Por mucho que algunos se empeñen en negarlo, las
coincidencias entre Grecia, España y otros países de la UE son evidentes. Eso no significa que, en
temas sociales, políticos o de cualquier otra índole, se pueda hacer una
transposición mimética de un lugar a otro, pero en un mundo globalizado como el
nuestro las interdependencias son un hecho.
Es verdad que ni España es Grecia ni Syriza ni
Podemos se parecen demasiado. Tampoco son equiparables las economías de un país y otro ni por su tamaño ni por la
profundidad de sus respectivos agujeros negros. Sin embargo, existen grandes similitudes
en asuntos como la corrupción sistémica, el agotamiento de los partidos
mayoritarios, la desafección política,
los altísimos índices del paro o las ganas de cambio de la ciudadanía.
En estas circunstancias, de cómo sucedan las cosas
en los próximos meses, de los acuerdos o desacuerdos a que lleguen los griegos
y la UE, dependerá, en gran medida, la evolución inmediata de Podemos y sus
resultados en las próximas elecciones
generales que se han de celebrar, en nuestro país, a finales de año.
Está por ver si el líder de Syriza, AlexisTsipras, seguirá la estela de Lula o
buscará ser el Chávez europeo. Lo que es evidente es que su éxito electoral se
nutre del fracaso de las formaciones tradicionales y el descrédito de las
clases dirigentes, algo, a día de hoy, universal.
En cualquier caso, resulta difícil trazar un
paralelismo entre Syriza y Podemos. De hecho, Syriza es una coalición de 18
pequeños partidos que hunde sus raíces
en el antiguo partido comunista del exterior, de corte eurocomunista.
En breve sabremos de las habilidades negociadores de
Tsipras y su equipo con la Troika (UE,
BCE, FMI) y hasta donde están dispuestos a ceder los acreedores
internacionales. Pero de momento, y a juzgar por los primeros movimientos, no
parece que los problemas de Grecia estén en vías de solución.
De todos modos, debemos saber que las negociaciones
entre la, ya mencionada, Troika y el nuevo gobierno griego, serán algo muy
parecido a una larga partida de ajedrez. De lo que ocurra en las próximas semanas y meses en esas mesas
de negociación, depende y mucho el futuro más inmediato de Podemos. En ese
contexto, los de Pablo Iglesias harían bien en tener las cuentas claras, aunque
sólo fuera por aquello de la mujer del César.
Bernardo Fernández
Publicado en ABC 04/02/15
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