05 de març 2020

LARGO ME LO FIAIS


Entre todo el marasmo de negatividad y desconfianza que nos invade, en casi todos los ámbitos de la vida, nos ha llegado una buena noticia: la mesa de negociación entre los Gobiernos de España y la Generalitat ya se ha constituido y empezado a funcionar. Quedémonos con eso, porque profetas de la catástrofe y boicoteadores, de aquí y de allí, no han faltado. El primero Quim Torra. El president de la Generalitat se ha pasado por el arco de triunfo el acuerdo alcanzado por PSOE y ERC el pasado 3 de enero.
Entonces, ambos partidos establecieron que esa mesa de negociación estaría compuesta por miembros de ambos Ejecutivos. El Gobierno de España ha cumplido a rajatabla. Sin embargo, la parte catalana ha enviado una delegación variopinta compuesta por diputados, entre ellos un imputado por organizar presuntamente el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, una concejal y un alto cargo de la Administración.
Con esa actitud, Torra y los suyos ponen de manifiesto el poco interés que tienen por la negociación, falta de respeto hacia la otra parte, hacia la ciudadanía que representan y una frivolidad institucional muy preocupante.
Más allá de esas cuestiones previas que para algunos pueden parecer bagatelas, vamos a fijarnos en lo fundamental. Hubiera sido deseable que la representación catalana dejase de hablar, al menos durante unas horas, de autodeterminación, amnistía y represión. Pues no, la misma mañana de la reunión se podían escuchar declaraciones ofensivas hacia la otra parte de personas que pocas horas después iban a estar sentadas en la mesa de negociación. No sé si será porque en Cataluña ya soplan aires electorales y hay que vender el producto, pero convendrán conmigo que ha de ser difícil sentarse a dialogar con alguien que acaba de decir en un medio de comunicación que el Gobierno del que formas parte alimenta la represión y permite la tortura.
De todas formas, como ya he escrito en reiteradas ocasiones, “la política es el arte de lo posible” y, menos de veinticuatro horas después de que se constituyese la mesa de negociación, ERC se abstenía en la votación sobre el techo de gasto y los Presupuestos Generales del Estado iniciaban su andadura en el Congreso de los Diputados.
Por lo que respecta a los resultados del primer encuentro en la mesa de diálogo, ciertamente, había pocas expectativas. No dejaba de ser una toma de contacto. No obstante, las dos partes, tras un comunicado conjunto, admitieron el buen clima y el sentido positivo que había presidido la reunión. Los negociadores acordaron que se reunirán todos los meses de forma alternativa en Madrid y Barcelona, aunque, en principio, ya no asistirán ni presidentes ni vicepresidentes.
También, se dejó claro que los posibles pactos y/o acuerdos a que se pueda llegar “estarán en el marco de la seguridad jurídica”. Dicho en román paladino dentro del Estatuto y la Constitución. Ya sabemos que a algunos eso de decir Constitución, España o cosas por el estilo le produce urticaria. Tanto da. Como dice un conocido adagio chino, “no importa que el gato sea blanco o negro, lo que cuenta es que cace ratones… Pues eso.
No le quiero echar agua al vino, pero me parece que, como dice Don Juan en el Barbero de Sevilla de Tirso de Molina o en Don Juan Tenorio de José Zorrilla, “largo me lo fiais”. A mi modo de ver, esta expresión, un tanto arcaica y en desuso encaja a la perfección en la situación que nos ocupa, y a muchos nos preocupa, porque con frecuencia los proyectos a largo plazo pueden olvidarse con facilidad y desvanecerse con los vaivenes del destino, que diría el poeta.
En cualquier caso, démosle una oportunidad a la esperanza. Vale la pena.

Bernardo Fernández
Publicado en e notícies 28/02/20


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