26 de novembre 2016

ÚLTIMOS PRESUPUESTOS AUTONÓMICOS

Después de varios meses de reuniones, más o menos discretas, entre miembros de la consejería de Vicepresidencia, Economía y Hacienda y miembros de la CUP, los antisistema han dado su plácet para que los presupuestos de la Generaitat de Cataluña para 2017 inicien su trámite parlamentario.
Esas cuentas, pactadas con los anticapitalistas, llegan trufadas de impuestos que se incluirán en el cajón de sastre que es la Ley de Acompañamiento.
Los hay para todos los gustos. Desde uno para las grandes superficies que pretende gravar los efectos medioambientales u otro que será una tasa turística que recaerá sobre aquellos que se alojen en apartamentos turísticos. Asimismo, se crea otro más con el que la Generalitat grabará “el número de desintegraciones nucleares”. En este caso, se ha reconvertido el antiguo impuesto sobre las nucleares que tumbara el Tribunal Constitucional. Y, como no, se vuelven a querer penalizar las bebidas azucaradas, algo que ya intentó Artur Mas, pero tuvo que desistir ante las fuertes presiones de la industria.
Esta cascada de impuestos castiga de nuevo a las ya muy maltratadas clases medias, familias numerosas y monoparentales. Según los expertos en fiscalidad los nuevos tributos no son nada acertados. Argumentan que la supresión del 1,5% de deducción del IRPF para jóvenes, personas en paro o con hijos a su cargo y que pagan hipoteca es un ataque sin paliativos a las economías más débiles.
En definitiva, unos números hechos para contentar a los que nunca estarán contentos (los antisistema) que, además, podrían ser recurridos si incorporan partidas para iniciativas independentistas, y entonces quedarían sin efecto.
Los presupuestos son el arma más potente y eficaz de que dispone un gobierno para reducir las desigualdades sociales. Sin embargo, todo indica que el ejecutivo de Carles Puigdemont prefiere fantasear imposibles, dejará pasar la oportunidad y no utilizará los dineros de que dispondrá el año próximo para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y combatir las emergencias sociales existentes en Cataluña. Paro, precariedad laboral, pobreza o riesgo de exclusión social son, tristemente, algo cotidiano en nuestra sociedad. No obstante, en la Plaza Sant Jaume no se dan por aludidos.
De todos modos, si la situación no fuera tan dramática, tendría su gracia: para los antisistema estos deberían ser los últimos presupuestos autonómicos. El problema es que, eso mismo dijo Esquerra en 2013 y, ahí seguimos.

Bernardo Fernández

Publicado en ABC 23/11/16

08 de novembre 2016

LO QUE NOS ESPERA

Siendo Mariano Rajoy presidente en funciones, en un acto de humildad -que vamos a suponer sincera-, dijo que no aprovecharía la crisis del PSOE para poner condiciones y que trabajará día a día para ganarse la confianza de las otras formaciones presentes en el Congreso, y de los ciudadanos por añadidura.
Pues bien, por cortesía política no entraré a valorar esas palabras, en principio, vamos a conceder al flamante Presidente del nuevo Gobierno, el beneficio de la duda. Sin embrago, lo que no ha dicho Rajoy es que no podrá aplicar el programa electoral con el que acudió a las elecciones del 20 de diciembre, que era prácticamente el mismo de las elecciones del 26 de junio. La razón es sencilla: pocos días después de esos últimos comicios Bruselas cambió algunas normas.
Así, por ejemplo, España, a cambio de librarse de una multa por los continuos incumplimientos de los objetivos de déficit (ni un solo año el ejecutivo de Rajoy se ha ajustado a lo previsto), tendrá su economía bajo un sistema de vigilancia reforzada. Nuestra política económica será tutelada por la Comisión Europea. Es decir, volverán los antiguos hombres de negro de nuevo por Madrid.
Sí o sí, hay que llegar a un objetivo de déficit del 2,2% del PIB a finales de 2018 (lo que significa qué desde finales de este año hasta esa fecha, deberemos hacer un esfuerzo fiscal, uno más —combinación de más ingresos y menos gastos— de unos 24.000 millones de euros). Además, es una obligación imperiosa, de no lograrlo, se nos congelarán fondos europeos por valor de 1.000 millones de euros y se debería pagar una multa, esta vez sin amnistía, de 5.500 millones, lo cual agravaría, aún más, todos nuestros problemas.
Desde el gobierno dicen que de cada 100 euros de dinero público que se gasta el Estado, 63 corresponden a gasto social. Su distribución es la siguiente: 26 euros a pensiones (9,5 millones de pensionistas gastan anualmente 130.000 millones de euros), 14 euros a sanidad, nueve a educación, ocho a otros gastos sociales, y seis a la protección por desempleo. En estas circunstancias, sería bueno que nos explicaran como se van a pagar las misas sin que afecte al Estado del bienestar
Con este panorama de fondo, más pronto que tarde se va a poner de manifiesto la debilidad del PP en un parlamento que va a ser el más hostil y fraccionado a que se ha enfrentado un gobierno en la reciente historia democrática. Por eso, no deberá extrañar que muchos de los debates que allí se produzcan se lleven hasta los extremos, incluso algunos se realicen a cara de perro.
En este contexto, está por ver cómo reacciona el PSOE. El horizonte socialista se ve lleno de negros nubarrones que amenazan algo más que una tormenta política más o menos intensa. Existe el peligro serio de que el socialismo español se convierta en una suma de federaciones, reinos de taifas y baronías, en el que cada cual se preocupe tan solo de su parcela de poder y donde los hilos conductores comunes pasen a ser algo totalmente secundario. De suceder algo así, sería una muy mala noticia. No obstante, una organización con 137 años de vida, que se ha visto en situaciones harto comprometidas y ha sabido siempre salir airosa, merece un respeto y unos cuantos votos de confianza. De momento, hay que esperar y ver si son capaces de sobreponerse a sus contradicciones internas y cerrar heridas.
En circunstancias normales la actual gestora del partido de Ferraz no podrá aplazar indefinidamente el congreso que el PSOE tiene pendiente. Será el año próximo cuando el conclave socialista deba decidir un nuevo proyecto y, a su vez, escoger un nuevo líder. De cómo se haga esa elección, si en primarias por toda la militancia o directamente en el congreso, puede depender, por mucho tiempo, el futuro del partido.
Y mientras, los “podemitas” se frotan las manos y aguardan ansiosos para asaltar el espacio de la segunda fuerza política que los socialistas parecen empeñados en abandonar. De hecho, Pablo Iglesias ya ha anunciado que su formación se debe radicalizar, enfrentase al sistema y ser beligerantes. Considera que, si el PSOE se abstiene en la investidura de Rajoy, obtener el liderazgo de la oposición es cosa hecha.
Ahora bien, de hacer autocrítica y analizar porque perdieron un millón de votos en las elecciones del 26 de junio, nada de nada.
Madre del amor hermoso lo que nos espera.

