27 d’abril 2019

CARTA ABIERTA A UN INDECISO


Señor indeciso: según un estudio del CIS, hecho público hace un par de semanas, usted forma parte de una legión de ciudadanos que aún no han decidido si irán a votar en las elecciones generales del próximo 28 de abril y, si va, por quien lo van a hacer.

Son ustedes más del 40% de las personas con derecho a voto en esos comicios. La cifra inquieta porque son diez puntos más que en 2016 y se equipara con los indecisos de 2015 que fue el récord desde los años noventa. O, dicho de otro modo: unos quince millones de personas aún no han tomado una decisión.

Desde luego razones no les faltan: corrupción, falta de liderazgos sólidos, inexistencia de auténticos hombres de Estado, promesas incumplidas… En definitiva, el alejamiento de los políticos de los verdaderos problemas de los ciudadanos ha generado la desafección a la política. Las consecuencias son evidentes:  la indiferencia y la indecisión que a menudo se acaba convirtiendo en abstención.

Sorprende la diferencia de orígenes socio políticos de los integrantes de ese macro club del no sabe no contesta. Quienes más reticentes se muestran son los jóvenes de menos de 24 años. Lo mismo ocurre con las mujeres. Sin embargo, las estadísticas nos dicen que al final los jóvenes votan menos y las mujeres igualan en porcentaje de votación a los hombres.

Resulta llamativo que la indecisión gane adeptos entre gente con estudios. En 2008 los indecisos se repartían por igual entre gente con formación o sin ella. En cambio, desde 2015 se está detectando un fuerte aumento de las personas que no sienten “ningún interés por la política” entre votantes potenciales con mayor nivel académico.

La política tiene razón de ser cuando sirve para mejorar la vida de las personas; si no, no es política, es otra cosa. Lo estamos padeciendo en primera persona con propuestas no solamente imposibles, sino, también, excluyentes. Ha llegado el momento de pasar página y apostar por un proyecto integrador.

Es preciso que el próximo 28-A elijamos a unos gobernantes que se marquen como objetivo la calidad en la sanidad y en la educación, que crean en la innovación con la misma intensidad que en la justicia social. Necesitamos que las pensiones de los mayores además de ser dignas estén garantizadas. De la misma manera que necesitamos y queremos a las mujeres en igualdad con los hombres.

Nuestro país se ha de abrir al mundo y hemos de hacerlo basados en la igualdad y la justicia social. Si queremos afrontar los grandes retos de la sostenibilidad y la globalización, solo con políticas públicas de calidad y fuertes inversiones en I+D+i, podremos aspirar al éxito.

La visión reduccionista de las amnistías fiscales a aquellos que nos defraudaron a todos; al igual que las reformas laborales que solo favorecen al empresariado rancio y sin capacidad de renovación no tienen viabilidad alguna. No podemos volver al pasado, ahora nos toca encarar el futuro.

Hay quien dice que estas elecciones son las más importantes que hemos tenido nunca. Todas lo son porque de un modo u otro nos marcan el camino a seguir. Cada una en su ámbito. Incluso en las que se escoge al representante de la comunidad de vecinos tienen su importancia. Como se elija a un plasta obsesionado en reformar la fachada y adornar la escalera estaremos apañados, nos dará el año.

Pue bien, algo parecido puede suceder si escogemos a unos individuos para que nos gobiernen con mentalidades retrogradas. Nos retrotraerán a la España casposa y mojigata. La ley del aborto de 1985, las mujeres atadas a la pata de la cama, una buena sanidad para quien se la pueda pagar, más pobreza, más precariedad y hasta un 155 indefinido si genera rentabilidad partidista, son el armazón del programa electoral que presentan en estas elecciones.

Por todo eso señor votante indeciso, le pido que lo piense tanto como quiera, pero que el 28-A vaya a votar y vote pensando en el futuro, no pensando en aquella España de charanga y pandereta que pasó y nunca más ha de volver.  

Confío en usted y espero que no me defraude.

Atentamente.



Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 23/04/19

09 d’abril 2019

DE MAL EN PEOR


Claro y concreto: para los indepes partidarios del “cuanto peor mejor”, las cosas van de mal en peor.



Así es. Casi todas las encuestas que se publican sobre las elecciones europeas dicen que Carles Puigdemont no obtendrá escaño de eurodiputado. Quizás por eso, el expresident fugitivo, después de fracasar en su intento de lograr una candidatura conjunta con el PNV para el Parlamento europeo, ha hecho una llamada desesperada a ERC para concurrir juntos a esos comicios, a la que los republicanos han hecho oídos sordos.



El fugado de la justicia sabe que se le acaba el momio y necesita encontrar la manera de seguir medrando sin dar un palo al agua. Además, como que las desgracias nunca vienen solas, parece que pronto le caducará el DNI y poco tiempo después el pasaporte, con lo que quedará en un limbo legal. Será interesante ver como solventa el asunto el genio de Amer, porque no es un tema menor quedarse sin documentación vigente.



Por otra parte, para Quim Torra esta última semana, ha sido una semana “horribilis”. La parálisis del Govern es evidente. Ha sido incapaz de presentar unos presupuestos, pierde una de cada tres iniciativas que se presentan en la Cámara catalana y las que gana no las ejecuta. Por eso, el miércoles, 3 de abril, el PSC presentaba, en el Parlament, una moción instando al president a someterse a una cuestión de confianza o convocar elecciones. Tras el correspondiente debate y votación, la propuesta de los socialistas salió adelante, por lo que la oposición reprobó al Gobierno de la Generalitat.



La moción se ganó con los votos de PSC, Catalunya en Comú-Podem, PP, Ciudadanos y la ausencia de la CUP. Los antisistema después de cargar contra Torra y exigirle que convocase elecciones ya, salieron del hemiciclo para no votar la iniciativa de los responsables del 155. Algunos a eso le llaman coherencia. Sin comentarios.



El caso es que la moción de los socialistas es un duro revés a la gestión de Torra. Los grupos que la han apoyado y que por lo tanto piden una moción de confianza o un adelanto electoral, han cosechado más votos que Junts per Catalunya y ERC. Eso es lo relevante.



Es verdad, como argumentan los secesionistas, que el resultado de la moción no es jurídicamente vinculante, pero no es menos cierto que tiene una fuerte carga política y no se puede ignorar.

Y, para terminarlo de arreglar, se ha conocido el último barómetro del CEO, según el cual, de haber hoy unas elecciones en Cataluña, ERC ganaría holgadamente, logrando entre 40 y 43 escaños, ahora tiene 32, mientras que JxCat perdería unos 12 diputados y pasaría a ser la tercera fuerza en el Parlament.

Carles Puigdemont como pseudo líder político tiene los días contados. Hasta la que fuera su escudera, Marta Pascal, cuestiona que se pueda dirigir Cataluña desde Waterloo (bienvenida al club).     Quim Torra no gobierna, hace teatro; pero con la cuestión de las pancartas y los lazos ha quedado claro que cuando el poder se pone serio, las frivolidades se acaban.

En estas circunstancias, los secesionistas radicales harían bien en ir buscando recambios por lo que pueda venir. En cuanto acabe este ciclo electoral, las cosas van a empezar a ponerse en su lugar y más de cuatro van a tener que hacer mutis por el foro.

Avisados quedan.



