28 d’octubre 2013

ABRIR EN FESTIVO

Los capitostes del comercio y el Ayuntamiento de Barcelona han ido mareando la perdiz, de abrir o no las tiendas los festivos, hasta que el tema ha madurado lo suficiente para ponerlo sobre la mesa. El detonante ha sido un estudio de la Universidad de Barcelona, según el cual abriendo los festivos  de julio y agosto, en determinadas zonas de la ciudad, se potenciarían  las compras turísticas, sin modificar los hábitos de los compradores locales.  
El mencionado informe sugiere que incluso se podrían generar puestos de trabajo. Pero pasa por alto que lo que hacen las empresas, en estos casos,  es cambiar el día de fiesta de los empleados (el festivo por cualquier otro día de la semana y así ni siquiera se da la opción a cobrar el día trabajado). 
Sería bueno que alguien explicara con qué legalidad moral se permitirá abrir en Paseo de Gracia y no en Vía Julia. O bien, ¿quien va a garantizar que en aras de la libre competencia pasado mañana  no se permitirá abrir 365 días al año y 24 horas al día?
De abrirse así la veda, es posible que lo que para empezar se plantea en zonas delimitadas, días determinados y horarios acotados, en breve se convierta en una guerra sin cuartel, con el lema sálvese quien pueda.  
Soy de la opinión que no se puede prohibir trabajar cuando hay trabajo. Ahora bien, se debería ponderar si el beneficio de unos no será un prejuicio excesivo para otros. Es falaz decir que no se perjudicará al resto del comercio de la ciudad. Es muy probable que se produzca la compra de traslación (“como  mañana está abierto en el centro, realizaremos allí nuestra compra”).
Ciertamente, tan legítima es una opción como otra, pero el Gobierno municipal no puede seguir con su  ambigüedad calculada. El discurso convergente, que consiste en decir que protege al pequeño comercio mientras impulsa la desregulación por debajo de la mesa, está agotado. 
“No escupas para arriba que te puede caer en la cara”, dice un viejo refrán. Eso es exactamente lo que  le ha sucedido al Departamento de Empresa que meses atrás impugnó el decreto estatal que duplica la abertura en días festivos y ahora, si prospera la iniciativa de Barcelona, se verá obligado a autorizar aquello que recurrió
Abrir o no abrir las tiendas en festivo: esa es la cuestión.

