21 de juliol 2022

DE LA ESTABILIDAD AL ACUERDO


 

La entrevista entre el presidente Pedro Sánchez y Pere Aragonés, celebrada el pasado viernes, llegó en un momento en el que la estabilidad política de nuestro país está en entredicho. Ante esa situación, ese encuentro, ha sido una oportunidad para que las instituciones que los dos mandatarios encabezan, hagan los esfuerzos que sean necesarios para restablecer dos cuestiones que son imprescindibles para que las sociedades avancen: confianza y seguridad.

La guerra en Ucrania, la inflación disparada y una derecha crecida, porque empieza a disparase en las encuestas, hacen que vivamos unos tiempos turbulentos.

Después de diez meses sin reunirse, y tras la tormenta del catalangate, los dos presidentes se han vuelto a encontrar. Ese encuentro, le interesaba tanto a Sánchez como a Aragonés y a Aragonés tanto como a Sánchez. Aunque es cierto que ambos presidentes corren riesgos si las negociaciones no llegan a buen puerto. El primero porque en determinados puntos de España, los acuerdos con Cataluña no siempre son bien entendidos. Con demasiada frecuencia se piensa que aquello que se pacta con los representantes catalanes, ha de ser otorgado inmediatamente en otros lugares. De hecho, al president andaluz, Moreno Bonilla, le ha faltado tiempo para decir que no permitirá tratos de favor para nadie, y lo que consiga Cataluña, él lo quiere para Andalucía.

De igual manera, Aragonés arriesga porque si la negociación con el Gobierno central naufraga, a sus socios-adversarios de JuntsxCat les faltará tiempo para reprochárselo y recordar que ellos ya lo habían advertido y hay que volver a plantear la unilateralidad y el enfrentamiento con el Estado, como única vía para lograr sus objetivos.

Aragonés insistió ante Sánchez en la desjudialización de la política, concepto, a mi entender, bastante impreciso. De todos modos, estoy convencido que los independentistas son demócratas antes que nada y ellos saben que las democracias se basan en la separación de poderes; por lo tanto, no sería de recibo que el Gobierno intentase orientar las tareas del poder judicial. Otra cosa es que el Ejecutivo, en uso de sus competencias, llegado el momento, pueda poner en práctica medidas de gracia como hizo con los líderes del procés.

En este contexto, el independentismo pragmático debería darse un baño de realismo y cerrar las carpetas de la amnistía y la autodeterminación, si lo que verdaderamente quiere es negociar y obtener beneficios tangibles para la ciudadanía catalana.

Los independentistas saben, de sobras, que la amnistía es una medida excepcional que suele suponer un nuevo planteamiento sobre la conveniencia de prohibir o sancionar una conducta. Por esa razón, las leyes o actos de amnistía son más frecuentes en momentos de fuertes cambios sociales o de regímenes políticos y es evidente que no estamos, ni por asomo, en un cambio de régimen ni nada que se le parezca.

Por lo que respecta a la autodeterminación, baste con recordar que el 26 de noviembre de 2020 el Parlamento europeo votó, por amplísima mayoría, una resolución según la cual la autodeterminación y la independencia son improcedentes dentro del ámbito comunitario. La consecuencia es obvia: la independencia de Cataluña no es compatible con la pertenencia a la UE. En cambio, donde sí hay camino por recorrer es en la reforma del delito de sedición (la Asamblea del Consejo de Europa ya ha pedido que se revise por considerar que es anacrónico), pero para conseguirlo hay que lograr una mayoría parlamentaria que, ahora mismo, no se tiene.

En definitiva, pocas conclusiones concretas salieron de la reunión de la Moncloa del pasado día 15, tampoco se esperaban. Lo que si acordaron los presidentes es que la mesa de diálogo se reúna la última semana de este mes de julio. Sería deseable que en esa reunión estuviera representado todo el Govern y no solo una parte; aunque si tenemos en cuenta que para Junts la mesa de diálogo son “cantos de sirena envenenados”, como dijeron en el cónclave que llevaron a cabo este fin de semana en La Fraga de l´Hospitalet, las posibilidades de sumar a los neoconvergentes a la negociación son nulas.

Se avecinan tiempos socialmente muy difíciles. En este contexto, avanzar en el restablecimiento de la confianza y llegar a acuerdos en forma de traspasos competenciales, inversiones, programas de colaboración y un largo etcétera, es fundamental. Por eso, es imprescindible que se reemprendan los trabajos de la Comisión Bilateral tal y como acordaron los presidentes. Asimismo, a la vez, Sánchez pidió a Aragonés que se convoque en una mesa de diálogo a todos los partidos catalanes para tener una visión más poliédrica de la situación y que todo el mundo pueda opinar.

Todo esto solo será posible si se consigue la estabilidad del Gobierno de coalición y progreso. Condición sine qua non para que no se tengan que convocar elecciones anticipadas es que, primero, se dé luz verde a la tramitación de los presupuestos para 2023 y, después, se aprueben. De no ser así, Pedro Sánchez se vería forzado a convocar elecciones y, tal como está la situación sociopolítica, y cómo anda de subida la derecha no sería de extrañar que le dieran la vuelta a la tortilla.

Por consiguiente, es el momento de consolidar la mayoría de la investidura para que este país pueda seguir avanzando. La cuestión es que quien tiene la llave para que esto siga adelante, o no, es ERC.

 

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 18/07/2022

LAS ELECCIONES VASCAS COMO REFERENCIA

El pasado domingo por la noche en el palacio de la Moncloa respiraron aliviados. Después del fiasco en las elecciones autonómicas gallegas, ...