  Han pasado más de treinta años y somos legión los que seguimos dando la batalla porque creemos en el modelo, si bien admitimos que es francamente perfectible.

La cuestión es que, para muchos expertos, el debilitamiento de la calidad de la democracia está directamente relacionado con el debilitamiento del Estado de bienestar, en esencia porque las desigualdades subsisten y en algunos casos aumentan. Hoy, la principal cuestión sociopolítica no es si el capitalismo ha de ser sustituido por otro sistema, sino si los países pueden permitirse tener pensiones, sanidad y enseñanza que sean dignas y públicas, así como prestaciones por desempleo, una educación superior que no sea prohibitiva, o todo ello es demasiado caro. A esta “utopía factible” hay que añadir un nuevo capítulo que va a modificar nuestra manera de entender la vida en los próximos años: la lucha contra la emergencia climática.

Según un reciente informe de FOESSA, Fundación ligada a Cáritas, el 29% de la población de Cataluña padece exclusión social. Y en ese “grupo”, las familias se enfrentan a situaciones muy complicadas en su vida diaria: cuatro de cada 10 no pueden mantener la temperatura de casa adecuadamente, el 40% tienen ingresos mensuales inferiores a los 1.000 euros y en casi la mitad alguno de los miembros de la familia se encuentra en paro.

Es evidente que no lo podemos fiar todo a las administraciones, pero, no cabe duda que la acción de estas puede suavizar mucho la situación de los más débiles. Así, por ejemplo, para que las familias vulnerables puedan salir del pozo de la marginalidad se han de conjugar diversos factores; el acompañamiento de los servicios sociales es uno muy importante, pero eso significa inversión.

Ciertamente, estamos viviendo tiempos difíciles para todos y las instituciones no pueden llegar a todas partes y al mismo tiempo. Todos conocemos las carencias del sistema público de salud. Sabemos que la enseñanza de nuestros pequeños anda falta de recursos tanto humanos como materiales. La vivienda es inaccesible para muchos colectivos, y no se favorece la construcción de promociones sociales.

En definitiva, faltan recursos públicos y sobra burocracia para acceder a prestaciones para atender a un familiar dependiente, acceder al IMV (Ingreso Mínimo Vital) o atender infancia vulnerable. Es evidente que el gasto público tiene límites, pero desespera la presión fiscal sobre el trabajo que es muy elevada, algo que no sucede con la especulación financiera, y, a la vez, constatamos, con demasiada frecuencia, derroche presupuestario sobre el que nadie asume responsabilidades.

Ese mismo informe de FOESSA alerta de que la desigualdad creció en 2021 más que en toda la crisis de 2008. El estudio señala la situación de los jóvenes, una generación doblemente golpeada por la crisis financiera y la pandemia, y señala que 1,45 millones de jóvenes sufren exclusión social grave.

Las consecuencias de este incremento de la desigualdad son múltiples. Para Antón Costas y Xosé Carlos Arias, según afirman en Laberintos de prosperidad (Galaxia Gutenberg), “la principal es que supone un elemento de corrosión de primer orden para el contrato social, una fuente de malestar y tensionamiento que amenaza seriamente el futuro de las sociedades avanzadas.” En efecto, es difícil separar la desigualdad de la desafección política.

Las perspectivas no son buenas.  Quienes menos tienen, tienen menos cada vez; en particular, jóvenes, mujeres, población con menor cualificación profesional y economía sumergida. Según el Banco de España, a finales de 2021 los ingresos del 10% más rico eran más de ocho veces superiores que los del 10% más pobre. La brecha se mantiene con el doble de parados en España que la media europea, mientras que la presión fiscal, según datos de Eurostat, sigue entre cinco y seis puntos por debajo del entorno.

Las consecuencias destructivas de la pandemia, así como la inflación, generada por la invasión de Rusia a Ucrania, son razones de peso para reconsiderar nuestro modelo fiscal y asumir políticamente que el único instrumento para revertir las diferencias tan abismales de la sociedad, pasa por aumentar la presión fiscal: la desigualdad crónica es hoy la lacra más dañina de nuestro tiempo. Solo los impuestos permiten potentes políticas sociales y redistributivas.

