29 de desembre 2012

ERROR TRAS ERROR

Artur Mas se equivocó al convocar elecciones anticipadas, cuando tenía una minoría mayoritaria suficiente para gobernar sin aprietos parlamentarios. Mas se equivocó la noche del 25 N al no reconocer que una buena parte de su electorado le había dado la espalda y, lejos de concederle una mayoría excepcional como pidió a lo largo de la campaña, perdía, de un plumazo, doce diputados. Y Artur Mas se ha vuelto a equivocar al llegar a un acuerdo con ERC, para obtener estabilidad parlamentaria, supeditándolo todo a la celebración de un referéndum de autodeterminación en 2014.

Para los ciudadanos que vivimos en Cataluña se avecinan tiempos muy difíciles. A los problemas generados por la crisis, paro, recortes en sanidad, en educación, en prestaciones sociales y un largo etcétera, ahora deberemos añadir la incerteza y, más que posible, frustración que generan las aventuras inciertas.

En estas circunstancias, los nacionalistas catalanes, que tanto criticaron la herencia recibida del tripartito, ahora, -paradojas de la vida- deberán gestionar su propia herencia, con más paro, menos prestaciones sociales, más listas de espera, mucho más déficit y una alargada y espesa sombra de corrupción. En definitiva, un legado infinitamente peor que el recibido del tripartito dos años atrás. Es verdad que el pacto firmado por CiU Y ERC incluye una serie de medidas para intentar hacer frente a la crisis económica. Ahora bien, no es menos cierto que sobre las mismas se han expresado razonables dudas en cuanto a su eficacia y, especialmente, sobre algunos efectos que pueden resultar nocivos para la economía catalana. Pero es que además estos recelos los han expresado entidades como las patronales Foment y Fepime o la Cambra de Comerç. Recordemos que algunas de estas instituciones se pronunciaron durante la campaña electoral claramente por la secesión.

Por otra parte, el Gobierno en funciones aprobó, días atrás, un impuesto sobre todos los depósitos bancarios, una medida que ya ha sido desactivada por el Gobierno Central, pues como era de suponer, éste ya ha anunciado que interpondrá recurso al Tribunal Constitucional. Pero claro, ésta era una de la propuestas de ERC, y eso nos puede dar una idea de hasta qué punto este partido puede marcar la agenda..

De hecho, en el acuerdo firmado entre Artur Mas y Oriol Junqueras se prevé la recuperación del impuesto de sucesiones y un endurecimiento de las exenciones al de patrimonio. Asimismo, está prevista la creación de varios tributos sobre la banca, las bebidas con azúcar, las grandes superficies o las centrales nucleares. También se ha acordado la implantación de una tasa para los vehículos pesados que crucen Catalunya. Veremos pues, cual es el alcance real de estas iniciativas.

De todos modos, puesto que se trata de crear estructuras de Estado, hubiera sido deseable que, en el pacto suscrito por CiU y ERC, figuraran medidas efectivas para luchar contra la corrupción. Habría sido reconfortante ver plasmado en el acuerdo la eliminación de la concesión de la gestión de Centros de Asistencia Primaria a empresas de servicios, que nada tienen que ver con la sanidad También hubiera sido balsámico que se solventara la situación terminal de las entidades que se ocupan y dan trabajo a discapacitados, y que se pusiera fin a la falta de apoyo a las redes de economía social y solidaria y, hubiera sido una gran acción de país –como les gusta decir a algunos-, poner los medios para evitar la liquidación, casi total, de los fondos de cooperación. De igual manera, se hubiera visto de forma muy positiva, -y no hubiera costado ni un euro- la supresión absoluta de las balas de goma por parte de los Mossos d’Esquadra. Y todo esto, son tan sólo algunos ejemplos.

Pero lamentablemente, nada de lo anteriormente citado se ha reflejado en le pacto. En definitiva, nada nuevo bajo el sol. Artur Mas comete error tras error, y se equivoca gravemente al presuponer que con la pretendida solución al problema nacional llegará la solución al problema social. La cantinela resulta cansina, siempre igual: más de lo mismo, pero eso si, en versión aborigen, y la verdad: para ese viaje no hacían falta esas alforjas.


Bernardo Fernández

Publicado en La Voz de Barcelona 24/12/12

15 de desembre 2012

QUI POSA EN PERILL LA LLENGUA?

No tinc per costum barrejar els meus escrits amb els escrits d’altres, però aquesta vegada vull fer una excepció i poso a la vostra disposició, en l’espai que generosament em cedeix la direcció d’e-notícies.com un article del professor Oriol Bartomeus que considero força interessant. Estic segur que serà del vostre interès.

