Junts no es un partido político al uso. Junts se fraguó en el otoño de 2017, como consecuencia de la incomodidad de Carles Puigdemont con la forma de hacer de su organización, entonces el PDeCAT. El dirigente independentista, con un puñado de colaboradores, algunos antiguos compañeros de viaje en la cosa pública y otros ajenos a la política, constituyó su propio sanedrín. Eso hizo posible que, en las elecciones de diciembre de 2017, se presentasen con la marca Junts per Catalunya, una plataforma integrada por el PDeCAT —heredero de Convergència— e independientes.
Un tiempo después, los que habían entrado como
independientes, en un golpe de audacia, se hicieron con el control de
Junts, y dejaron al PDeCAT en la cuneta de la irrelevancia. Los rostros más visibles de ese
grupo son Laura Borràs, Miriam Nogueras o Joan Canadell, pero junto a ellos
existen otras personas de tipología sociológica similar. Son gentes con formación y que han llegado a
la política no tanto por vocación de servidores públicos ni para conseguir
empleo, sino porque su situación laboral no satisface sus expectativas y no les
aporta la notoriedad social deseada. Otros son empresarios que ven en el Estado
un freno a su actividad y buscan establecer una legislación y condiciones más
favorables a la pequeña y mediana empresa.
Así pues, en Junts conviven dos almas. Por una parte,
están los que sobrevivieron al naufragio de Convergencia, es el caso de Josep
Rull, Jordi Turull o Albert Batet y por otra, los recién llegados.
A estos últimos no les valen las medias tintas. Por
eso, su planteamiento es netamente unilateralista, o todo o nada. Si resulta,
tienen mucho que ganar. Si no, volverán a la casilla de salida, pero no tienen
tiempo —muchos están en la cincuentena— para participar en reuniones, actos y escalar
posiciones en la estructura de un partido.
Tras las renuncias sucesivas a sus respectivos cargos
de Jordi Sánchez, Carles Puigdemont y Elsa Artadi, el partido quedó, aunque fuese
momentáneamente, descabezado; pero sobre todo perdió su principal activo
electoral: Puigdemont; el president legítimo dicen ellos.
Ante esa situación y tras intensas negociaciones más o
menos discretas, se llegó a una solución de consenso para que Jordi Turull y Laura Borràs fueran propuestos para ocupar la secretaría general
y la presidencia, respectivamente.
Este último fin de semana se ha escogido a la nueva
dirección, en la
primera fase de un cónclave que han celebrado en Argelers, en la región
francesa de Catalunya del Nord. La votación telemática, en la que podían participar todos los afiliados
con un mínimo de seis meses de antigüedad y estar al corriente de pago, ha dado
como resultado un 92% de los votos para el exconseller Turull, y un 78% para
Borrás, presidenta del Parlament.
Esa nueva dirección, que fue diseñada de manera
equitativa por la presidenta y el secretario general, será la encargada de
elaborar una propuesta de ponencia política para actualizar la hoja de ruta, la
estrategia del partido y la modificación de los estatutos, con el objetivo que
la nueva presidencia del partido tenga también funciones ejecutivas y no solo
de representatividad como sucedía hasta ahora.
Los nuevos máximos dirigentes no lo tendrán fácil
porque Turull sigue cumpliendo condena de inhabilitación por el 1-O, por lo que
sus aspiraciones políticas se limitan, de momento, a la vida orgánica del
partido. En paralelo, Laura Borràs está amenazada por la causa judicial abierta
en el TSJC por supuesto fraude en la gestión de la
Institució de les Lletres Catalanes. En consecuencia, una de las
tareas del nuevo órgano rector será buscar cabezas de cartel para las próximas
contiendas electorales, tanto en el ámbito municipal (en especial deberán
pensar en Barcelona), sin olvidar el Congreso de los Diputados y el Parlament.
En una carta enviada a los
militantes días antes del Congreso, Borràs y Turull reivindican la "lógica de
movimiento de emancipación nacional" que representa Junts como "un
instrumento de construcción nacional y de acción política en favor de la
libertad de Catalunya y del progreso y el bienestar de su gente". En
el texto reivindican Junts como un partido "nuevo, abierto,
democrático, nacido de la generosidad y la suma de personas y el
capital cultural y el bagaje de las plurales tradiciones ideológicas del
independentismo".
Este es el
enésimo intento de ocupar el espacio sociológico y electoral que dejó vacío
Convergencia, aunque desde una radicalidad impensable en los buenos tiempos del
pujolismo del “peix a cove”. Por eso, no sé si las dos almas del partido, junto
con la dirección bicéfala, sumado a los planteamientos fundacionales que se
desprenden de la misiva enviada a la militancia auguran larga vida y grandes
éxitos al proyecto.
Bernardo
Fernández
Publicado en e notícies 06/06/2022
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