En septiembre de 1998 el
director cinematográfico Carl Franklin estrenaba su película Cosas que
importan. Me ha parecido oportuno utilizar como enunciado de este escrito la
misma frase que empleo el conocido director para titular su filme. A partir de
ahí, cualquier coincidencia entre las dos creaciones es pura casualidad.
Con este artículo, me propongo
desmontar, aunque sólo sea en parte, ese dicho tan manido de que “todos los
políticos son iguales”. Veamos.
El arranque del Gobierno de
Pedro Sánchez fue espectacular. Lo recordamos todos y no insistiré. No
obstante, no faltaron los profetas del desastre, la mayoría con las posaderas
ubicadas en la derecha y más de uno con cuenta corriente en paraíso fiscal,
dijeron que aquello sería como una gaseosa; es decir, cierto estruendo inicial
para desbravarse con rapidez.
Sin embargo, parece que el
Ejecutivo socialista ha alcanzado la velocidad de crucero y no pasa día que no
nos dé motivos para creer que este Gobierno trabaja de otra manera y en cosas
que de verdad importan a la ciudadanía.
Por ejemplo, en el tema
siempre escabroso de la corrupción. Como todos recordamos no había pasado ni
una semana del nombramiento de los ministros cuan saltó la noticia que él,
entonces, ministro de Cultura y Deporte, Máxim Huerta había sido multado por
defraudar a Hacienda. Pues bien, en horas Huerta dimitía. La ejemplaridad
rapidez y contundencia fueron modélicas. Algo similar ha sucedido con Jorge
Rodríguez, ahora ya expresidente de la Diputación de Valencia y que había sido
acusado de supuestas irregularidades en la contratación de personal directivo
para una empresa pública.
De igual forma, ha sido
ejemplar la actitud del Gobierno con migrantes y refugiados. Una referencia
para otros Gobiernos de la UE.
Lo mismo se podría decir de la
decisión del Ejecutivo de trasladar los restos mortales de Franco y José
Antonio para hacer del Valle de los Caídos un espacio de reconciliación de
todos y para todos y no sólo de los de un bando, como ha sido hasta ahora.
Pues bien, mientras todo esto
sucede, en el Ministerio de Hacienda ya han empezado a elaborar los
Presupuestos para 2019. Unos Presupuestos que el Gobierno de Sánchez pretende
que sirvan para dar un giro a la política presupuestaria y reforzar el Estado
del bienestar. El eje vertebrador de esa nueva orientación sería cumplir con
los objetivos de déficit y deuda marcados por Bruselas, pero priorizar la
cohesión social, la lucha contra la desigualdad y la sostenibilidad.
En este contexto, el diseño de
las cuentas irá en la línea de fomentar un cambio en el modelo de producción
que genere un crecimiento más cercano a los criterios de igualdad y
redistribución.
Por todo ello, Pedro Sánchez
ya ha anunciado que “necesitamos un sistema fiscal de primera para tener un
Estado de bienestar de primera”.
Y mientras el Gobierno se
preocupa y ocupa de las cosas que de verdad importan, los que decían ser uno de
los partidos con más militantes de Europa, andan a la greña, entre otras cosas,
por las falsedades del censo y porque van a hacer unas elecciones primarias que
no van a llegar ni a simulacro. Si como parece, los militantes que voten no
llegan ni al 10% de los afiliados, eso será una charlotada, no un proceso
electoral.
Por cierto, mientras unos
trabajan y otros se descalabran solos, Quim Torra promociona la ratafía “porque
nos hace más fuertes como país”. Sobran los comentarios y conste que ese licor
me parece un digestivo excelente, pero cada cosa en su lugar.
Bernardo Fernández
Publicado en e-notícies
3/07/18
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