Durante años el mantra “España
nos roba” ha proporcionado a nacionalistas e independentistas catalanes pingües
beneficios electorales. Cuando las cosas iban mal y las fuerzas flaqueaban en
la enfervorizada tropa, bastaba con apelar al déficit fiscal y a los supuestos
agravios comparativos en materia económica y la moral de la parroquia subía
como la espuma.
Pues bien, una versión
postmoderna de ese eslogan la lanzó, en plena pandemia de la Covid-19, la
incompetente consejera de Presidencia y portavoz del Govern, Meritxell Budó,
con el “España nos mata”. No han faltado individuos de pelaje diverso, pero con
el denominador común de llevar el supremacismo en su ADN y de odiar todo lo que
está más allá del Ebro, los que han hecho bandera de esa soflama. Entre ellos,
el impresentable Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de
Barcelona.
Bien es cierto que semanas
después, la consejera de Sanidad de la Generalitat, Alba Vergés, militante de
ERC y nada sospechosa de ser españolista decía que “nada hacía pensar que en
una Cataluña independiente hubiera habido menos muertos”, lamentablemente, la
rectificación de la consellera llegaba tarde porque el daño ya estaba hecho.
De todas formas, quien ha
batido el récord de ineptitud y de incapacidad, una vez más, ha sido el
president Quim Torra. Desde el minuto uno de la pandemia Torra no ha dudado en
buscar el enfrentamiento con el Gobierno central. Sus reproches al presidente
Sánchez y a sus iniciativas han sido una constante a lo largo de estas
dramáticas semanas de crisis y confinamiento. El president no ha dudado en
poner sobre la mesa el supuesto déficit fiscal que en esta ocasión ha calculado
en unos 18.000 millones de euros. Pero
es que además de otras quejas y reivindicaciones exige que el Estado dé a
Cataluña 15.000 millones de euros para compensar las pérdidas sufridas por la
pandemia y reforzar la economía.
Está claro que cada cual es
muy libre de pedir lo que considere oportuno. Y es lógico que los presidentes
autonómicos luchen por lograr para sus comunidades los recursos que consideren
necesarios y cuantos más mejor, pero todo tiene un límite y Torra parece no
conocer esos límites. Sin embargo, la realidad es tozuda y termina
imponiéndose.
Y eso es lo que ha ocurrido en
esta ocasión. Mientras Torra acusaba al Gobierno de Sánchez de “asfixiar a
Cataluña” por falta de recursos, se conocía el Informe Mensual de Ejecución
Presupuestaria editado por la consejería de Economía que dirige el republicano
Pere Aragonés según el cual el Estado ha adelantado a la Generalitat 1.117
millones de euros en concepto de liquidación del sistema de financiación,
mientras que el gasto extra de la Generalitat por la crisis del coronavirus en
el mes de marzo fue de 584 millones.
Ante la avalancha de gasto
imprevisto que ha ocasionado la pandemia, el Gobierno central ha creado un
fondo denominado Fondo Covid por un importe de 16.000 millones de euros,
destinado a paliar el gasto de las comunidades autónomas en esta crisis. Será a
fondo perdido y se repartirá según los criterios fijados por el Ministerio de
Hacienda. La previsión es que Cataluña perciba 3.200 millones por detrás de
Madrid donde es otorgarán 3.400 millones. Entre ambas comunidades se repartirán
el 42% del total.
Como no puede ser de otro modo
Torra no está de acuerdo ni con la cantidad del fondo ni el sistema de reparto
ni con nada. La cuestión es ir caldeando el ambiente para tener al personal
tensionado, que sea con verdades o mentiras es peccata minuta. Por eso, en su
comparecencia parlamentaria del miércoles, 17 de junio, Torra dijo que
“Cataluña genera recursos suficientes para financiar la educación la sanidad y
el sistema sanitario. El problema de Cataluña es el déficit fiscal”.
Quim Torra vive en su mundo
que casi nunca coincide con el mundo real. Ta vez por eso ignora que el que
fuera consejero de Economía, con Artur Mas de president, Andreu Mas-Colell
reconoció, a final de su mandato, que la cifra que más se acercaba a la
realidad en cuestión de déficit fiscal superaba ligeramente los 3.000 millones
de euros (Nota sobre las diferencias entre las balanzas fiscales y los
presupuestos consolidados de las Administraciones públicas de Cataluña,
14/09/2015). Además, Mas-Colell admitía que una vez consolidadas las cuentas de
todas las administraciones catalanas en 2015 se generaría un superávit a favor
de Cataluña de 2.400 millones de euros, el 1,2% del PIB.
Esa es la realidad, pero que
le vamos a hacer, no hay más sordo que el que no quiere oír ni más ciego que el
que no quiere ver. Y nosotros tenemos un presidente sordo y ciego.
Decía Jordi Pujol que “cada
sociedad tiene los políticos que se merece”. ¿Será verdad?
Bernardo Fernández
Publicado en El Catalán
19/06/20
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