“No hay que confundir el culo con las témporas”, que diría Don Camilo José Cela y el 28 M votamos para la gobernanza de pueblos y ciudades, pero no es menos cierto que esas elecciones serán un termómetro para las generales que vendrán a finales de año; y entonces, sí, ahí estarán en juego muchas cosas, la lucha contra las desigualdades entre ellas. Y no olvidemos que se presentarán los herederos directos de aquel que escribía que el Estado del bienestar es “un modelo dirigista”.

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 15/05/2023

10 de maig 2023

BARECLONA, OBJETIVO PRIORITARIO


 

El objetivo prioritario de todos los partidos que se presentan a estas próximas elecciones municipales es Barcelona.   Para las grandes formaciones, conseguir la alcaldía de la capital de Cataluña significaría, más allá del reconocimiento de una buena parte del electorado, el espaldarazo a su proyecto político. Para los menos grandes, entrar en el consistorio barcelonés, es ganar visibilidad y poder hacer oír su voz, aunque sea con sordina.

A partir de ahí, cada partido está desarrollando la estrategia que considera más adecuada para sus intereses. Así, por ejemplo, la actual alcaldesa, Ada Colau, que se presenta por tercera vez para revalidar su mandato, intenta que el cisma Sumar Podemos no le pase factura. Colau lo tiene difícil porque su idea de ciudad parece superada y buena parte de la opinión publicada (que no siempre coincide con la pública) está en contra. Además, la gran mayoría del sector de negocios de la ciudad es muy reacio a la línea de actuación de la alcaldesa.

Lo de Xavier Trias es un caso extraño. El hombre estaba tranquilamente retirado en su arcadia feliz, pero los posconvergentes fueron a buscarle porque, tiempo atrás, pusieron toda la carne electoral en el asador municipalero de Elsa Artadi, pero la muchacha se desfondó y se fue a casa. La primera condición que puso Trias a los suyos fue que no salieran del Govern, pero Junts salió y él no se dio por enterado. Más tarde, hemos sabido que la presidenta de su partido, Laura Borrás ha criticado la decisión de repescar a Xavier Trias. Claro que tampoco hemos visto nunca al alcaldable en los performances de su jefa de filas frente al Palacio de Justicia. El viejo político no se anda con remilgos y esconde, sin disimulo, la marca del partido que le patrocina. Supongo que todo ese show tiene que ver con la erótica del poder, si no, no se entiende. 

Se cumple, este mes de mayo, doce años desde que los socialistas perdieron la alcaldía de Barcelona, ​​y esa es una espina que lleva muy clavada el PSC. Ahora, hay indicios racionales para pensar que Jaume Collboni puede ganar y poner, de nuevo, a su partido en el zenit de la política municipal catalana. La cuestión es que eso mismo se piensa en La Moncloa. Pedro Sánchez necesita una victoria de prestigio que ratifique su línea de actuación frente a la derecha. No es fruto del azar que Sánchez haya decidido cerrar campaña precisamente en Barcelona.

Y en este breve análisis nos queda el candidato republicano. ERC es el partido que, en Cataluña, presenta más candidaturas en estas elecciones, como ya sucedió en 2019. Sin embargo, los republicanos suelen obtener pingües beneficios electorales en el Área Metropolitana de Barcelona que es donde se concentra la inmensa mayoría de la población catalana , y ahí, sobre todo en las principales localidades, pintan bastos para los de Oriol Junqueras; ni L'Hospitalet de Llobregat, ni Badalona, ​​ni Santa Coloma de Gramenet parece que vayan a tener alcalde republicano, pero es que tampoco, en Barcelona, ​​Ernest Maragall está marcando la agenda de la campaña; da la sensación de que al viejo político ya se le ha pasado el arroz, tiene la pólvora mojada y los estudios de opinión cada vez indican con más claridad que el exsocialista reconvertido está perdiendo pie. 

Cuando faltan menos de tres semanas para que los ciudadanos acudamos a las urnas, diversos sondeos indican un triple empate entre Xavier Trias, Jaume Collboni y Ada Colau en intención directa de voto. Por consiguiente, si esa tendencia se confirma, tras el 28 M se pondrá en práctica un complicado proceso de negociaciones, para decidir quién será el encargado de pilotar la nueva etapa que se abrirá en nuestra ciudad.

Un ayuntamiento de primerísimo nivel como el de Barcelona, ​​ha de articular sus iniciativas desde las políticas sociales, la lucha contra el cambio climático, la contaminación y la seguridad, pero no solo eso. Cada población tiene sus especificidades y Barcelona no es una excepción. El modelo de ciudad compacta es propio de la capital catalana, aquí conviven empresas universitarias,  centros de investigación , de formación y de transferencia de tecnología, así como viviendas, equipamientos y  zonas verdes . Y ahora, se necesita un nuevo impulso y sabía nueva para que Barcelona pueda desarrollar todo el potencial acumulado.

No quiero utilizar el recurso fácil de la nostalgia, pero llevamos demasiados años sin un proyecto con capacidad para ilusionar a una gran mayoría de ciudadanos. El enquistamiento de la crisis territorial y el afán de protagonismo de algún que otro dirigente han acabado por hacer imposible un proyecto ambicioso que hubiera podido servir para sacar a Cataluña de la parálisis y el marasmo acumulado en los últimos diez años.

La ciudad está atravesando una crisis que, si no se ataja de manera adecuada, podría convertirse en crónica y generar decadencia. Si queremos seguir avanzando necesitamos un proyecto inclusivo. Debemos prescindir del sectarismo que ha anidado en la política catalana de los últimos tiempos. Ni el enfrentamiento ni la división han sido positivos para nadie. Es hora de pasar página y buscar aquello que nos une y enterrar lo que nos separa.

Barcelona tiene capacidad para reinventarse. Lo hizo en 1888 con la Exposición Universal, en 1929 con la Exposición Internacional y, también, en 1992 con los Juegos Olímpicos. Ahora necesita un nuevo empuje para soltar lastre y seguir en la cresta de la ola internacional, sin dejar de lado ni a sus ciudadanos    ni a su entorno que son su auténtica razón de ser. Se hizo muy bien y se puede volver a hacer, pero para eso hacen falta personas capacitadas que vayan más allá de visiones cortoplacistas y de proyectos de vuelo gallináceo que apuestan más por el decrecimiento que por el progreso.

El 28M, nosotros decidiremos.

 

Bernardo Fernandez

Publicado en e notícies 05/08/2023

03 de maig 2023

NUEVO CICLO ELECTORAL Y CRISPACIÓN EN AUMENTO


 

Falta menos de un mes para que se celebren elecciones municipales en toda España y autonómicas en doce comunidades. Con esos comicios iniciaremos un ciclo electoral que tendrá su punto álgido a finales de año, cuando se lleven a cabo las elecciones generales y se cerrará en mayo del año próximo con las elecciones al Parlamento europeo. De todas formas, no se debería descartar el adelanto electoral en alguna comunidad autónoma donde ahora no se celebran, como podría ocurrir en Cataluña en 2024. Pero eso ya lo comentaremos en otra ocasión, ahora centrémonos en las elecciones de mayo.

A estas alturas, un ejército de expertos en datos, redes, estrategia, publicidad y marketing ya lo tiene todo listo para conquistar el corazón de los votantes. O, al menos, ese es el objetivo. Quedan veinte pocos días y en las sedes de los partidos ya está todo a punto, los sondeos andan muy ajustados y parece que podría producirse un empate entre los bloques de la izquierda y la derecha. En esas circunstancias, los detalles pueden inclinar la balanza.

