26 de maig 2021

SOSTENELLA Y NO ENMENDALLA


 

Después de más de tres meses mareando la perdiz con descalificaciones, amenazas, reproches, declaraciones, contradeclaraciones y comportamientos desabridos los partidos independentistas catalanes han decidido hacer de la necesidad virtud y constituir un nuevo Govern.

Con todo, haciendo un análisis político racional, cuesta entender como JxCat y ERC que, durante el anterior Govern anduvieron a la greña y acabaron de forma abrupta, ahora se han inclinado por repetir el experimento, a no ser que hayan entrado en juego sentimientos identitarios, miedo a la reacción de los parroquianos y/o intereses espurios. En especial por parte de ERC que tenía posibilidades de explorar otras vías.

No obstante, no hay nada que objetar, se ganaron el derecho a gobernar en unas elecciones democráticas llevadas a cabo dentro de un determinado sistema constitucional de un Estado social y de derecho. El tiempo nos dirá si han aprendido de los errores o son partidarios de sostenella y no enmendalla.

La cuestión es que Pere Aragonés ya es, a todos los efectos, el 132 president de la Generalitat de Catalunya, y es muy posible que dentro de pocas horas tengamos la lista oficial de su nuevo equipo que, de momento, nos está llegando con cuentagotas.

De todas maneras, esta legislatura no ha empezado con buen pie. La presidenta del Parlament, Laura Borrás, ya ha anunciado que no irá a La Zarzuela para informar al jefe del Estado de la investidura del nuevo president de la Generalitat de Cataluña. Es curioso porque esta señora no tuvo ningún empacho en obtener una plaza de funcionaria del Estado “opresor” para asegurarse los garbanzos, y eso está bien, porque lo primero es antes ─que diría José sacristán─, pero, como segunda autoridad de Cataluña, no cumple con sus obligaciones y olvida que con frecuencia las formas son, en política, tan o más importantes que los fondos.

Tampoco Pere Aragonés tuvo una de sus mejores tardes cuando pidió el voto para su investidura, al asegurar que “se comprometía a culminar la independencia, a hacer inevitable la amnistía y ejercer el derecho a la determinación”, todo en el mismo pack, pero olvidando a la mitad de la ciudadanía que no compartimos ni credo ni proyecto. ¡Hombre! Ya sabemos que hay que tener a la parroquia tensionada y para eso nada mejor que las soflamas cuanto más exacerbadas mejor, pero luego sale en la prensa, queda en las hemerotecas y pasa lo que pasa.

En su parlamento Pere Aragonés puso como ejemplo a seguir el caso de Escocia. Lógico, cada cual toma como referente aquello que le parece más apropiado para defender sus intereses. Sin embargo, me gustaría que, en algún momento, los gurús del independentismo nos dijeran como creen que hubiera evolucionado un movimiento como el procés soberanista catalán en países tan poco sospechosos de no ser democráticos como Francia, Alemania, Portugal o EE.UU.

De todas formas, lo que menos necesita ahora la sociedad catalana es que sus dirigentes políticos se dediquen a filosofar sobre el sexo de los ángeles o plantear entelequias. El Govern ha de ponerse el traje de faena y arremangarse, ni el proceso de vacunación ni la situación socioeconómica pueden esperar.

Para empezar, ese nuevo Govern independentista haría bien en retornar claramente a la legalidad, olvidarse de aventuras quiméricas y no hacer trampas al solitario porque ni independencia ni amnistía ni autodeterminación son objetivos que se vayan a conseguir. Como mucho, indultos, un referéndum para aprobar un nuevo Estatut y, quizás, alguna reforma de la Constitución.

Al nuevo Ejecutivo le corresponde llevar a cabo una gestión autonomista y es en ese contexto en el que debe actuar. Por eso, debería poner especial atención en la reconciliación interna de la ciudadanía catalana y la defensa de la seguridad jurídica. Al mismo tiempo, debería poner en marcha una operación para favorecer el retorno de las 5.000 empresas que trasladaron sus sedes y sentar las bases para recuperar el prestigio perdido de Cataluña. Para lograrlo hay recuperar la participación en las negociaciones multilaterales y dar un fuerte impulso a la negociación bilateral (mesa de negociación incluida) con el Gobierno central. No nos podemos permitir el lujo de que el Govern no esté totalmente operativo en la distribución y gestión de los fondos de recuperación europeos Ahí nos jugamos buena parte de nuestro futuro como sociedad y como país.

Es fundamental que ese nuevo gobierno gobierne, que no se enrede en martingalas invertidas a las que en Cataluña somos tan aficionados desde hace un tiempo. Sin olvidar que un Govern ha de decir la verdad a los ciudadanos por dura que sea.

A mi modo de ver, una de las cuestiones que nos atenaza es que el independentismo se ha instalado en un irrealismo clamoroso. Por eso, y aunque puede parecer un planteamiento muy simplista, los secesionistas harían bien en tener a Euskadi como referencia que, por cierto, está bastante más cerca que Escocia y, además, compartimos muchas más cosas con los vascos que con los escoceses. Y nos iría bien saber que ellos han aprendido a practicar el catalanismo pragmático, algo que algunos aquí han olvidado.  Quizás porque no lo han practicado nunca.

 

 

Bernardo Fernández

Publicado n e notícies 25/05/2021

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