Bernardo Fernández

Publicado en e-noticíes.cat 07/11/16

04 de novembre 2016

CEMENTERIO PARA REFUGIADOS

Estos días lo que se lleva en los medios de comunicación es hablar sobre la fractura de los socialistas, la investidura de Mariano Rajoy,  quien será ministro en el nuevo ejecutivo y otras bagatelas diversas. Todos ellos, asuntos importantes, sin duda, porque de un modo u otro tienen que ver con nuestra vida cotidiana.
Sin embargo, se habla poco o nada y miramos de reojo el drama humanitario que los migrantes viven, un día sí y otro también, en ese mar tan nuestro, el Mediterráneo. Pero, claro, como eso afecta a las conciencias, mejor no tocarlo, aunque los números sean escalofriantes. 
Según informa Acnur  (la agencia de la ONU para los refugiados) al menos 3.800 personas han desaparecido o muerto en el Mediterráneo este año. 2016 es ya, con diferencia, el año más mortífero de los últimos diez, que fue cuando la ONU comenzó a registrar las llegadas y los fallecimientos en esta ruta. Pero es que, además, las llegadas a Europa a través del mar fueron más el año pasado que éste. En 2015 llegaron a las costas comunitarias más de un millón de personas y fallecieron 3.771, algunas menos que este año. La diferencia está, pues, en las llegadas: 327.846, en los diez meses que llevamos de año y, sin embargo, han muerto más en el trayecto. La explicación a este aumento de desgracias se debe al pacto migratorio entre la UE y Turquía que entró en vigor la pasada primavera. Desde entonces, la ruta central Libia-Italia, se ha convertido en la preferida de los traficantes de personas, pese a ser la más peligrosa.
Estamos viviendo la mayor crisis de refugiados que el mundo afronta desde la Segunda Guerra Mundial. En estas circunstancias, es necesario establecer vías seguras y legales para que la llegada de los refugiados sea como lo que son: seres humanos. Una vez aquí, deben encontrar una respuesta humanitaria, mínimamente digna, con atención específica para las necesidades de los más vulnerables, mujeres, niños y personas dependientes.
“A fuerza de desventuras, su alma es profunda y oscura”, dice el poeta, y tiene razón. Primero, por codicia, el Mediterráneo se convirtió en un vertedero y, ahora, por la inacción de nuestros dirigentes en un cementerio para refugiados que cometen el gravísimo delito de huir de guerras y hambrunas en busca de un futuro y aquí les cerramos las puertas. ¡Qué vergüenza!

Bernardo Fernández

Publicado en ABC 02/11/16

APUNTES PARA UN NUEVO MODELO DE FINANCIACIÓN

En una iniciativa inédita hasta la fecha, en materia financiera, una veintena de entidades empresariales catalanas hicieron público, días at...