En Cataluña la cosa está que
arde. Por eso, parece lógico pensar que, en unas circunstancias como las que
estamos viviendo, la prudencia y la moderación deberían ser virtudes de las que
todos hiciéramos gala, pero de forma muy especial nuestros gobernantes.
En mi opinión lo que más
necesitamos los catalanes en estos momentos es cordura, prudencia y sentido
común para rebajar la tensión que se ha ido generando durante años, pero que a
raíz de la sentencia a los líderes del procés, está llegando a cotas
insoportables.
Eso sería lo lógico y, sin
embrago, estamos viendo que aquellos que son o se consideran líderes del
movimiento indepe, en vez de mostrar seny, templanza y ganas de calmar los
ánimos, se dedican a echar gasolina al fuego, encender las más bajas pasiones y
colocar a sus propios seguidores ante un muy arriesgado “todo o nada” que, con
toda seguridad, acabará siendo un “nada”.
Está sucediendo un día sí y
otro también. Desde el president Torra que en vez de condenar la violencia de
forma clara y tajante y dar apoyo a la policía de Cataluña jalea a los
radicales, hasta programas en TV3, en los que un presentador estrella como Toni
Soler trata, sin ningún recato, “de putos perros de mierda porque son muy
agresivos, rabiosos y algunos analfabetos a los Mossos d’Esquadra y a la
Policía Nacional”. Todo eso, sin olvidar que el Parlament vuelve a plantear el
derecho de autodeterminación, aunque esta vez con posible trampa. Me explico.
El pasado, 22 de octubre, el
president del Parlament y miembro de ERC, Roger Torrent volvió a “marcar
paquete” ─como les gusta decir a los pseudorepublicanos─, y anunció que la
Cámara catalana tramitaría una resolución que plantea “la reprobación de la monarquía,
la defensa del derecho a la autodeterminación y la reivindicación de la
soberanía de Cataluña para decidir su futuro político”.
O sea, un nuevo desafío al
Tribunal Constitucional que ya ha advertido en diversas ocasiones sobre la
posible ilegalidad en que podría incurrir el Parlament si aprueba resoluciones
con esos contenidos. No obstante, parece que, en esta ocasión, hay gato
encerrado, porque la propuesta no se presentó por el procedimiento de urgencia
y eso significa que se sustanciará, como muy pronto, los días 13 y 14 de
noviembre. Es decir, después de las elecciones generales. Pero es que, además,
se podrán introducir enmiendas que suavicen el texto. Así, por ejemplo, donde
dice, “… la defensa del derecho de autodeterminación…”, se puede modificar y
que diga, “…debatir sobre el derecho a la autodeterminación…” y, obviamente,
debatir sobre algo no es punible. Pero el impacto mediático a pocos días de
unas elecciones ya se ha producido.
De todas maneras, quien ha
vuelto a poner la guinda en el pastel y ha vuelto a ser la estrella de la
fiesta, ha sido el president-activista Quim Torra. En el pleno del Parlament
anunció, sin que lo supieran ni los consejeros ni sus socios de Govern, ERC,
que “antes de que acabe esta legislatura los catalanes volverán a ejercer el
derecho de autodeterminación” y después lo ha repetido en diversas ocasiones. Como
no tenemos la cosa bastante complicada sólo nos faltan pirómanos que vengan a
incendiar un poco más al personal, porque hay gente que todo esto se lo cree a pies
juntillas, sin pararse a pensar en si es realmente posible, conveniente o no.
Por eso, estoy convencido que
los individuos que azuzan las bajas pasiones de la manera que estamos viendo, o
son unos irresponsables o unos chulos que lo único que les importa es satisfacer
su ego, y en los casos que he señalado, me parece que son las dos cosas a la
vez.
Bernardo Fernández
Publicado en El Catalán
30/10/19