06 de maig 2020

3%: LA HISTORIA DE NUNCA ACABAR


En 1963 se publicaba por primera vez “El cuento de nunca acabar”, un relato (cuento, si se prefiere) que desde su primera página nos permite conocer y disfrutar el rico pensamiento y particular mundo calidoscópico, lleno de suaves matices y policromáticas tonalidades, de la inigualable Carmen Martín Gaite. Martín Gaite, nacida en Salamanca en 1925 y fallecida en Madrid en 2000, ha sido una de las plumas más brillantes de las letras hispánicas de la segunda mitad del siglo XX.
Me ha parecido oportuno parafrasear el título del relato de la excelente escritora castellana para dar nombre a esta columna. Pero aquí se acaba todo paralelismo y/o similitud entre Martín Gaite y su obra con esos sátrapas nacionalistas reconvertidos al independentismo más irredento; no tanto por ideología, sino para mantenerse aferrados al pesebre que tantas satisfacciones les da cuando cobran la sustanciosa nómina por los servicios, de adhesión inquebrantable, prestados.
Lo que ocurre es que, en un sistema democrático como el nuestro, aunque esos indocumentados digan que es de baja calidad y no se respetan los derechos fundamentales, más tarde o más pronto, la verdad acaba saliendo a la luz.
Eso es lo que sucedió con el caso 3%: la historia de nunca acabar. Fue en un pleno del Parlament en febrero de 2005, siendo president Pasqual Maragall quien dijo que CiU tenía un problema que se llamaba 3%. El rifirrafe que se montó fue tremendo, pero no se pudo probar nada y el asunto quedó en el baúl de los recuerdos.
En julio de 2014, de manera totalmente inesperada, Jordi Pujol hizo un comunicado en el que admitía haber ocultado a la Hacienda Pública durante 34 años “un dinero ubicado en el extranjero”, procedente de la herencia de su padre Florenci Pujol. De todas formas, la sospecha generalizada fue que ese dinero y seguramente mucho más, procedía de las mordidas de su época de presidente.
Después, en 2015 y a raíz de diversos casos de presunta corrupción municipal, el asunto fue reabierto en un juzgado de primera instancia de El Vendrell, como consecuencia de una demanda presentada por una regidora de ERC de Torredembarra (Tarragona).
A partir de ahí, el asunto cogió vuelo jurídico, pasó a la Audiencia Nacional y, desde entonces, el goteo de procesados ha sido constante. Hace un par de semanas se hacía público un auto del titular del juzgado número 5 de la mencionada Audiencia Nacional según el cual “se acuerda abrir una pieza separada para investigar a Jordi Jané, Felip Puig, Irene Rigau y Pere Macías, todo ellos ex altos cargos de la Generalitat, por la supuesta financiación irregular de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC)”. Junto a los exconsejeros citados aparecen también encartados otros ocho cargos de segundo nivel.
Sostiene el juez en su auto que “las donaciones que los investigados hicieron al partido, eran actos de afloramiento de dinero de delitos realizaos por personas próximas a CDC, siguiendo un plan superior trazado por jerarcas del partido”.
A menudo, llueve sobre mojado. Hace unos días, el Tribunal Supremo ha confirmado la condena que acreditó la financiación irregular de CDC, entre, al menos, los años 1999 y 2009.  Es la sentencia definitiva del Caso Palau y se entiende probado que Convergencia cobró 6,6 millones de euros en comisiones ilegales de la constructora Ferrovial, a cambio de adjudicación de obra pública. La sala considera totalmente verosímil el relato estructurado por la fiscalía sobre el cobro de mordidas.
Se da la circunstancia que Artur Mas fue secretario general de CDC desde el año 2000 hasta 2012. Por lo tanto, resulta tan urgente como imprescindible que salga a dar explicaciones. De igual manera, sería deseable que los herederos políticos del pujolismo que hasta el momento han recogido buena parte de su cosecha electoral, es decir, el PDeCAT, diera también alguna explicación sobre al affaire. Sin embargo, hasta la fecha todos sus dirigentes guardan un tan encubridor como sospechoso silencio.
Ciertamente, en teoría, nada o casi nada tiene que ver CDC con el PDeCAT, pero si hurgamos en el historial político de los afiliados al nuevo partido, encontraremos que más del 90% provienen de la antigua Convergencia y en sus órganos de dirección y representación pública han encontrado acomodo; tanto los que ya tuvieron responsabilidades con Jordi Pujol, primero, pero, sobre todo, los que las tuvieron con Artur Mas, después.
Y es que todo eso fue posible porque de forma paralela a CDC se montó un entramado de empresas y/o fundaciones que hicieron viable el tránsito del dinero por las cloacas de la Administración. Al frente de esas redes de corrupción institucionalizada había personas con nombre y apellidos.
En consecuencia, nosotros, como miembros de una sociedad avanzada madura y compleja y que mantenemos las instituciones con nuestros impuestos queremos saber quiénes lo hicieron y quiénes les dieron soporte desde la sombra, para poder hacer, durante tanto tiempo, tanto daño.
En definitiva, menos mandangas identitarias, menos patrioterismo demodé y menos moralina politiquera, pero mucha más responsabilidad política, y compromiso ético y sensatez social. De verdad, no solo de boquilla.

Bernardo Fernández
Publicado en e notícies 05/05/20

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