Bernardo Fernández

Publicado en el Catalán 08/09/19

01 d’abril 2019

LA PARTICULAR RECONQUISTA DE VOX


Cuentan los libros de historia que, en el siglo VIII, tuvo lugar la batalla de Covadonga. El noble Pelayo, al mando de un puñado de hombres derrotó a una patrulla musulmana en las montañas del norte de Iberia y estableció el reino cristiano independiente de Asturias. De esa forma, se inició la Reconquista que acabaría casi ochocientos años después con la toma de Granada.
Ahora, en pleno siglo XXI, un partido político llamado Vox ha decidido, empezando por el sur, llevar acabo su particular reconquista de la España roja, plurinacional y bastarda para reimplantar la España como “unidad de destino en lo universal”.
De hecho, esa organización hace años que existe como tal. No son pocos los militantes que provienen del PP e incluso de otros grupos más a la derecha. El propio Santiago Abascal, su líder, trabajó para Esperanza Aguirre y se forjó ideológicamente en FAES
Pero cuando el foco mediático se puso en ellos fue en las elecciones de Andalucía del pasado 2 de diciembre. Entonces, obtuvieron 12 escaños y acabaron siendo determinantes para que PP y Ciudadanos formaran gobierno.
Hasta aquí, todo sería, más o menos, normal y se podría entender dentro de la dinámica de la política actual. Lo que ocurre es que, si uno le echa un vistazo a su programa político o a las declaraciones de sus líderes, la cosa cambia.
Para muestra un botón:
1. Suspensión de la autonomía catalana hasta la derrota sin paliativos del golpismo y la depuración de responsabilidades civiles y penales. 2. Ilegalización de los partidos, asociaciones u ONGs que persigan la destrucción de la unidad territorial de la Nación y de su soberanía.
Leer estos dos primeros puntos de su programa electoral es más que suficiente para que cualquier persona sensata se le ponga la piel de gallina. Al fin y al cabo, sólo hay noventa y ocho puntos más en su catecismo del mismo calibre. Por lo tanto, no hace falta entrar en otras bagatelas como sus ideas sobre las políticas de género, el aborto, el uso de armas, la Ley de Memoria Histórica o la islamofobia que no disimulan. Todo minucias. Cosas sin mayor importancia.
De todas formas, no deberíamos exaltarnos más de lo estrictamente necesario con todas estas cuestiones. Si echamos la vista atrás nuestra historia electoral está salpicada de estrambotes. ¿Quién no recuerda a Gil y Gil o a Ruiz Mateos? Sin embargo, aquí el problema es otro.
Para empezar, esta gente tiene un sedimento ideológico que no tenían los antes citados. Además, Vox nace en un contexto donde la extrema derecha está creciendo a pasos agigantados en toda Europa. Por si todo es fuera poco, un personaje tan siniestro como Steve Bannon, exasesor estratégico de Donald Trump y de otros demócratas convencidos como Jai Bolsonaro o Mateos Salvini se ha asentado en Roma para diseñar el esquema político en las próximas elecciones europeas de mayo y pretende que los de Santiago Abascal sean una pieza clave en ese tablero.
De hecho, Bannon, tiene contactos más o menos regulares con los dirigentes de Vox desde 2107. En opinión de ese populista ultraliberal, individuos como Salvini, los ya citados Trump y Bolsonaro, Orban e incluso Le Pen son los políticos que han dirigir el mundo en los próximos años.
ES evidente, que se está configurando una nueva derecha, no sólo en Europa, también en EE UU y en América Latina. Es una derecha extrema que, aunque intenta transmitir una imagen amable, no puede disimular los ramalazos autoritarios que lleva en su ADN. Además, demuestra una tremenda capacidad de adaptación al lugar en que se presenta y eso la hace atractiva.
Vox supo encontrar en Andalucía la rendija que le permitió saltar a la primera línea política.  La derecha clásica está cometiendo el grave error de no cerrarles el paso y le da cancha a cambio de un puñado de votos. Eso les ha permitido arrebata el gobierno andaluz a los socialistas y llegar al palacio de Sam Telmo.
La idea del PP y Ciudadanos es repetir la jugada, sí la aritmética lo permite, tras el 28-A. Sí eso llega a ocurrir, Vox no tardará ochocientos años en llevar a cabo su reconquista. En cuatro días nos devuelven a la España en blanco y negro. Y a poco que nos despistemos vuelven a mandar gente al paredón.
Créanme que no exagero.

Bernardo Fernández
Publicado en e notícies 29/03/19


DEL SOCIALISMO A LA SOCIALDEMOCRACIA

En el siglo XIX, la socialdemocracia fue una tendencia revolucionaria difícil de diferenciar del comunismo. Pretendía acabar con la división...