11 de maig 2021

LO QUE NO SE DIJO EN CAMPAÑA


 La victoria por goleada de Isabel Díaz Ayuso, en las elecciones del pasado 4 M, ha ocupado 

portadas, editoriales, artículos y tertulias de todos los medios de comunicación. En estas 

circunstancias, se hace muy difícil plantear el tema de forma que sea original e interesante 

para los lectores.   Por eso, voy a intentar desarrollar esta columna no desde un punto de 

vista inédito, pero sí con argumentos un poco menos trinchados que los qué se han utilizado 

hasta la saciedad.

Me parece una evidencia que la estrategia comunicativa de la izquierda, con la honrosa excepción de Más Madrid, en las elecciones del 4 M, fue un fracaso estrepitoso. PSOE y Podemos ni pudieron ni supieron hacer llegar a su electorado potencial el mensaje que de verdad les interesaba comunicar. Por el contrario, se enredaron en una supuesta guerra cultural, conceptos abstractos y debates poco útiles en los que no se hablaba de aquello que importa a la ciudadanía.  Para algunos politólogos está campaña ha sido la de la anti política en estado puro.

Veamos algunos ejemplos de lo que, en mi opinión, hubiera podido haber dicho la izquierda y no dijo o, cuando se dijo, se hizo sin el volumen adecuado, sin la contundencia necesaria y sin la reiteración conveniente para el momento.

Tras casi dos años al frente del Gobierno de la Comunidad, el balance de iniciativas legislativas de Isabel Díaz Ayuso como presidenta ha sido paupérrimo: ningún Presupuesto presentado a la Asamblea, una sola ley aprobada para poner en marcha una universidad privada y una reforma de la ley del suelo para facilitar los trámites de los constructores. Iniciativa que, por cierto, fue recurrida ante el Tribunal Constitucional por que se aprobó sin el número mínimo de diputados presentes exigido por el reglamento.

Por lo que respecta a la gestión de la pandemia los números son elocuentes: Madrid es la comunidad autónoma con más casos confirmados, 640.656, el 19,18% del total. También es la comunidad con más personas contagiadas que han tenido que ser hospitalizadas y, a la vez, el lugar donde más afectados han tenido que ser ingresados en las UCI. De igual manera Madrid ostenta el triste récord de ser la comunidad con más contagios entre el personal sanitario y, por el contrario, Madrid está a la cola de todas las autonomías en vacunaciones realizadas. Pero es qué durante la campaña, nadie se molestó en recordar a la presidenta que la Comunidad de Madrid se quedó sin rastreadores en plena pandemia.  Eso por no hablar del trato recibido por la gente mayor ingresada en residencias.

Pero es que tampoco se puso el tema de la corrupción sobre la mesa. Como tampoco se habló y cuando se hizo fue muy a la ligera sobre el déficit que tiene Madrid con el transporte, no solo económico sino de servicio.  Ni se refrescó la memoria a los madrileños diciéndoles que Ayuso había enviado comida basura a los niños desfavorecidos cuando el virus estaba en todo su apogeo.

En los dos años escasos de mandato de Isabel Díaz Ayuso, Madrid se ha consolidado como la comunidad donde las desigualdades son más acusadas. Eso hace que la clase social en la que nace un niño condicione su trayectoria educativa más que en cualquier otro punto del país. En cambio, la duración de los conciertos educativos se ha prolongado de 6 a 10 años, a la vez que ya se ha anunciado el rechazo a la ley Celaà que pone a disposición de las autonomías herramientas para reducir la segregación escolar y evitar que determinados colegios públicos sean auténticos guetos. Las consecuencias de estas políticas educativas tan peculiares se traducen en una realidad concreta: en la enseñanza pública solo se matricula el 53,8% del alumnado, 14 puntos menos que la media en España, mientras que en la concertada se matrícula el 30%, cinco puntos más que en el resto y los centros privados albergan al 16,1% del total, el doble que la siguiente comunidad que es Valencia. De igual manera, no hubiera estado mal recordar que Madrid es la Comunidad Autónoma que menos dinero destina por alumno, 4.727 euros y, sin embargo, las familias madrileñas las que más pagan por la educación de sus vástagos, 1.640 euros.

Es obvio que no se puede hacer una campaña electoral solo de reproches.  Pero sí se puede y se deben elaborar una serie de propuestas después de poner de relieve aquello que se considera que el gobierno saliente ha hecho mal y buscar las fórmulas para garantizar que descalabros semejantes no volverán a ocurrir.

Aunque me aparte un poco del hilo argumental de este artículo, no quisiera acabar sin hacer un breve esbozo del perfil político de Ángel Gabilondo que fue titular del Ministerio de Educación de 2009 a 2011. Desde 2015 Diputado y portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid, y en 2019 encabezó la lista del PSOE que ganó las elecciones a la Comunidad de Madrid y si es soso y aburrido, como algunos han dicho, también lo fue antes. Por lo tanto, sería conveniente que, aquellos qué pretenden justificar la derrota con chivos expiatorios, buscasen excusas sólidas y otros responsables a los que cargar el mochuelo.

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 10/05/2021

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