La cohesió social, allò que abans s’anomenava la unitat civil del poble català, està en perill. De fet, ho ha estat sempre, ja sigui de manera explícita o soterrada. Catalunya ha viscut sempre sota l’amenaça de l’escissió social, de l’esquinçament lingüístic. El fantasma de la creació de dues comunitats que no conviuen, sinó que simplement se suporten, una al costat de l’altra, ha estat sempre present. Només cal repassar la ingent literatura sobre el tema, ja sigui històrica (els estudis sobre el lerrouxisme ocupen quilòmetres de prestatges) o contemporània.

D’una setmana ençà vivim un nou episodi d’aquesta pugna secular per evitar la divisió social d’arrel lingüística, arran de l’envestida del ministre Wert i el seu esborrany de llei educativa. No és nou, ni diferent d’altres ocasions. O sí? Doncs sí. Com a mínim, és diferent del que havíem viscut als vuitantes. I és que per primer cop correm el perill de fomentar la divisió no des de fora, sinó des del propi catalanisme.

L’ofensiva del govern central ha trobat el pati català en plena recomposició, després de les eleccions del 25N. De fet, Wert ha aconseguit (sense pretendre-ho, suposo) amagar el desastrós resultat per als seus interessos de l’estratègia impulsada pel sector sobiranista de CDC i els ha proporcionat una oportunitat per seguir estirant la corda de la tensió identitària amb Espanya (cosa que al PP ja li va bé).

Aquí rau el perill, que algú cregui que pot “netejar” les culpes amb una doble ració de caldo, com si intentessin guanyar les eleccions a la pròrroga, utilitzant la llengua i el model d’immersió lingüística com un element de l’ideari nacionalista i no com el que és, com el pacte més important al que ha arribat aquesta nació en els últims trenta anys. Part d’aquesta estratègia antipatriòtica d’apropiació de la llengua es va veure a la concentració de la plaça Sant Jaume dilluns passat, que alguns van voler convertir en un acte d’afirmació independentista, és a dir en una manifestació “de part”, no en una reivindicació nacional.

Aquest, i no les accions del ministre Wert, és el perill més gran que assetja el català com a ciment de la cohesió social, de la unitat civil. És un perill que es va esquivar als vuitanta a base de generositat per part de tothom, i que ara pot anar-se’n a norris, per raons estrictament partidistes. Després del mal resultat del 25N, el sector sobiranista de CDC podria estar temptat de fer servir la defensa del català per guarir-se les ferides, convertint la immersió en un element més del “kit” del bon independentista, és a dir apropiant-se de la defensa del català a l’escola.

La llengua ha sobreviscut tots els atacs perquè ha estat un element d’integració, de trobada, d’expressió no d’una part dels catalans sinó de tota la ciutadania. És així com s’ha esquivat l’escissió civil, fins i tot en moments més difícils que els actuals. Si el sobiranisme ferit pretén segrestar políticament la llengua per guanyar una batalla que ja ha perdut, acabarà engegant a dida el que ha estat possiblement el principal element de cohesió del poble català. El perill existeix i aquest cop no ve de fora, ve de dins mateix. Ull amb voler fer de la llengua una arma política en benefici partidista, perquè acabarem perdent tots. Com deia l’anunci, el català és cosa de tots. I ha de seguir sent-ho. Fins i tot (o principalment) d’aquells que no el parlen regularment. Seria dramàtic que el que no han aconseguit des de Lerroux a Wert ho acabin assolint les urgències internes dels “joves turcs” convergents. Seria l’acte més anticatalà que es pot fer en aquests moments.

Segons el meu criteri una molt bona reflexió del professor Bartomeus

Interessant, oi que si?


Bernardo Fernández

Publicat a e-noticies.com 14/12/12



POLÍTICA Y POLÍTICOS

Durante mucho tiempo, cual leyenda urbana, se ha querido hacer creer que la derecha gestionaba mejor que la izquierda. Ahora, cuando el PP lleva un año gobernando, ha quedado meridianamente claro que esa argumentación es radicalmente falsa. La situación es hoy sensiblemente peor a la que hace un año dejó el PSOE cuando abandonó el Gobierno.


Después de más de cuatro años la crisis causa estragos, nos recortan todo lo recortable, el paro sigue aumentando y nadie es capaz de explicar que hacer para salir de ésta. Esa situación induce a la ciudadanía a pensar que el problema está en la clase política que es incapaz de sacar a la sociedad del atolladero en que se encuentra.