Bernardo Fernández

Publicado en ABC 22/10/13

PENSIONES Y PERAS LA OLMO

Los sistemas públicos de pensiones junto con la sanidad y la educación  son los pilares básicos del Estado del Bienestar. Las pensiones públicas de vejez se iniciaron en Alemania con el canciller Bismarck a finales del siglo XIX. Pero no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial que se consolidaron y ampliaron en el Reino Unido. Esto sucedió con un gobierno laborista  a partir del informe Beveridge. En el sistema de economía planificada de Rusia y los países de la órbita soviética también se disponía de unas prestaciones para cubrir las necesidades de la genta mayor. Es decir, en Europa han existido desde principios del siglo XX diversos  sistemas de pensiones públicos y obligatorios para los trabajadores.
España, a pesar de que se incorporó más tarde al proceso histórico de desarrollo de la sociedad del bienestar, ha realizado un esfuerzo considerable durante las tres últimas décadas. En la etapa democrática se ha recuperado buena parte del terreno perdido en el ámbito de la política social. La brecha social que nos separaba de los países europeos más desarrollados se redujo durante el periodo de 1982-1996, pero volvió a abrirse entre 1996 y 2004, para disminuir aceleradamente durante los años siguientes. Lamentablemente desde diciembre de 2011, estamos retrocediendo un importante trecho de la senda recorrida. Y es un hecho poco cuestionable que el Gobierno de Mariano Rajoy está haciendo recaer las reformas y ajustes para salir de la crisis en aquellos que tienen menos capacidad de defensa. Además, la severidad de la crisis económica que estamos padeciendo ha hecho que la viabilidad del sistema público de pensiones haya sido seriamente cuestionada.
En consecuencia, el sistema español de pensiones vive hoy una encrucijada histórica.  No le falta razón a la ministra de Empleo Fátima Báñez cuando dice que “la reforma de las pensiones es el debate más importante que tiene planteado la sociedad española”. Ahora bien, lo que trasluce más allá de las palabras de la ministra es el interés en provocar un cambio en profundidad de nuestro sistema público de pensiones, que responde a planteamientos ideológicos,  En esencia se trata de reducir la cuantía de las pensiones contributivas, para ampliar el campo de acción de los fondos privados de pensiones.
La Seguridad Social es uno de los sistemas públicos que moviliza más dinero en cualquier país. Y en el caso concreto de España está, a día de hoy, fuera de la órbita de las entidades financieras. (Bancos, Cajas y compañías de seguros)  No cabe duda que las considerables cantidades de dinero que se generan en este terreno son un fuerte polo de atracción para las entidades privadas. En esta situación, a nadie debe extrañar que éstas promuevan de todas las maneras posibles la privatización de una parte la Seguridad Social, obviamente la que resulta rentable. Pero para alcanzar sus objetivos, necesitan de alguien que les aplane el camino y el Gobierno del Partido Popular  se está convirtiendo en el colaborador necesario.
Las entidades financieras no dejan de insistir de forma machacona en la inviabilidad del sistema, por lo que éste, pensiones incluidas -amenazan-, se colapsará en los próximos años. Valga decir aquí que está predicción se repite de forma cíclica. Se hizo en los primeros 70 vaticinando el colapso para los finales de la misma década, se repitió al inicio de los 80, después en los 90 y ahora vuelve el aviso con más fuerza si cabe, y esta vez, además, en medio de una crisis económico financiera que lo hace todavía más pernicioso.
La reforma de las pensiones afecta a nueve millones de pensionistas. También a aquellos que ya han cumplido el medio siglo de vida y ahora ven próximo el momento  de empezar a cobrar su pensión. Pero a éstos les entran todos los sudores del mundo al pensar que, con el factor de sostenibilidad y la supresión del IPC para calcular las revalorizaciones, disminuirá su pensión, y, por tanto, caerá su nivel de vida.
Según datos del Instituto de Estudios Fiscales, órgano dependiente del Ministerio de Hacienda, se prevé que las pensiones puedan bajar hasta un 40%. Se ha calculado que con la reforma las pensiones medias lleguen a caer, según vayan las cosas, 1.500 euros anuales. Que la devaluación de la prestación se alargará como mínimo hasta 2022 y que se espera un ahorro anual sostenido de unos 5.000 millones de euros. En conjunto el Gobierno espera ahorrar 33.000 millones. Es evidente que con esas cifras sobre la mesa la revuelta social está servida.
En estas circunstancias, lo razonable sería que el presidente del Gobierno dejara de esconderse y explicara la situación. Esta sociedad ha dado pruebas sobradas de madurez y si se le explica que la fuerte destrucción de empleo está provocando un elevado déficit en la Seguridad Social que impide revalorizar las pensiones e incluso obliga a recortar las prestaciones de más cuantía como se ha hecho con el funcionariado, la gente comprenderá. Ciertamente no será un plato de gusto para nadie, pero será preferible  a generar dudas sobre el sistema público de pensiones en los próximos 30 años.
De todos modos, siendo el presidente del Ejecutivo Mariano Rajoy, con el currículo de comunicador y dialogante que se ha ganado a pulso, haciendo comparecencias de prensa sin preguntas y con pantallas de plasma, tal vez sea más factible pedir peras al olmo. 

Bernardo Fernández

Publicado en Crónica Global 18/10/13

06 d’octubre 2013

EL FUTURO DE LA MONARQUÍA

Quisiera empezar estas líneas deseando una rápida recuperación, en su estado de salud, al ciudadano Juan Carlos de Borbón Borbón-Dos Sicilias. Asimismo, quiero aprovechar la inmejorable oportunidad que me brinda esta ventana que es Crónica Global para pedir a Juan Carlos I, Rey de España, que abdique. Que abdique por dignidad, por respeto a su familia y a lo que representa y, sobre todo, que abdique por la dignidad y el respeto que el pueblo al que reina, estoy seguro, le merece.


