04 de febrer 2015

LAS CUENTAS CLARAS

Por mucho que algunos se empeñen en negarlo, las coincidencias entre Grecia, España y otros países de  la UE son evidentes. Eso no significa que, en temas sociales, políticos o de cualquier otra índole, se pueda hacer una transposición mimética de un lugar a otro, pero en un mundo globalizado como el nuestro las interdependencias son un hecho.
Es verdad que ni España es Grecia ni Syriza ni Podemos se parecen demasiado. Tampoco son equiparables las economías de un  país y otro ni por su tamaño ni por la profundidad de sus respectivos agujeros negros. Sin embargo, existen grandes similitudes en asuntos como la corrupción sistémica, el agotamiento de los partidos mayoritarios, la desafección  política, los altísimos índices del paro o las ganas de cambio de la ciudadanía.
En estas circunstancias, de cómo sucedan las cosas en los próximos meses, de los acuerdos o desacuerdos a que lleguen los griegos y la UE, dependerá, en gran medida, la evolución inmediata de Podemos y sus resultados  en las próximas elecciones generales que se han de celebrar, en nuestro país,  a finales de año.
Está por ver si el líder de Syriza,  AlexisTsipras, seguirá la estela de Lula o buscará ser el Chávez europeo. Lo que es evidente es que su éxito electoral se nutre del fracaso de las formaciones tradicionales y el descrédito de las clases dirigentes, algo, a día de hoy, universal. 
En cualquier caso, resulta difícil trazar un paralelismo entre Syriza y Podemos. De hecho, Syriza es una coalición de 18 pequeños partidos  que hunde sus raíces en el antiguo partido comunista del exterior, de corte eurocomunista.
En breve sabremos de las habilidades negociadores de Tsipras y su equipo con la Troika  (UE, BCE, FMI) y hasta donde están dispuestos a ceder los acreedores internacionales. Pero de momento, y a juzgar por los primeros movimientos, no parece que los problemas de Grecia estén en vías de solución.
De todos modos, debemos saber que las negociaciones entre la, ya mencionada, Troika y el nuevo gobierno griego, serán algo muy parecido a una larga partida de ajedrez. De lo que ocurra  en las próximas semanas y meses en esas mesas de negociación, depende y mucho el futuro más inmediato de Podemos. En ese contexto, los de Pablo Iglesias harían bien en tener las cuentas claras, aunque sólo fuera por aquello de la mujer del César.

Bernardo Fernández

Publicado en ABC 04/02/15

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