De todos modos, está sensación de ineficacia no es exclusiva de nuestro país. Resulta bastante común en nuestro entorno más o menos inmediato. No deja de sorprender la rapidez con la que se desvanecen las ilusiones puestas en un líder político o en un programa electoral. Eso ha sucedido con Françoise Hollande en Francia, y Barack Obama, en Estados Unidos, por no hablar de Mariano Rajoy que, aunque nunca llegó a ilusionar, ha defraudado hasta a los más acérrimos.

El desencuentro entre la clase política y la sociedad es un hecho, basta con mirar las encuestas. No obstante, resulta chocante que la crisis haya deteriorado la imagen de los políticos bastante más que la corrupción. De ahí, es fácil de deducir que durante un tiempo se ha considerado que la corrupción era algo intrínseco al sistema. Tal vez por eso existe la tendencia a creer que el político siempre es el malvado y el perverso y la sociedad beatífica e impoluta. Olvidamos con demasiada frecuencia que para que exista un corrupto es condición indispensable que exista un corruptor.

Con este panorama de fondo, se va extendiendo un clima de rechazo a los partidos políticos tradicionales y en esas circunstancias puede surgir, con relativa facilidad, un líder populista que haga creer que nuestros males tienen su origen en los intereses mezquinos de una clase política que no hace lo que hay que hacer.

Es lógico que aquellos que han perdido su puesto de trabajo, que sufren en sus carnes los recortes de los derechos sociales o que ven reducida su renta familiar hagan responsable de su situación a la clase política. Fueron los políticos los que les prometieron soluciones que después no llegaron.

Ahora bien, lo que causa inquietud es la argumentación de una buena parte de la clase supuestamente ilustrada que no dudan en dejar títere sin cabeza con tal de aumentar sus índices de audiencia, ya sea en tertulias, artículos o blogs Todo vale para castigar a “la casta mantenida” como dice Josep Ramoneda.

Llegados a este punto de la crítica, el camino se bifurca y mientras unos apuntan, de forma más o menos velada, caminos populistas como el de Mario Conde, otros, se supone que con un coeficiente intelectual más elevado, suspiran por soluciones tecnócratas y gobernantes apolíticos.

No se trata de hacer una defensa a ultranza de nuestro sistema político. Es verdad que existe un grave problema de clientelismo, que hay corrupción, que buena parte de la financiación de los partidos, es cuando menos excesivamente opaca, que muchos políticos son mediocres hasta la exasperación y se dedican a medrar. No es menos cierto, también, que hay demasiados vasos comunicantes entre los consejos de administración de las grandes empresas, el mundo financiero y los partidos políticos, y, además, todo ese entramado viene de lejos. No obstante, como decía Jordi Pujol “cada sociedad tiene los políticos que se merece”, o dicho de otro modo: los políticos no son muy distintos a la sociedad de la que proceden.

Entre la clase política sucede como en botica, hay de todo. Políticos inteligentes, trabajadores, gandules, honestos a carta cabal, oportunistas, aprovechados… y de todos los especímenes que se nos puedan ocurrir, exactamente igual como sucede con los médicos, los abogados o los fontaneros. Lo mismo podríamos decir de la corrupción, haberla hay la, ahora bien, también es corrupto y comete fraude fiscal el dentista que no da factura cuando saca una muela, el asesor fiscal que hace la Declaración de Renta y no lo declara o el lampista que arregla el desagüe atascado y para no declarar el IVA, evita facturar.

Nuestro sistema democrático precisa de una fuerte regeneración que, a su vez, pasa por dotar a la política y, por ende, a los políticos de mayor autonomía respecto de los poderes económicos. Asimismo, hay que reformar en profundidad las estructuras del Estado y su entorno. De hecho, hay indicios racionales para pensar que la sociedad demanda, cada vez más, más Estado, pero eso sí, un Estado eficaz combativo y lo menos burocrático posible. Hay que revitalizar las Cortes Generales, modificar el sistema actual de partidos, anquilosado y excesivamente jerarquizado, realizar una reforma de la ley electoral que acerque el diputado a sus electores. Pero también, de forma simultanea, necesitamos un cambio cultural de fondo, para que la política sea vista como algo, además, de necesario para la sociedad noble y que dignifica a aquel que decide dedicar sus esfuerzos a mejorar la calidad de vida de sus semejantes. Se trata de recuperar la política como elemento de transformación.



Bernardo Fernández

Publicado en la Voz de Barcelona 13/12/12

COMO UN TORO

Con el órdago soberanista de Artur Mas, las relaciones entre el los Gobiernos central y autonómico de Cataluña habían quedado bajo mínimos. Después, tras el varapalo electoral sufrido por los nacionalistas catalanes, parecía que, poco a poco, se podían ir rehaciendo los puentes y en consecuencia el dialogo.