Soy republicano convencido y espero, más pronto que tarde, poder ver la proclamación de la III República Española, pero mientras eso no sucede, nos conviene que la casa esté lo más adecentada posible. Por eso, resulta necesario tener una Jefatura de Estado que sea capaz de afrontar los temas con la máxima capacidad y disponibilidad posible, y, a día de hoy, ese no es el caso.

Como afirma Jaime Ignacio del Burgo, en una Monarquía parlamentaria el rey carece de poder real, ya que este reside en la Cortes y es al Gobierno a quien corresponde la dirección de la política exterior e interior. Pero la Corona ha de ejercer, en momentos de crisis institucional, una función arbitral y moderadora, cuyos contornos no están definidos en al Constitución y nadie se ha ocupado de definir; pero que sobre todo adquiere mayor relevancia cuando se trata de asuntos que afectan a la unidad y a la permanencia de la nación y de Estado, cuyo símbolo es precisamente el Rey. Quizá si en el affaire del soberanismo catalán la Corona se hubiera implicado, mediado adecuadamente y a tiempo, a lo mejor ahora estaríamos viviendo otra dimensión del problema.

En la última encuesta llevada a cabo por el CIS, se pone de manifiesto la caída en desgracia de la Monarquía. La desafección colectiva hacia la Corona no es una anécdota. La opinión pública en general está dando la espalda a la Institución. Como dicen desde la dirección del PSOE “la Corona debe trabajar mucho para ganarse a la ciudadanía que sufre”. También es verdad que el Rey lleva más de 37 años en le trono y eso supone un desgaste que sumado a otras cuestiones conocidas por todos, han hecho que el deterioro de la Corona y de la imagen del Rey sea profundo. De todos modos, conviene no olvidar que la Monarquía es la institución menos regulada de nuestro sistema constitucional.

Puesto que estoy convencido de que mi petición de abdicación, con la que empezaba estas líneas, no será tenida en cuenta, considero que el Rey debería contemplar y completar su rehabilitación física con la rehabilitación política de la Institución -la palabra es polivalente y sirve tanto para lo físico, lo ético y lo político-. Para ello, debería comparecer en el Congreso de los Diputados dar explicaciones (todas), proponer soluciones (abdicación, regencia o continuidad) y plantear una amplia gama de reformas que hicieran posible la transformación de la actual Monarquía en una institución conforme a los tiempos que vivimos.

Ciertamente, seria una situación excepcional en la que no hace falta ofender ni humillar a nadie, pero que devolvería la dignidad perdida a la más alta magistratura del Estado. Eso si, en todo ese proceso, se deberían evitar las vejaciones, los servilismos y los privilegios innecesarios. Tal vez sería duro, si, pero ineludible. No podemos olvidar que el Congreso es el representante legítimo de los ciudadanos y allí sabrán encontrar el formato adecuado.

Los ciudadanos estamos faltos de gestos sinceros; y por esa vía la Corona podría reconectar con la ciudadanía. Más adelante, el tiempo dirá.



Bernardo Fernández

Publicado en Crónica Global 05/10/13

LA ESPIRAL DEL SILENCIO



La teoría de la espiral del silencio parte del supuesto básico de que la mayor parte de las personas tienen miedo al aislamiento. Alexis de Tocqueville en el siglo XIX ya defendió que la gente puede preferir el error al miedo. Por eso, muchos conciudadanos, antes manifestar sus opiniones, primero tratan de identificar las ideas, para luego sumarse a la opinión mayoritaria o consensuada. En esta disyuntiva la principal fuente de información deberían ser los medios de comunicación, en especial los públicos, que facilitando la máxima información de forma neutra y veraz facilitaran a los ciudadanos las herramientas necesarias para que estos pudieran forjarse una opinión sin perjuicios previos.

