23 de març 2021

SER O NO DE IZQUIERDAS


 

Con la elección de Laura Borrás como presidenta del Parlament la XIII legislatura de la Cámara catalana ya está en marcha. Borrás fue elegida por mayoría simple, con los votos de su formación Junts y los de ERC. Poco ha importado a los republicanos votar para tan alta magistratura a una persona que está imputada por un delito de presunta corrupción. En plena campaña electoral del 14 F Oriol Junqueras dijo que “si Borras tuviera el carné de ERC no iría en sus listas”. Sin embargo, ahora la han votado para que sea la segunda autoridad de Cataluña. Eso nos puede dar una idea del respeto y la consideración que tienen en ERC por las instituciones del país.

La nueva singladura política catalana no ha empezado bien. En el discurso de toma de posesión la flamante presidenta habló de “guerra sucia del Estado español contra Cataluña”, de “represión” y de “completar el camino hacia la liberación nacional”, entre otras perlas. El alegato fue cualquier cosa menos conciliador y de mano tendida.

El candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, está decidido a presentarse a la investidura, aunque no parece que, en principio, tenga los apoyos necesarios. Si no los logra, será Pere Aragonés, salvo imprevistos, quién ocupe la máxima magistratura catalana. Más de 80 años después el sueño de ERC se hará realidad y un miembro de ese partido volverá a presidir el Govern de la Generalitat.

Estos días se están llevando a cabo negociaciones para formar Govern. De momento, los antisistema de la CUP se han descolgado porque según parece se sienten ninguneados. Por lo tanto, el nuevo Ejecutivo será una copia de la misma coalición del Govern anterior que fue un fracaso total. Eso sí, en esta ocasión, y atendiendo a los resultados electorales, se invertirán los papeles.

Como he escrito en alguna otra ocasión, no hay ninguna razón objetiva para pensar que, un gobierno que anduvo a la greña gran parte de su mandato y que acabó como el rosario de la aurora, vaya a adquirir en una nueva edición concepto de equipo, lealtad institucional y sentido de Estado, aspectos indispensables para ejercer como un ejecutivo eficaz y competente. O sea, justo lo que no fueron capaces de hacer en el anterior mandato.

Ahora hay que ve si Pere Aragonés forma un Govern eficiente y para todos o solo para el 26% del censo (los que votaron independentismo). Si opta por un Ejecutivo integrador y con visión de futuro, deberá diseñar una estrategia que siente las bases para detener el declive económico, recuperar la conciliación interna de la ciudadanía catalana, la defensa de la seguridad jurídica, que revoque los estragos que está generando la pandemia y que facilite el retrono de las 5.000 empresas que trasladaron sus sedes. Así se empezaría a recuperar el prestigio de Cataluña y su cohesión social, el bien más preciado de este país.

No soy partidario de echarle agua al vino. No obstante, no podemos pecar de ingenuos y la historia reciente nos dice que ERC siempre ha preferido pactar con la derecha antes que con la izquierda. Además, los republicanos llevan cinco años en el Govern y no han revertido ni uno solo de los recortes que llevó a cabo Artur Mas.

Oriol Junqueras ha dicho en reiteradas ocasiones que “el PSC es el partido más antagónico que hay en Cataluña para ERC”. Debe ser porque su aspiración es ocupar el espacio socialdemócrata que ocupan los socialistas catalanes. El problema para los republicanos es que el PSC tiene una mala salud de hierro y si pudo aguantar la embestida del primer procesismo, y ahora, después de haber ganado las elecciones al Parlament, más vale que los de ERC se dejen de sueños imposibles y admitan la realidad porque hay PSC para rato, mucho rato.

De todas formas, los republicanos ni siquiera se han molestado en tantear un acercamiento a las izquierdas. No lo han hecho con el PSC, pero tampoco con En Comú Podem, con los que ni siquiera han tenido la deferencia de cederles un sitio en la Mesa del Parlament y eso que, aunque lo hubiesen hecho, el independentismo hubiera conservado la mayoría en ese órgano.

La cuestión de fondo es que ERC no comparte casi ninguno de los valores primordiales de la izquierda. No se puede ser verdaderamente de izquierdas si se subordinan las políticas sociales una y otra vez a las pulsiones identitarias. No se es de izquierdas si se pacta de forma sistemática con la derecha. ERC es un partido tradicionalista y menestral.  Su base política es la tradición y una historia hecha a medida, mientras que su interés por el progreso es más bien escaso.

Todo eso puede ser muy respetable, no lo pondré en cuestión. Ahora bien, de ahí, al internacionalismo de la izquierda clásica, a la lucha de clases, hoy tan necesaria como siempre, aunque sea con otros nombres, a la lucha por al justica social y la igualdad de oportunidades hay una inmensidad.

Pero si alguien, aún no lo tiene claro, que analice las políticas que hace ERC teniendo en cuenta aquella máxima de Winston Churchill que dice: “dime que presupuestos apruebas y te diré que política practicas”.

En una próxima ocasión lo comentamos.

 

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 22/03/2021

LAS ELECCIONES VASCAS COMO REFERENCIA

El pasado domingo por la noche en el palacio de la Moncloa respiraron aliviados. Después del fiasco en las elecciones autonómicas gallegas, ...