19 de maig 2022

LAS CUENTAS DEL GRAN CAPITÁN


 Como, sin duda alguna, todos ustedes saben,  la expresión “Las cuentas del gran capitán” es muy utilizaba por la gente para referirse, de forma familiar y en sentido figurado, a las cuentas en donde constan partidas exorbitantes, o a aquellas que están hechas de modo arbitrario y sin la debida justificación.

 Pues bien, me parecido apropiado tomar prestada esa expresión para titular esta columna porque, durante cinco años (sí, han leído bien, cinco años), un decena de expertos economistas, bajo la supervisión del exconsejero de Economía y catedrático de Hacienda Pública, Toni Castells, han trabajado para elaborar un estudio que lleva por título: “Consecuencias económicas y financieras de los diferentes escenarios de la relación Cataluña España” y que ha sido publicado recientemente por el Institut d’Estudis per l’Autogovern.

El documento hace un recorrido por ocho escenarios diferentes sobre la financiación de Cataluña, que van desde mantener el actual sistema, hasta establecer modelos federales de diferente nivel, alcanzar un modelo foral como Navarra o el País Vasco o, el más extremo de todos, una supuesta independencia de Cataluña. Esa virtual secesión dotaría a la Administración de hasta 47.339 millones de euros, un 117,5% más de recursos de los que dispone actualmente. El informe, sin embargo, matiza la situación. Mientras que en los escenarios federales y forales sería necesario un acuerdo bilateral con el Estado y se mantendrían intactas las necesidades de gasto; en el caso de secesión, la Generalitat debería asumir todo el gasto que hoy hace el Estado en Cataluña, además de los denominados costes de transición, de los que el estudio avisa aunque sin analizarlos ni cuantificarlos.

Admito que me ha sorprendido que un estudio realizado por personas tan cualificadas como Guillem López Casasnovas, Maite Vilalta y Núria Bosch, entre otros, no trate con un mínimo de detalle los costes que supondrían para Cataluña la ruptura con el Estado. Por eso, con toda la modestia que soy capaz, quiero dejar aquí unos apuntes del coste económico que nos supondría la independencia.

Veamos, pues, algunas de las más que posibles efectos en caso de secesión.

Cataluña cuenta con algo menos de población que Suiza, un tamaño parecido al de Bélgica y un PIB similar al de Finlandia. Por lo tanto, sobre el papel, podría sobrevivir como Estado independiente, pero muchos analistas expertos advierten de que la ruptura tendría consecuencias dramáticas por un tiempo indefinido y podría condenar a Cataluña a un aislamiento económico y empobrecimiento sin precedentes. Según Credit Suisse, incluso sin considerar los riegos de la huida de capital o los costes de adaptación a una nueva moneda, el PIB catalán podría caer hasta un 20%. En la práctica, surgirían muchos problemas económicos porque la ruptura con el resto de España tendría serias repercusiones, especialmente a corto y medio plazo.

Para empezar, la secesión supondría la salida del euro y la pérdida del soporte del BCE. Es cierto, no obstante, que se podría seguir utilizando la moneda de la UE de manera unilateral. Es lo que hizo Kosovo cuando se independizó, pero las circunstancias de la provincia Serbia no son comparables a las de Cataluña, entre otras cosas, porque el PIB de Kosovo es cuarenta veces inferior al nuestro.

La escisión del Estado español supondría quedar fuera de la UE y eso significaría dejar de percibir los Fondos Estructurales, los de Inversión y los Nex Generation EU para la recuperación, así como cualquier otra ayuda que pueda llegar en el futuro.

Si alguna cosa nos enseñó la crisis financiera de 2007 es que los inversores huyen como de la peste cuando algo huele a inestabilidad. Por eso, si a raíz del 1-O de 2017 marcharon de Cataluña más de 5.000 empresas y cayeron en picado las inversiones, tanto del resto de España como extranjeras, hay que preguntarse qué ocurriría en caso de una independencia real.

La balanza comercial con el resto de comunidades autónomas es favorable a Cataluña. Pues bien, no hay que ser un lince para comprender que la mayoría de las transacciones comerciales por razones más que obvias quedarían estancadas, pero es que las que se llevasen a cabo estarían grabadas con aranceles, porque Cataluña habría dejado de pertenecer a una zona de libre circulación de mercancías, y eso haría mucho menos competitivas las exportaciones catalanas.

Dejo para una próxima entrega, cuestiones no menores como la más que previsible caída del turismo, el coste en defensa, el pago de la deuda, el pago de los funcionarios, de las pensiones y un larguísimo etcétera. Todo eso, sin tener en cuenta el coste de la ruptura emocional que supondría para el 53% de los ciudadanos catalanes que tenemos nuestras raíces o las de nuestros ancestros en otros puntos España, sencillamente porque eso es imposible de evaluar.

Nada más lejos de mi intención que enmendar la plana a las eruditas personalidades que han colaborado en la elaboración del mencionado estudio, “Consecuencias económicas y financieras de los diferentes escenarios de la relación Cataluña España”. No obstante, pienso que sería muy acertado que en próximos trabajos se recojan algunos de los apuntes que aquí he expuesto. En mi opinión ese tipo de documentos deben hacerse desde la más absoluta honradez, con total objetividad y el máximo rigor, sin perder de vista la realidad. De otra manera, se crean falsas expectativas y ya sabemos que eso acaba creando frustración en la ciudadanía y la sociedad catalana de engaños, falsas promesas y frustraciones tiene acumuladas muchas experiencias.

 

 

Bernardo Fernández

 Publicado en El Catalán 17/05/2022

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