31 de maig 2021

LA PARTE Y EL TODO


 Pablo Casado está exultante. La victoria incontestable de Isabel Díaz Ayuso, el pasado 4 de mayo en las elecciones autonómicas de Madrid, ha supuesto un chute de moral en vena para la parroquia pepera. Solo ha faltado que un periódico de derechas publicase una encuesta que augura una subida espectacular del PP, junto con un desplome del PSOE, en las próximas elecciones generales, si se celebrasen ahora. Eso ha hecho que a los líderes del partido popular se les haga la boca agua de pensar que pueden tener, de nuevo en sus manos, los resortes del poder.  

“Madrid es España” solía decir Díaz Ayuso en sus actos electorales. Cierto, pero España es mucho más que Madrid, y no es bueno confundir la parte con el todo porque hacerlo puede inducir a errores de cálculo.

Con todo, es evidente que tras el 4-M para el PP se ha abierto un nuevo escenario. Por eso, los estrategas del partido ven factible volver al Gobierno en un plazo de tiempo razonablemente breve. Para lograrlo, han decidido basar su estrategia en tres ejes: el primero se basa en hacer un seguimiento exhaustivo de la gestión y distribución de los fondos de recuperación europeos, el segundo, culminar la absorción de Ciudadanos y el tercero consistiría en seguir erosionando a Pedro Sánchez y su Ejecutivo como hasta ahora, pero arreciando el acoso con el añadido de los posibles indultos que parece se van a aplicar a los líderes del proceso catalán encarcelados.

Para llevar a cabo el primer eje estratégico, los populares han creado un grupo de trabajo interno formado por diputados y senadores y que estará dirigido por la exministra Elvira Rodríguez.  Ese equipo deberá hacer un seguimiento pormenorizado de los 77.000 millones de euros del fondo europeo para la recuperación que han de llegar a España en los próximos tres años. No habría nada que objetar si Rodríguez y sus colaboradores hacen un trabajo serio y riguroso, con decencia y dignidad política; al fin y al cabo esa es una de las tareas fundamentales de la oposición.  Sin embargo, conociendo como las gasta el PP y viendo cómo está el patio, me permito dudar que esa iniciativa se haga con la objetividad necesaria.

El segundo eje de la hoja de ruta que se supone ha de llevar a Pablo Casado a la Moncloa es un “corta y pega” del programa base de Ciudadanos. Se trata de un impulsar una regeneración de la democracia en nuestro país y que de esa forma se visualice y culmine el eterno viaje al centro que vienen haciendo los populares casi desde su fundación, pero que nunca acaba de concluir, porque siempre ocurre algo que les derechiza un poco más. Pero en esta ocasión confían que la absorción de Cs sea el argumento definitivo que les otorgue el certificado de centristas.

Por lo que respecta al tercer eje en cuestión, el acoso al Gobierno sigue su curso, sin entretenerse en minucias. Lo vimos hace unas semanas con el affaire de Ceuta. Ni en un tema tan preocupante como ese y con un drama humano de semejante magnitud fueron capaces, no digo de ponerse al lado del Ejecutivo, sino de bajar los decibelios de su beligerancia y esperar que la tormenta amainara para entonces, sí; entonces haber pedido toda clase de explicaciones y exigir responsabilidades.

Pero donde los populares esperan encontrar un buen caladero de votos es con los probables indultos a los líderes del procés. Para eso, se apoyarán en el informe hecho público por el Tribunal Supremo y que es contrario a la medida de gracia. Los populares ya han anunciado que volverán a la Plaza de Colón para manifestarse acompañados de Vox y Ciudadanos, presentarán mociones en todos los ayuntamientos en contra de la medida y, por si no haya bastante, recogerán firmas en contra de la iniciativa, es decir, estilo PP en estado puro. Lo que hicieron en contra del Estatut, siendo Mariano Rajoy su presidente, ahora lo repetirá Pablo Casado.

Se puede comprender que haya personas refractarias a los indultos, razones no les faltan. Ahora bien, un partido que aspira a Gobernar España y un líder que sueña con ser presidente del Gobierno, ha de poner alguna alternativa sobre la mesa. No insistiré aquí porque no es el objetivo de esta columna, pero todos sabemos que el independentismo en Cataluña es el sentimiento de cientos de miles de personas que no se va a evaporar porque los condenados cumplan sus condenas. Por lo tanto, habrá que echar mano de la política, si de verdad se quiere solucionar el conflicto.

Ante esta situación el PP demuestra que no ha entendido nada y vuelven a cometer los mismos errores que cometió Mariano Rajoy negándose a abordar de manera adecuada el conflicto. No pretendo quitar la responsabilidad a los líderes independentistas, que la tienen toda, peor si Rajoy hubiera sido más sagaz, el secesionismo no hubiera llegado hasta donde ha llegado. Y es que aquellos polvos trajeron estos lodos.

Pues bien, si la estrategia cuaja y, todo sale conforme al guion previsto, se debería llegar al punto álgido de este camino “imparable” hacia la Moncloa en la convención nacional que los populares tienen previsto llevar a cabo en otoño.

En estas circunstancias, no nos debería extrañar algún movimiento de relumbrón como, por ejemplo, el fichaje de Albert Rivera. Saben que sin la reunificación de la derecha nunca llegarán a la Moncloa y en eso, Pablo Casado va a poner todo su empeño, hasta lograrlo o fenecer en el intento.

Sabe que en ese trance se juega el futuro.

 

 

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 31/05/2021

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