15 de juny 2020

LA GRAN OPORTUNIDAD

La situación de emergencia socio económica que nos deja la covid-19 es de proporciones bíblicas. En estas circunstancias, la colaboración leal y solidaria entre gobiernos e instituciones se hace más necesaria que nunca. Solo sumando esfuerzos y remando todos en la misma dirección saldremos de esta de manera más o menos aceptable.
En este contexto, la frivolidad, la deslealtad institucional permanente y las cicaterías rastreras tendrán poco recorrido. Ante este estado de cosas los partidos políticos deberán revisar sus estrategias a corto y medio plazo. De no hacerlo, algunos corren el riesgo de quedar en fuera de juego. Muchas de las cosas y las maneras de hacer que hasta ahora han sido viables, hoy empiezan a ser cuestionadas y mañana, es muy probable que ya estén obsoletas.
Este nuevo paradigma lo ha entendido a la perfección Ciudadanos y está haciendo de la necesidad virtud. Pero quizás, uno de los partidos más afectados por la nueva normalidad sea ERC. Por eso los republicanos catalanes harán bien en decidir que quieren ser cuando sean mayores.
El último ciclo electoral ha puesto de manifiesto que en España hay una mayoría social de izquierdas. Sin embargo, esa mayoría se traduce en el tablero parlamentario de una forma muy fragmentada, y eso hace que la gobernabilidad del país sea, como estamos viendo en las últimas semanas, muy complicada.
Pues bien, esto ocurre cuando nos enfrentamos a la situación más difícil que como país henos tenido que afrontar desde la restauración de la democracia. Es el momento de cerrar filas e ir todos en la misma dirección. Sin embargo, estamos viendo como la oposición utiliza todos los mecanismos que tiene a su alcance, y los que no también, para acorralar al Gobierno e intenta forzar un adelanto electoral, para cuanto antes mejor.
Con este panorama de fondo, ERC puede jugar un rol muy determinante. Los republicanos pueden fortalecer el perfil progresista y plurinacional del Gobierno de coalición. Ahora bien, lo han de hacer desde la lealtad institucional, que no significa ni entreguismo ni dejación de creencias.
Decía Winston Churchill: “dime que presupuestos apruebas y te diré que políticas practicas”. En ERC sostienen que su independentismo es de izquierdas y no nacionalista. Propongo que echen un vistazo a los presupuestos de la Generalitat y saquen sus propias conclusiones. Solo un dato: Artur Mas suprimió 2.100 empleos sanitarios y unas 1.100 camas hospitalarias y esos recortes hasta el momento no se han revertido.
En la situación actual, que nos jugamos tanto, la política estatal debería ser una prioridad para ERC. Es absurdo plantearse como único objetivo la independencia y desentenderse del ámbito “español”. Cualquier persona con un mínimo de sentido común sabe que si la independencia de Cataluña siempre ha sido muy difícil y en la situación actual es más imposible que nunca.
En cualquier caso, los republicanos deben asumir su papel con todas las consecuencias; y la primera ha de ser romper el Govern de coalición con JxCat. No es razonable que los que están comprometidos con las políticas de Estado, compartan mesa y mantel de Ejecutivo con un partido que lo único busca es la confrontación.
Lo estamos viendo cada día, en cada ocasión. No hay declaraciones, no hay intervenciones de algún miembro del Govern de los que proceden de JxCat, que no aprovechen para cargar contar el Gobierno central y despotricar contra todo lo que viene del otro lado del Ebro.
Hemos visto a lo largo de toda la gestión del coronavirus como desde el Govern se rechazaba una y otra vez la política de mano tendida del Gobierno central. Lo hemos visto, de nuevo, días atrás cuando el president Quim Torra rechazaba la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat porque “no hay el clima de confianza necesario”, dijo el máximo mandatario. Sin embargo, Pere Aragonés, de ERC, no tardó ni 24 horas en tachar de irresponsables esas afirmaciones y querer posponer la negociación. Ese es el camino que seguir.
ERC tiene ante sí la gran oportunidad de convertirse en un partido serio y con responsabilidades de gobierno colaborando en la transformación real de España en unos de los Estados del bienestar más avanzados en lo social y descentralizados en la gobernabilidad territorial.
Es verdad que el currículum de deslealtades que tienen los republicanos no ayuda a generar confianza, pero rectificar es de sabios. Nadie con dos dedos de frente les puede pedir que renuncien a su proyecto máximo que es la independencia. De la misma manera que tampoco nadie pide a los socialistas que renuncien a poner los medios de producción en las manos de la clase trabajadora. Pero, mientras eso nos sea posible, si se les debe exigir que se conduzcan con lealtad y responsabilidad.  Para ellos es una gran oportunidad, quizás la última.

Bernardo Fernández
Publicado en e notícies 15/06/20


 

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