Si
se tuviera que resumir con una sola palabra el resultado de la reunión del
presidente del Gobierno de España con el de la Generalitat, que hacía más de
dos años que no se producía, yo lo haría con el vocablo deshielo.
En
efecto, la reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra el pasado lunes en La
Moncloa debe ser el inicio de una nueva fase política en la que las cuestiones
políticas se resuelvan con iniciativas políticas.
De todos modos, hay cosas incuestionables que tienen
un rol decisivo en esta inmensa partida de ajedrez. Por ejemplo, que Europa ha
respaldado sin fisuras la democracia española y que el 27 de octubre no hubo ni
referéndum ni nada que se le parezca. A la vez, tampoco se puede negar que el independentismo, aunque dividido
en tres listas, volvió a ganar las elecciones el 21 de diciembre, movilizó al
47% de los electores y repitió así su mayoría absoluta.
Pedro Sánchez sabe que el conflicto catalán viene de lejos y
no se va a resolver de un día para otro. No obstante, considera positivo
intentar rebajar la tensión para avanzar primero normalizando la situación y a
medio plazo buscando una solución de largo recorrido.
Por otra parte, es evidente que el procés ha fracasado
y la unilateralidad es inviable. Otra cosa es que los líderes secesionistas,
pese a todo, se tengan que mantener imperturbables para no defraudar a su
electorado. Además, saben que ni pueden pactar un programa alternativo
entre ellos, por su diversidad ideológica, ni arriesgarse a dar la batalla
interna porque eso podría suponer perder el poder.
En consecuencia, han optado por el espejismo de mantener
la ilusión de que la independencia es posible (algo que cada vez cree menos
gente) y esperar a ver qué sucede. Quizás una dura sentencia del Supremo a los
imputados por los sucesos de septiembre y octubre sería el revulsivo que
necesitan para volver a las andadas.
En cualquier caso, debemos entender la entrevista
entre los dos presidentes como un hecho positivo. Un encuentro de dos horas y
media no es demasiado habitual entre los políticos de hoy en día, y si lo
comparamos con lo sucedido en los últimos seis años, es un éxito
incuestionable.
Hubo dialogo, sí y discrepancias también. Se llegó a
algún acuerdo como, por ejemplo, poner de nuevo en marcha la comisión bilateral
que no se reunía desde 2011. Se acordó que esta misma semana se reúnan los vicepresidentes
de ambos gobiernos. A la vez,Torra invitó a Sánchez a los actos que se
celebrarán este mes de agosto para homenajear a las víctimas de los atentados
de Barcelona y Cambrils, en el primer aniversario.
Como no podía ser de otro modo, Torra defendió el
derecho de autodeterminación y Sánchez el autogobierno. Llegados a ese punto,
hay quien dice que saltaron chispas, pero no llegó la sangre al río. Y para el
bien de todos ni uno propuso pactar un referéndum, ni el otro reformar la
Constitución como solución a todos los males.
Asimismo, los presidentes trataron, entre otros
asuntos, sobre la posibilidad de retirar los recursos ante el Constitucional a
diversas leyes de claro contenido social, de impulsar el corredor del
Mediterráneo o la anulación del juicio a Lluís Companys.
En mi opinión, esta entrevista tiene cierta similitud
con la que tuvieron Adolfo Suárez y Josep Tarradellas en los inicios de la
Transición. Entonces el encuentro fue francamente mal. Sin embargo, cuando
Tarradellas se reunió con la prensa dijo que había ido muy bien. Con el tiempo
nos dimos cuenta de que, tras aquel encuentro, se sentaron las bases de uno de
los periodos de más desarrollo y progreso de España en toda su historia.
No creo que ese sea el caso en estos momentos. No
obstante, no deja de ser curioso que ambos presidentes acabaran su entrevista
dando un paseo por los jardines de La Moncloa, y en ese paseo Sánchez enseñara
a Torra la fuente en que Don Antonio Machado se encontraba con la que fue su
último amor que, por cierto, estaba casada: Pilar de Valderrama, Guiomar.
Quién sabe si quizás algunos de los versos del insigne
poeta iluminan a nuestros mandatarios y se deciden a hacer “camino al andar”,
sin “buscar la gloria ni dejar en la memoria de los hombres su canción”
Para empezar, sería suficiente con que trabajasen por
el deshielo de la situación entre Cataluña y el resto de España.
Bernardo
Fernández
Publicado en
e-notícies 11/07/18
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada