25 de juliol 2018

IMPLOSIONAR EL INDEPENDENTISMO


Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Pues bien, hay políticos que son capaces de tropezar y equivocarse tantas veces como haga falta, hacer que los suyos se estampen contra la pared, romper la cohesión social y poner en riesgo el progreso de su país. Todo vale para mantenerse en el sillón, aunque sea virtual, y seguir disfrutando así de ciertas prebendas.
Eso es, exactamente lo que hicieron Carles Puigdemont y sus colaboradores más próximos en la asamblea del PDeCat celebrada los días 21 y 22 de julio en Barcelona.
Puigdemont y los suyos saben de sobras que han de pasar muchos años y muchas cosas para que el expresident pueda volver a ejercer la política institucional. No obstante, no le ha temblado el pulso para defenestrar a Marta Pascal, partidaria de practicar el posibilismo político, y colocar en su lugar a David Bonvehí, hasta ahora número dos del partido y que parece bastante más proclive a seguir los dictados del president fugado.
Lo sucedido en el Palacio de Congresos de Barcelona el fin de semana, no es una buena noticia ni para el independentismo en su conjunto ni, mucho menos, para los que aspiran a restablecer los puentes de dialogo.
Que nadie se llame a engaño. Puigdemont no hace las cosas porque sí. Tiene dos objetivos muy claros y trabaja para lograrlos. Uno es fagotizar a ERC y concentrar el máximo de poder secesionista bajo su control. El otro tensar cuanto pueda la cuerda con el Gobierno central y los poderes del Estado, porque piensa que le beneficia. Ese es el motivo principal de la caída de Marta Pascal. Fue ella quien hizo las indicaciones precisas a su grupo parlamentario en el Congreso para apoyar la moción de censura de Pedro Sánchez y desalojar a Rajoy de La Moncloa, cuando Puigdemont quería que el PDeCat se abstuviera.
La Crida Nacional por la República, -el último invento del expresident, no deja de ser una cortina de humo. Lo que en realidad pretende Carles Puigdemont es que la política catalana siga inmersa en el dislate que estamos padeciendo; de esa forma, podrá ejercer un hiper liderazgo mesiánico y teledirigir cómodamente desde cualquier rincón del mundo buena parte de la acción política que se lleve a cabo en Cataluña.
Imaginemos por un momento que la situación empieza a normalizarse, ¿qué papel jugaría Puigdemont? La repuesta es clara: ninguno. Es lo que pasó con la entrevista Sánchez Torra, en cuanto hubo un poco de distensión el expresdent perdió protagonismo.
No podemos vivir instalados en este marasmo. El fracaso de la unilateralidad por la que apostaron los secesionistas es una evidencia. Por tanto, cuanto antes lo reconozcan y empiecen a rectificar mejor. Sin embargo, las intenciones de Puigdemont van en dirección opuesta.
Quizás los soberanistas necesiten tiempo para recomponerse, pero el país no puede esperar mucho más. Ciertamente, rectificar no es fácil, menos cuando se ha jugado a todo o nada y se ha perdido.
En estos momentos lo que toca es dejarse de universos ficticios, volver al mundo real y explicar las cosas como son, no como habían soñado algunos que podían ser. Hasta Carod Rovira, poco sospechoso de connivencias con el constitucionalismo pidió un poco de decencia política y que se le diga a la gente la verdad.
La ciudadanía empieza a estar harta de tantas martingalas imposibles. No hace falta ir muy atrás para darse cuenta qué hay quien se llena la boca de bravuconadas y luego las palabras se las lleva el viento.
Se iba a constituir el “Consell de la República”. Se iba a crear la “asamblea de cargos electos”. Ahora, nos vienen con ese órgano indefinido que han llamado “La Crida Nacional per la República” ¿Qué es? ¿Para qué servirá? ¿Cuáles son sus objetivos? Nadie ha dado ninguna explicación mínimamente válida. No obstante, estos movimientos pueden hacer implosionar el independentismo y los responsables parece que no quieren darse cuenta.
En todo este contexto, un tímido deshielo había empezado con la reunión de los presidentes llevada a cabo semanas atrás, después se han reunido varios ministros con varos consellers y en breve se reunirá la Comisión bilateral Estado-Generalitat que hacía años que no se reunía. Hasta Elsa Artadi, portavoz del Govern, está por el diálogo y admite que “la fiscalía puede decidir hacia donde aprieta i hacia donde no”. Sin embargo, la actitud de Carles Puigdemont me ha traído a la cabeza aquella placa que hay en algunos bares, con una frase que dice: “Hoy hace un día fantástico, seguro que viene alguien y te lo …”
Esperemos que eso no ocurra.

Bernardo Fernández
Publicado en e-notícies 25/07/18

LO QUE PUDO HABER SIDO Y NO FUE

Estos días se cumplen 93 años de la proclamación de la Segunda República española. Aquel hecho histórico fue posible porque se dieron una se...