10 de maig 2023

BARECLONA, OBJETIVO PRIORITARIO


 

El objetivo prioritario de todos los partidos que se presentan a estas próximas elecciones municipales es Barcelona.   Para las grandes formaciones, conseguir la alcaldía de la capital de Cataluña significaría, más allá del reconocimiento de una buena parte del electorado, el espaldarazo a su proyecto político. Para los menos grandes, entrar en el consistorio barcelonés, es ganar visibilidad y poder hacer oír su voz, aunque sea con sordina.

A partir de ahí, cada partido está desarrollando la estrategia que considera más adecuada para sus intereses. Así, por ejemplo, la actual alcaldesa, Ada Colau, que se presenta por tercera vez para revalidar su mandato, intenta que el cisma Sumar Podemos no le pase factura. Colau lo tiene difícil porque su idea de ciudad parece superada y buena parte de la opinión publicada (que no siempre coincide con la pública) está en contra. Además, la gran mayoría del sector de negocios de la ciudad es muy reacio a la línea de actuación de la alcaldesa.

Lo de Xavier Trias es un caso extraño. El hombre estaba tranquilamente retirado en su arcadia feliz, pero los posconvergentes fueron a buscarle porque, tiempo atrás, pusieron toda la carne electoral en el asador municipalero de Elsa Artadi, pero la muchacha se desfondó y se fue a casa. La primera condición que puso Trias a los suyos fue que no salieran del Govern, pero Junts salió y él no se dio por enterado. Más tarde, hemos sabido que la presidenta de su partido, Laura Borrás ha criticado la decisión de repescar a Xavier Trias. Claro que tampoco hemos visto nunca al alcaldable en los performances de su jefa de filas frente al Palacio de Justicia. El viejo político no se anda con remilgos y esconde, sin disimulo, la marca del partido que le patrocina. Supongo que todo ese show tiene que ver con la erótica del poder, si no, no se entiende. 

Se cumple, este mes de mayo, doce años desde que los socialistas perdieron la alcaldía de Barcelona, ​​y esa es una espina que lleva muy clavada el PSC. Ahora, hay indicios racionales para pensar que Jaume Collboni puede ganar y poner, de nuevo, a su partido en el zenit de la política municipal catalana. La cuestión es que eso mismo se piensa en La Moncloa. Pedro Sánchez necesita una victoria de prestigio que ratifique su línea de actuación frente a la derecha. No es fruto del azar que Sánchez haya decidido cerrar campaña precisamente en Barcelona.

Y en este breve análisis nos queda el candidato republicano. ERC es el partido que, en Cataluña, presenta más candidaturas en estas elecciones, como ya sucedió en 2019. Sin embargo, los republicanos suelen obtener pingües beneficios electorales en el Área Metropolitana de Barcelona que es donde se concentra la inmensa mayoría de la población catalana , y ahí, sobre todo en las principales localidades, pintan bastos para los de Oriol Junqueras; ni L'Hospitalet de Llobregat, ni Badalona, ​​ni Santa Coloma de Gramenet parece que vayan a tener alcalde republicano, pero es que tampoco, en Barcelona, ​​Ernest Maragall está marcando la agenda de la campaña; da la sensación de que al viejo político ya se le ha pasado el arroz, tiene la pólvora mojada y los estudios de opinión cada vez indican con más claridad que el exsocialista reconvertido está perdiendo pie. 

Cuando faltan menos de tres semanas para que los ciudadanos acudamos a las urnas, diversos sondeos indican un triple empate entre Xavier Trias, Jaume Collboni y Ada Colau en intención directa de voto. Por consiguiente, si esa tendencia se confirma, tras el 28 M se pondrá en práctica un complicado proceso de negociaciones, para decidir quién será el encargado de pilotar la nueva etapa que se abrirá en nuestra ciudad.

Un ayuntamiento de primerísimo nivel como el de Barcelona, ​​ha de articular sus iniciativas desde las políticas sociales, la lucha contra el cambio climático, la contaminación y la seguridad, pero no solo eso. Cada población tiene sus especificidades y Barcelona no es una excepción. El modelo de ciudad compacta es propio de la capital catalana, aquí conviven empresas universitarias,  centros de investigación , de formación y de transferencia de tecnología, así como viviendas, equipamientos y  zonas verdes . Y ahora, se necesita un nuevo impulso y sabía nueva para que Barcelona pueda desarrollar todo el potencial acumulado.

No quiero utilizar el recurso fácil de la nostalgia, pero llevamos demasiados años sin un proyecto con capacidad para ilusionar a una gran mayoría de ciudadanos. El enquistamiento de la crisis territorial y el afán de protagonismo de algún que otro dirigente han acabado por hacer imposible un proyecto ambicioso que hubiera podido servir para sacar a Cataluña de la parálisis y el marasmo acumulado en los últimos diez años.

La ciudad está atravesando una crisis que, si no se ataja de manera adecuada, podría convertirse en crónica y generar decadencia. Si queremos seguir avanzando necesitamos un proyecto inclusivo. Debemos prescindir del sectarismo que ha anidado en la política catalana de los últimos tiempos. Ni el enfrentamiento ni la división han sido positivos para nadie. Es hora de pasar página y buscar aquello que nos une y enterrar lo que nos separa.

Barcelona tiene capacidad para reinventarse. Lo hizo en 1888 con la Exposición Universal, en 1929 con la Exposición Internacional y, también, en 1992 con los Juegos Olímpicos. Ahora necesita un nuevo empuje para soltar lastre y seguir en la cresta de la ola internacional, sin dejar de lado ni a sus ciudadanos    ni a su entorno que son su auténtica razón de ser. Se hizo muy bien y se puede volver a hacer, pero para eso hacen falta personas capacitadas que vayan más allá de visiones cortoplacistas y de proyectos de vuelo gallináceo que apuestan más por el decrecimiento que por el progreso.

El 28M, nosotros decidiremos.

 

Bernardo Fernandez

Publicado en e notícies 05/08/2023

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