Los capitostes del comercio
y el Ayuntamiento de Barcelona han ido mareando la perdiz, de abrir o no las
tiendas los festivos, hasta que el tema ha madurado lo suficiente para ponerlo
sobre la mesa. El detonante ha sido un estudio de la Universidad de Barcelona,
según el cual abriendo los festivos de
julio y agosto, en determinadas zonas de la ciudad, se potenciarían las compras turísticas, sin modificar los
hábitos de los compradores locales.
El mencionado informe
sugiere que incluso se podrían generar puestos de trabajo. Pero pasa por alto
que lo que hacen las empresas, en estos casos, es cambiar el día de fiesta de los empleados
(el festivo por cualquier otro día de la semana y así ni siquiera se da la
opción a cobrar el día trabajado).
Sería bueno que alguien
explicara con qué legalidad moral se permitirá abrir en Paseo de Gracia y no en
Vía Julia. O bien, ¿quien va a garantizar que en aras de la libre competencia
pasado mañana no se permitirá abrir 365
días al año y 24 horas al día?
De abrirse así la veda, es
posible que lo que para empezar se plantea en zonas delimitadas, días
determinados y horarios acotados, en breve se convierta en una guerra sin
cuartel, con el lema sálvese quien pueda.
Soy de la opinión que no se
puede prohibir trabajar cuando hay trabajo. Ahora bien, se debería ponderar si
el beneficio de unos no será un prejuicio excesivo para otros. Es falaz decir que
no se perjudicará al resto del comercio de la ciudad. Es muy probable que se
produzca la compra de traslación (“como
mañana está abierto en el centro, realizaremos allí nuestra compra”).
Ciertamente, tan legítima es
una opción como otra, pero el Gobierno municipal no puede seguir con su ambigüedad calculada. El discurso convergente,
que consiste en decir que protege al pequeño comercio mientras impulsa la
desregulación por debajo de la mesa, está agotado.
“No escupas para arriba que
te puede caer en la cara”, dice un viejo refrán. Eso es exactamente lo que le ha sucedido al Departamento de Empresa que
meses atrás impugnó el decreto estatal que duplica la abertura en días festivos
y ahora, si prospera la iniciativa de Barcelona, se verá obligado a autorizar
aquello que recurrió
Abrir o no abrir las tiendas
en festivo: esa es la cuestión.
Bernardo Fernández
Publicado en ABC 22/10/13
1 comentari:
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