28 de juny 2019

President, posi les urnes


Es muy posible que el Tribunal Supremo (TS) haga pública la sentencia a los líderes del procés a principios de otoño. Seguro que, si el fallo no es absolutorio, desde las instancias de poder, se pedirá a la ciudadanía dar “una respuesta de país”. Entonces, cualquier cosa puede ocurrir. Confiemos que el seny se imponga. Que el Govern esté a la altura de las circunstancias, se respete la legalidad vigente, no se altere el orden público y que hechos como los de septiembre y octubre de 2017 no vuelvan a ocurrir. Pero, sobre todo, confiemos que no suceda nada que luego tengamos que lamentar. Sería fatal.

Una vez conocido el dictamen del TS, más pronto que tarde, en Cataluña se tendrán que convocar elecciones autonómicas. La situación de parálisis política que estamos viviendo no da más de sí. Esto no se aguanta. Estamos con los presupuestos prorrogados de 2017, con todos los inconvenientes que eso supone y esta semana mismo el Parlament ha tumbado un Decreto de ley del Govern que pretendía regular el precio de los alquileres de las viviendas en determinadas zonas. Así no podemos seguir.

El panorama político que nos vamos a encontrar cunado por fin se convoquen elecciones es, a día de hoy, una incógnita.

ERC aspira consolidarse como fuerza hegemónica en Cataluña y poner un president en la Generalitat. Por eso, en el momento que tenga la certeza que lo puede lograr no dudará en romper la coalición que sostiene al Govern.

En ese contexto, los republicanos saben que es importante estar pendientes de los movimientos de Artur Mas. De hecho, Mas ya se está postulando para volver. Lo podrá hacer a partir de febrero de 2020. El expresidente sería un rival difícil de batir, siempre y cuando consiga poner paz y orden entre los suyos. Ese es, en mi opinión, otro motivo para que los republicanos fuercen la máquina para que haya elecciones antes de acabar el año.

Todo lo contrario, ocurre en el PDeCat o Junts per Catalunya o como por fin decidan llamarse para presentarse a las elecciones. Allí el desbarajuste que están viviendo a nivel interno, es más que considerable. Ni tienen líder, ni tienen proyecto. Quizás la vuelta de Mas, con su halo de mártir por haber sido inhabilitado, pueda dar un buen balón de oxígeno a los antiguos convergentes, pero arrastran mucha rémora y les será muy difícil remontar al vuelo. Además, no parece que en Waterloo estén por la labor de ceder al expreident el protagonismo.

Por otra parte, en la orilla constitucionalista, veremos si el nuevo partido que se anuncia estos días como Liga democrática y que aspira a ocupar el espacio de centro derecha no independentista que quedó huérfano en Cataluña desde que Convergencia se echó al monte, está listo para dar la cita electoral.

PSC, PP y Ciudadanos seguirán ahí con sus dérias y sus neuras. Los socialistas, muy probablemente al alza, colgados, para bien o para mal, de Pedro Sánchez, el PP en serio riesgo de extinción y Ciudadanos después de los últimos acontecimientos, camino de la irrelevancia. Pero no adelantemos acontecimientos, tiempo tendremos para ir analizando la situación.

El hecho cierto, es que, en Cataluña, desde que empezó la deriva independentista, llevamos siete años acumulando fracasos por ninguna ventaja y esto ya no da más de sí.

¿Recuerdan la demanda de Carme Foracdell, entonces presidenta de ANC? “President, posi les urnes” (presidente, ponga las urnas), pues sería perfectamente aplicable al actual president, incluso se podrían utilizar eslóganes de la primera época procesista: “això va de democracia” (esto va de democracia) o aquel otro: “votar es normal en un país normal” (votar es normal en un país normal).

Por respeto a Cataluña, por respeto a sus instituciones y, sobre todo, por respeto a todas y todos los ciudadanos: “president, posi les urnes”.



Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 27/06/19




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