15 de març 2023

GOBIERNO ROTO, MAYORÍA EN RIESGO


 

La política española cada día que pasa está más emponzoñada. Para complicar un poco más la situación, solo ha faltado la votación en el Congreso sobre la admisión a trámite de la reforma de la Ley del “solo sí es sí”, donde una parte del Gobierno, la bancada del PSOE , PP, Ciudadanos y PNV han votado una cosa, y dos ministros de Podemos, los diputados de su grupo parlamentario y otros de la mayoría de la investidura, otra.  ciertamente, un panorama difícil de entender por amplios sectores de la ciudadanía. La incapacidad del Gobierno para resolver sus diferencias internas impulsan a muchos ciudadanos a rechazar la política ya sus actores. Mientras, la derecha se ha sentado a la puerta de su casa esperando ver el cadáver de su adversario pasar. “Nosotros a comer palomitas , dijo, con sorna, un diputado del PP, y todo esto cuando estamos a punto de iniciar un nuevo ciclo electoral.

Un parlamento es la representación por excelencia de los diversos sectores que conforman la sociedad y por definición, el templo de la palabra. Allí se va, o se debería ir, a confrontar ideas y plantear propuestas legislativas que puedan tener como objetivo mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, da la sensación que para algunos de nuestros representantes, las leyes son como un bufet de canapés donde uno escoge según su gusto, y el Congreso de los Diputados un lugar donde, con lenguaje a veces casi patibulario, se porfía como en una taberna de los bajos fondos.

Con todo, ya pesar de esa situación de crispación, y las conjeturas que los profetas de la catástrofe hicieron de la poca consistencia del Gobierno de coalición, desde el minuto uno de la legislatura, han resultado fallidas; pocos ejecutivos pueden presentar una hoja de servicios tan completa en cuestiones de políticas sociales y ayudas a los menos favorecidos como este. Solo un dato: a instancias del Gobierno se han aprobado más de 200 iniciativas, la mayoría de ellas sobre cuestiones de alta sensibilidad social. Aunque también es cierto que los desencuentros entre los dos socios de la coalición han sido frecuentes a lo largo del mandato, pero con la ley del “ solo sí es sí” se han traspasado demasiadas líneas rojas.

Estamos ante la peor crisis a que se ha enfrentado esta coalición. La imagen que el 7 de marzo se transmitió, desde el Congreso de los diputados, con el Gobierno dividido, fue aciaga. Ione Belarra e Irene Montero solas, en el banco azul, encajaban los reproches al Ejecutivo del resto de grupos por haber sido incapaz de llegar a un acuerdo para reformar el buque insignia, en forma de ley, del Ministerio de Igualdad, la ley del “ solo sí es sí” .

Tras el deplorable espectáculo parlamentario y el cruce de críticas entre los dos sectores de la coalición, unos y otros se han esmerado para recomponer la situación y evitar cualquier posibilidad de ruptura. Según el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, “Queda Gobierno para rato” . Y Pedro Sánchez, tras la sesión de control, preguntado por los periodistas, en los pasillos del Congreso quiso dejar claro que la coalición no está en riesgo al decir que “todavía quedan muchísimas cosas para seguir trabajando”.

El actual Gobierno es el primero en España, desde que se recuperó la democracia que no es monocolor. Por eso, a nadie se le escapa que romper ahora la coalición sería tanto como aceptar que el experimento no ha funcionado y, por consiguiente, quedaría invalidada por mucho tiempo una nueva coalición para formar otro Ejecutivo. Ante esa evidencia, unos y otros se esfuerzan en acotar ese desencuentro como algo muy puntual. Nada se ha perdido todavía. No obstante, sería fundamental que en la tramitación parlamentaria de la reforma de la mencionada ley del solo sí es sí, socialistas y podemitas se reencontraran. De igual manera, hay que aprobar con diligencia la nueva ley de vivienda con el máximo consenso, tanto de los dos grupos del Ejecutivo como de la mayoría de la investidura para recuperar la imagen de la unidad de las fuerzas de progreso.

El 92% de la población europea vive en países con gobiernos de coalición. En esos países, la gente está bastante acostumbrada a las peleas entre socios de gabinete”, escribió e n un interesante artículo de Enric Juliana publicado en La Vanguardia (03/08/23), pero, resulta que aquí, aún no estamos acostumbrados a esos vaivenes políticos. Por lo tanto, y aunque desde el Ejecutivo nos dicen que no existe riego de ruptura y se va a agotar la legislatura, sería bueno que alguien se preocupase de saber cómo encajan los ciudadanos tanto ruido mediático y tanta tangana estéril, no vaya a ser que después de visto lo visto, la mayoría social que da soporte al Gobierno no está dispuesta a repetir la opción política en las próximas elecciones.

 

Bernardo Fernandez

Publicado en e notícies 13/03/2023

LAS ELECCIONES VASCAS COMO REFERENCIA

El pasado domingo por la noche en el palacio de la Moncloa respiraron aliviados. Después del fiasco en las elecciones autonómicas gallegas, ...