Pero cuando apenas han trascurrido quince días de las elecciones, el Ministro de educación José Ignacio Wert ha presentado el borrador de la nueva ley de educación que parece obedecer más a una segregación extra de testosterona que a la iniciativa de una persona con visión de Estado.

Es verdad que ni la reacción de la Consellera Irene Rigau marchándose a mitad de reunión, ni el plantón de Antoni Castellá, secretario de universidades de Cataluña, al día siguiente, son para enmarcar, pero como diría un jurista la carga de la prueba recae en el Señor Ministro.

Estamos ante un borrador polémico que si no se modifica de forma sustancial, es más que probable que acabe en los tribunales. Es evidente que con la que está cayendo, presentar una inicaitiva como la mencionada, aunque sea un borrador, es cuando menos inoportuno e inadecuado.

La inmersión lingüística en Cataluña es más una norma de convivencia y cohesión social, que una cuestión meramente formativa. Si aquí tenemos algún valor a preservar por encima de cualquier otro, eso es la mencionada convivencia y la cohesión social que han sido, son y deberían seguir siendo ejemplares.

Vivimos en libertad y cada cual se puede sentir como quiera, y si el Ministro Wert “se siente como un toro bravo que se crece con el castigo”, allá él. Pero no perdamos de vista que la intransigencia y el dogmatismo son terreno abonado para generar independentistas; en cambio, la convivencia y la cohesión social son la base del acuerdo y el consenso.

De como se resuelva este asunto, depende, en buena parte, el futuro de nuestra sociedad y eso, no es poca cosa.

Bernardo Fernández

Publicado en ABC 12/12/12



05 de desembre 2012

POSAR FIL A L'AGULLA

El passat diumenge dia 2 de desembre, aquest mitjà de comunicació publicava en la seva portada una notícia segons la que L’Ajuntament de Tarragona havia anunciat que retirarà els diners que tingui en entitats bancàries que realitzin algun desnonament a la ciutat. La mesura de pressió va ser anunciada al Diari de Tarragona pel regidor de Relacions Ciutadanes, Francisco Zapater, i ha entrat en vigor el mateix dia 1 de desembre. Així, la ciutat és la primera de les quatre capitals catalanes que adopta una decisió d’aquest tipus.


És veritat que és un acte simbòlic, però és molt important. Des de l’Ajuntament creuen que pot ajudar a evitar que segueixi creixent el nombre de desnonats per no poder pagar la hipoteca, ja que cancel•lar un compte d’un ajuntament pot suposar que un banc es quedi sense prop de quatre milions d’euros. Durant l’últim any, 3.000 famílies de la província han rebut avisos de desnonament.

l’Ajuntament de Tarragona ha posat fil a l’agulla en quest tema tan delicat i que tanta alarma social ha generat. Per això, es vol posar en marxa, quan abans millor, una comissió mixta entre entitats financeres, l'Ajuntament i la Plataforma d’Afectats per la Hipoteca (PAH) per crear un banc d’habitatges de lloguer a baix preu pels desnonats. També es vol aprovar una moció per declarar oficialment Tarragona com una ciutat ‘contra els desnonaments de ciutadans en situació de crisi’.

Per altra banda, la Plataforma d’Afectats per la Hipoteca està duent a terme una campanya per aconseguir que tots els plens municipals de les diferents poblacions aprovin una moció en aquest sentit. Luís Martín, portaveu de la PAH al Baix Penedès, creu que els alcaldes haurien de lluitar activament contra aquest problema. Per la PAH, una bona manera seria pressionar de la manera com ho ha fet Tarragona, amb la retirada dels diners que tenen als bancs.

Sens dubte, mesures d’aquests tipus són força positives per fer aquesta maleïda crisi una mica més suportable a aquells que sense gaudir de la festa ara els toca pagar els plats trencats.. Ara bé. Iniciatives como aquesta són necessàries, però no suficients i cal avançar molt més per aquest camí. En aquest sentit seria molt interessant que els municipis plantegessin altres iniciatives com ara cobrar l’IBI de totes les activitats econòmiques que es fan a una ciutat poble o vila, també las que generen guany a l’Església, perquè no?



Bernardo Fernández

Publicat a e-notícies.com 03/12/12

VOLVER A LA REALIDAD

Por higiene democrática y decencia política, Jordi Argelaguet, Director del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) debería presentar su dimisión de forma irrevocable o ser cesado de manera inmediata. El mencionado organismo, dependiente de la Generalitat, presentó el pasado 8 de noviembre un sondeo, según el cual CiU obtendría, en las elecciones del 25-N, entre 69 y 71 escaños, el PSC se quedaría en 15 y ERC obtendría 14, mientras que IC-EUA se mantendría en 10.