Si ponemos el foco en clave partidos, el PSOE se juega retener la presidencia de nueve autonomías, 22 capitales de provincia y su continuidad en La Moncloa. Por su parte, el PP se plantea como objetivos innegociables, retener el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid para consolidar sus expectativas como partido de Gobierno. Pero, además, necesita arrebatar alguna autonomía a los socialistas y los populares han colocado Valencia en el punto de mira. Ese sería la mejor credencial para ganar las generales. Por su parte, tanto Podemos como Vox pondrán en valor su utilidad como fuerzas indispensables para formar coaliciones y Ciudadanos se juega, sencillamente, la supervivencia.

En estas elecciones sobre vuela una cuestión que no es menor: si habrá o no cambio político en España. No serán pocos los analistas políticos que en función de los resultados del 28 M hagan cábalas para saber si la derecha (sola o con el apoyo de la extrema derecha) arrebata el poder al primer Gobierno de coalición progresista desde la restauración de la democracia. Son muchos los que ven estas elecciones municipales como unas primarias de las generales. No obstante, hay que tener en cuenta que los ciudadanos diferencian unos procesos de otros y las motivaciones son diferentes. Pero, desde luego, de estos comicios saldrá un esbozo electoral que marcará el camino hacia las generales.

Llevamos, de todos modos, muchos meses viviendo una crisis institucional sin precedentes y eso hace que estamos inmersos en un clima de crispación y desacuerdo entre los dos grandes partidos y, esta situación, no solo va a continuar hasta las elecciones generales, sino que es muy probable que vaya en aumento. Eso es algo que tienen asumido en la dirección de todos los partidos No habrá tregua, y el tiempo apremia.

En el PP preocupa la falta de fondo de Núñez Feijóo. El líder del Partido Popular poco a poco se va desinflando a pesar de los sondeos de empresas privadas que le otorgan una primera posición en unas elecciones generales. Hemos visto como ha zozobrado con el tema de la legalización del regadío de fresas en los entornos de Doñana. La irrupción en el debate político del cambio climático a solo un mes de las elecciones autonómicas y municipales ha supuesto un serio contratiempo para el PP. El grupo dirigente de los populares se ha percatado de la situación y ha decidido rebajar las expectativas sobre las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo. Son conscientes de que en política es fundamental la gestión de las expectativas.  Y eso es un signo de madurez política que acostumbra a generar buenos rendimientos electorales.

Por su parte, el PSOE ya ha puesto en marcha una doble estrategia. Por un lado, está poniendo en práctica una “lluvia fina”, explicando, de forma clara y muy pedagógica las 192 reformas que se han llevado a cabo a lo largo de la legislatura y que en ocasiones han pasado desapercibidas. En ese contexto, es razonable pensar que Pedro Sánchez irá desgranado nuevas iniciativas como  la construcción de 20.000 nuevas viviendas públicas en terrenos del Ministerio de Defensa, que se unirán a las 50.000 de la Sareb y las 43.000 financiadas por el ICO.  Por otro, los líderes territoriales socialistas, que parten con la ventaja de hacer campaña desde la posición privilegiada de sus respectivos gobiernos, se centrarán en la estabilidad institucional, defenderán los intereses particulares de cada región, pero tendrán un hilo conductor que serán las políticas sociales del Gobierno Central y ensalzar las medidas de La Moncloa contra el aumento de los precios por la inflación.

Como siempre que se celebran unas elecciones hay muchas cosas en juego y, sin duda alguna, lo que más nos convine a todos es que ganen y gobiernen aquellas opciones que mejor favorezcan el bien común y le interés general. Pero este ciclo va a suponer, también, una criba para los líderes políticos y es muy probable que, más de uno, ante la crudeza de los resultados tenga que dejar la política activa.

Y si no, tiempo al tiempo.

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 27/04/2023

DEL SOCIALISMO A LA SOCIALDEMOCRACIA

En el siglo XIX, la socialdemocracia fue una tendencia revolucionaria difícil de diferenciar del comunismo. Pretendía acabar con la división...