Según Noelle-Neumann, un clima de opinión actúa como un fenómeno de contagio, ya que la opción mayoritaria se extiende rápidamente por toda la sociedad y decanta las tendencias hacia una determinada opción que cristaliza en adhesión y votos.

Es innegable que algo de eso está sucediendo hoy en Cataluña. Sin negar ni un ápice el éxito que supuso la Vía Catalana para la Independencia del pasado 11 de septiembre (un millón largo de personas salieron a la calle), es evidente que ninguna entidad, por potente que sea, si no cuenta con un gran apoyo logístico y, sobre todo, propagandístico, no puede llevar a cabo semejante proeza.

Y ahí, desde mi punto de vista, es donde nace una parte de los problemas que tenemos hoy en Cataluña, y ese es el embrión de gran parte de los que se nos avecinan: la falta de ecuanimidad de los medios de comunicación públicos.

Me consta que muchos conciudadanos se sienten amedrentados por el aparato de propaganda oficial. Para decirlo claro: se está ejerciendo un férreo control sobre la información y no se respetan unos mínimos estándares de verdad y objetividad. En esas circunstancias, como sostiene Manuel Cruz, se le hurta de este modo al ciudadano la posibilidad de llegar a las urnas (cuando sea) en condiciones democráticamente aceptables.

Y aquí, más pronto que tarde, deberemos ir a votar.



Bernardo Fernández

Publicado en ABC 02/10/13


OTRO OTOÑO CALIENTE

Las vacaciones empiezan a ser un recuerdo lejano para aquellos que tuvimos la suerte de hacerlas. La realidad se impone. El curso político ha empezado fuerte. Los presagios no parecen nada halagüeños Como se suele decir en estas fechas: este año vamos a tener un otoño caliente. Ciertamente, la frase se ha convertido en un clásico, pero es bien verdad que tal y como están las cosas vamos a tener un otoño cargado de acontecimientos, tanto a nivel mundial como en España y, también, en Cataluña.


Veamos: el pasado 28 de agosto se cumplieron 50 años desde que Martín Luther King pronunció su famoso “I have a dream.” Con el primer presidente negro de la historia de los EEUU, Barack Obama, el racismo debería ser cosa del pasado. Sin embargo, las desigualdades en el país más desarrollado del planeta siguen siendo una realidad. Sería absurdo negar que los avances que se han producido, en este medio siglo, han sido enormes, pero todavía están lejos de ser suficientes: la pobreza infantil en los negros triplica la de los blancos y el desempleo es casi el doble. La brecha en el rendimiento educativo entre blancos y negros es brutal. Y, todavía hoy, en pleno siglo XXI, un negro tiene muchas más probabilidades de ir a prisión y ser condenado que un blanco.

En el discurso que Obama pronunció para conmemorar el acontecimiento advirtió que mientras no se avance en justicia social en EEUU y se ponga punto final a lo que él denominó “discriminación legalizada” el sueño de auténtica igualdad del predicador asesinado a tiros no se habrá cumplido. Y lo que sucede en Estados Unidos, nos guste o no, nos ataña de manera directa a todos los habitantes de la tierra.

Si echamos un vistazo a Oriente próximo, el ataque químico denunciado por la ONG Médicos sin Fronteras y confirmado por los investigadores de Naciones Unidas, ha hecho que la guerra civil que se padece en Siria haya vuelto a ocupar las cabeceras de todos los medios de comunicación. EEUU, con el soporte de Francia señalan directamente a Bachar el Asad como responsable máximo de lo sucedido y hacen campaña por una intervención armada. Por su parte. Sin embargo Rusia e Irán culpan a los rebeldes de haber orquestado el ataque para desencadenar una operación internacional en el momento en que las tropas del régimen están consolidando sus posiciones. Sea como fuere, parece que la vía diplomática se está abriendo paso a otras iniciativas, aunque sólo sea de momento y todo penda de un hilo.

Es evidente, que en caso de producirse una intervención militar extranjera, cualquier respuesta por parte del Gobierno sirio y/o sus aliados sería factible, y puesto que, los equilibrios son tan frágiles en la zona, el más mínimo error de cálculo puede generar una tragedia de magnitudes insospechadas.