Es evidente que no ha acertado ni una, como tampoco la ha hecho ninguna empresa de las que se dedican a esos menesteres. La diferencia estriba en que esas empresas son privadas y responden a unos interese determinados. En cambio el CEO se sufraga con el dinero de todos los ciudadanos y por eso lo más normal sería que su director dejara el cargo por incompetencia profesional manifiesta.

Por otra parte, a lo largo de la pre-campaña y campaña electoral se han puesto en evidencia preocupantes déficits democráticos. Destaca entre ellos la descarada la línea soberanista de los medios de comunicación públicos, Catalunya Ràdio y TV-3. que dejaron de ser públicos para ponerse al servicio de un proyecto. De igual manera, podríamos hacer referencia a la ausencia de una mínima neutralidad en la publicidad institucional, de la que se excluyó a los medios no afectos, y en cambio, se dieron subvenciones ad hoc a los medios adictos. Todo ello trufado de un partidismo exacerbado patrocinado desde la Generalitat. En consecuencia, no fue casualidad que la Junta Electoral prohibiera mensajes de llamada a las urnas, por partidistas, sectarios y extemporáneos. Nunca como en esta campaña el nacionalismo gobernante había dado muestras de tanto sectarismo.

Es un hecho que en estos días se están escribiendo infinidad de artículos sobre el varapalo que han recibido los nacionalistas catalanes en las urnas. En estas circunstancias, a mí me ha parecido oportuno hacer un análisis desde un punto de vista que algunos consideraran menor, pero que es totalmente válido. Máxime cuando ahora, después de las elucubraciones más disparatadas nos toca a todos, y de forma muy especial y urgente, al Govern volver a la realidad.

Y la realidad es que la pobreza se ha disparado en Cataluña de forma exponencial. A día de hoy, el 21,9% de los catalanes viven con rentas inferiores al umbral de la pobreza y el 28% de los niños viven en familias pobres. La realidad es que CiU en la legislatura anterior sólo ha cumplió una de sus promesas electorales: eliminar el impuesto de sucesiones. Los nacionalistas catalanes aseguraron en la campaña electoral que reducirían el paro a la mitad en cuatro años, pues bien, en dos años aumentó de 686.000 a 843.000 personas. Se propuso una sustancial rebaja del fracaso escolar, que en 2009 era del 29%, ahora se ha quedado en el 26%. Asimismo, en estos 21 meses, los empleados públicos han visto reducido su salario entre el 5% y el 15%. En sanidad han aumentado las listas de espera en un 43%. La renta mínima de inserción (último recurso de cohesión social), se ha retirado a 7.127 familias que antes de reformar las condiciones de recepción la recibían.

Y todo esto, sin tener en cuenta otros asuntos, no menores, como la supuesta corrupción de altos cargos de la Diputación de Barcelona, el caso Palau, los presuntos amaños en los concursos de las estaciones de ITV o la posible corrupción en la sanidad, entre otras minucias.

Esa es la realidad que deberá afrontar Artur Mas cuando vuelva a ser investido presidente de la Generalitat. Los nacionalistas catalanes, que tanto criticaron la herencia recibida del tripartito, ahora, -paradojas de la vida- deberán gestionar su propia herencia, con más paro, menos prestaciones sociales, más listas de espera, mucho más déficit y una alargada y espesa sombra de corrupción. En definitiva, infinitamente peor que la recibida dos años atrás.

Tras la debacle electoral Artur Mas ha de encontrar un socio que de estabilidad a su Gobierno, algo que parece, en principio imposible: “CiU necesita que ERC, PSC o PP, uno de los tres, voten a favor de la investidura de Mas, que no saldría elegido si los tres se abstienen”. Ha comentado un prestigioso cronista político.

En estas circunstancias, si Mas exhibe la zanahoria del referéndum es posible que consiga que los republicanos voten su investidura. Otra cosa será ver quien da soporte a los presupuestos, si los nacionalistas persisten en su política económica y de recortes sociales. Además, por si no hubiera bastante, el portavoz del Gobierno en funciones, Francesc Homs, ya ha anunciado un nuevo recorte para el próximo ejercicio de 4.000 millones de euros.

En estas circunstancias cualquier cosa es posible y otras elecciones para el próximo año no se deberían descartar.



Bernardo Fernández

Publicado en La voz de Barcelona 02/12/12



APUNTES PARA UN NUEVO MODELO DE FINANCIACIÓN

En una iniciativa inédita hasta la fecha, en materia financiera, una veintena de entidades empresariales catalanas hicieron público, días at...