A pesar del fuerte impacto de la inflación, la riqueza
conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha más que duplicado desde
2020, pasando de 405.000 millones de dólares a 869.000 —unos 14 millones de
dólares por hora— mientras que la riqueza acumulada del 60% más pobre (casi
cinco mil millones de personas) ha disminuido. De seguir así, el mundo tendrá
su primer billonario dentro de una década, aunque la pobreza no será erradicada
hasta dentro de 229 años.
El
párrafo anterior está extraído del informe Desigualdad S.A, de OXFAM Intermón, publicado
el mismo día que las élites empresariales se reunían en el Foro Económico
Mundial en Davos. Ese dosier pone de manifiesto que siete de las diez empresas
más grandes del mundo tienen a un milmillonario como director ejecutivo o
accionista principal. El valor de mercado conjunto de estas empresas es de 10,2
billones de dólares, cifra que supera el PIB sumado de todos los países de
África y América Latina.
La localidad suiza de Davos acogió, una
vez más, entre el 15 y el 19 de este mes
de enero, el encuentro
anual del Foro Económico Mundial que este 2024 se ha reunido bajo el lema
"Reconstruyendo la confianza". Este evento congrega entre jefes de
estado y de gobierno, directores ejecutivos de empresas, representantes de la
sociedad civil, medios de comunicación globales procedentes de África, Asia,
Europa, Oriente Medio, América Latina y América del Norte, cerca de 2.500
personalidades, con el objetivo de trabajar juntos para reconstruir la
confianza y dar forma a los principios, políticas y asociaciones necesarias
para afrontar los retos que plantea el año 2024.
La guerra en Ucrania y el aumento en la
inflación y los tipos de interés han desencadenado importantes transformaciones
y en esa reunión se pretendía abordar los riesgos sistémicos para evitar la
incertidumbre y la fragilidad. El Foro de Davos 2024 ha buscado impulsar soluciones
con visión de futuro y abordar los retos mundiales más acuciantes mediante la
cooperación público-privada.
No cabe duda que, esos encuentros,
eminentemente, económicos tienen, también, una estrecha relación con la
política. Por eso, no es casual que cada año acudan a la cita los líderes
políticos más en boga en el momento.
En esta ocasión fue el ultra liberal
argentino: Javier Milei, la estrella del evento. No podía ser de otra manera
porque este hooligan social, recién llegado a la cúpula del poder, es un
defensor a ultranza del libre mercado y ese es el becerro de oro de los
ejecutivos que llenaban a reventar la sala de convenciones.
Según el líder argentino, el mundo se encuentra en
manos del socialismo en todo el planeta. “Estoy
acá para decirles que Occidente está en peligro. En todo el mundo, los líderes
que deben defender sus valores se encuentran cooptados por una visión del mundo
que conduce al socialismo y a la pobreza. En las últimas décadas, motivados
algunos por el deseo biempensante de querer ayudar al prójimo, y otros por el
deseo de pertenecer a una casta privilegiada, los principales líderes del mundo
occidental han abandonado la libertad por el llamado colectivismo, que es la
causa de todos los problemas”, sostenía Milei, mientras ejecutivos,
políticos y periodistas internacionales escuchaban la traducción —habló en
castellano— y se miraban sorprendidos porque si algo brillaba por su ausencia
en Davos era el socialismo, porque ni estaba ni se le esperaba.
“El capitalismo es la única herramienta que tenemos para acabar con el
hambre y la pobreza en el planeta. La doxa [opinión, en griego] de la izquierda es atacar al
capitalismo por ser, según ellos, injusto. Dicen que es malo porque es
individualista y bregan por la justicia social. Pero ese concepto que en el
mundo se ha puesto de moda, el de la justicia social, es una idea injusta,
violenta, porque los impuestos se cobran de manera coactiva. Nadie paga impuestos
voluntariamente. El Estado se financia a través de la coacción. Si una empresa
genera buen producto le va a ir bien, si el Estado castiga al capitalista por
tener éxito destruye sus incentivos, y la torta será más chica. El colectivismo
ata al emprendedor de las manos”, prosiguió
impertérrito el personaje.
Sin embargo, resulta que el estudio de OXFAM
Intermon dice que: Para la mayoría de las personas en
todo el mundo, el inicio de esta década ha sido tremendamente difícil. 4.800
millones de personas son más pobres hoy que en 2019. Para las personas más
pobres (generalmente mujeres, personas racializadas y grupos excluidos de la
sociedad), la vida cotidiana se ha vuelto aún más difícil. La desigualdad
mundial, es decir, la brecha entre el Norte y el Sur global ha crecido por
primera vez en 25 años. Los precios están superando a los salarios en todo el
mundo: Cientos de miles de personas ven cómo cada mes sus salarios dan para
menos y sus perspectivas de un futuro mejor se disipan. El colapso climático,
impulsado por los súper ricos, está aumentando drásticamente la desigualdad
global. El descontento social crece de forma exponencial. A los Gobiernos les
resulta imposible mantener sus finanzas a flote ante el aumento de la deuda y
la escalada de los precios de las importaciones de combustible, alimentos y
medicinas. Los países de renta baja y de renta media-baja desembolsarán cerca
de 500 millones de dólares diarios de aquí a 2029 en concepto de intereses y
pagos de deuda, y tendrán que hacer drásticos recortes en el gasto para poder pagar
a sus acreedores. Y, con frecuencia, estos recortes tienen un impacto
especialmente perjudicial para las mujeres.
De forma consciente y deliberada he querido
contraponer en una misma columna dos visones totalmente opuestas de la
situación en la que vivimos; ahora cada cual es muy libre de tomar partido por
la que considere más próxima a la realidad, pero que nadie olvide que, por aquí,
hay muchos Milei emboscados, acechando su oportunidad.
Bernardo Fernández
Publicado en E notícies 25/01/2024.