En Egipto pintan bastos. Tras el golpe de Estado que sacó del poder al islamista Mohamed Morsi, y tras una represión sangrienta y sin concesiones, el Ejército se ha hecho con el control del país. Golpeados por una represión que ha causado miles de muertos, y con sus dirigentes detenidos, los Hermanos Musulmanes han sido neutralizados, al menos de momento. Las esperanzas que se abrieron con el arranque de la primavera árabe en 2011 se desinflan, y el país parece regresar al punto de partida. En esta situación, solo faltaba la excarcelación del exdictador Hosni Mubarak que, habiendo cumplido su periodo de prisión preventiva, ha quedado en arresto domiciliario a la espera ser juzgado por diversos cargos.

Ciertamente, es muy pronto para dar por finiquitada la primavera egipcia (recordemos el tiempo y la sangre que costó para los países de Europa el largo camino a las libertades).Habrá que ver si el Ejército pretende reconducir la transición a la democracia o retornar al viejo orden. En ese caso, más pronto que tarde las calles volverán a estallar. Y lo que entonces pueda suceder es imprevisible.

Por lo que respecta a nuestro entorno político más inmediato, los ciudadanos de este país aun tenemos en la memoria la comparecencia de Rajoy en el Congreso, el pasado 1 de agosto, para hablar del caso Bárcenas. Solo convenció a los suyos. La oposición, además, afirma que mintió. Sea como fuere, la ciudadanía merece una explicación lógica y razonable del caso Bárcenas. Asimismo, hay que explicar las fabulosas condiciones del finiquito pactado con el extesorero. La percepción que hay en la calle es que se trataba de evitar que hablara. Y un Gobierno no puede vivir proyectando esas sombras de dudad sobre la sociedad.

Por eso, ahora que se inicia un nuevo curso político en un clima económico algo más esperanzador que el anterior, se debería evitar, a toda costa, que la inestabilidad política dé al traste con los indicios de recuperación, aunque éstos sean tímidos.

Pues bien, en este contexto, preñado de presagios tan poco halagüeños, aquí, en Cataluña, unos cuantos iluminados siguen empecinados en hacernos creer que nosotros somos el pueblo elegido de Dios. Y el Govern se prepara para afrontar un otoño, y tal vez un invierno, donde casi, con toda seguridad, se pondrá fecha de caducidad a su proyecto secesionista. En este periodo, Mas tendrá que defender una prórroga de los presupuestos que aprobó con la complicidad del PP. Deberá, también, elaborar unas cuentas para 2014 todavía más austeras, afrontar la resolución judicial del caso Palau y la presunta financiación irregular de CDC.

De todos modos, la cadena del pasado día 11 ha dado nuevos bríos a Artur Mas y sus más próximo colaboradores y se ha comprometido a fijar la fecha para la consulta y la pregunta antes de que finalice el año.

Por su parte, Esquerra Republicana, que está en el momento más álgido de su trayectoria desde la etapa de la Guerra Civil aprieta cada día un poco más al Gobierno de la Generalitat poniéndolo así a los pies de los caballos. Todo esto hace que en la calle Córcega de Barcelona (sede de CDC) se vivan días intensos. Deberán resolver, más pronto que tarde, la cuestión de la vacante de la secretaría general, que Oriol Pujol ha delegado por su imputación en el 'caso ITV, y todo eso, sin perder de vista a los socios de Unió a la vez que negocian con ellos la hoja de ruta soberanista. Además, el presidente acaba de recibir la carta de Mariano Rajoy que le invita al dialogo dentro del marco constitucional. Total: “un bon berenar” que dirían en Mallorca

Un inicio de curso apasionante que nos augura otro otoño caliente.



Bernardo Fernández

Publicado en Crónica Global 22/09/13

APUNTES PARA UN NUEVO MODELO DE FINANCIACIÓN

En una iniciativa inédita hasta la fecha, en materia financiera, una veintena de entidades empresariales catalanas hicieron público, días at...