19 de març 2019

EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS


Josep Lluís Trapero, licenciado en Derecho, ingresó en los Mossos d’Esquadra en 1990 y en 2013 fue designado major del cuerpo. Saltó a los medios de comunicación con los atentados del 17 de agosto de 2107. Demostró, entonces, una manera de expresar que resultó diferente y empática para buena parte de la ciudadanía. Después, con los sucesos del 20-S ante la consejería de Economía en Rambla de Cataluña y, sobre todo, con la actitud contemporizadora de los Mossos el 1-O, a muchos nos hizo pensar que Trapero estaba en el bando equivocado. Hasta el juez instructor de la causa del procés, Pablo Llarena, le imputó por posible delito de rebelión. Incluso el coronel Diego Pérez de los Cobos, máximo responsable del operativo policial aquellas aciagas fechas de septiembre y octubre de 2017 en Cataluña, dijo, en calidad de testigo, en la vista oral que se sigue en el Tribunal Supremo contra los líderes independentistas que “Trapero estaba en el epicentro de la supuesta rebelión y que no hizo nada por impedir el referéndum”.

Pero, ríanse ustedes de las apariencias: Josep Lluís Trapero declaró el pasado jueves, 14 de marzo, en el mencionado juicio al que acudió como testigo. En su relato dijo que advirtió al entonces president Carles Puigdemont de que la consulta era ilegal, que podían ocurrir graves incidentes de seguridad y orden público, y le aconsejó suspenderla. Además, el exjefe de la policía catalana manifestó que se había puesto a disposición del Tribunal Superior de Justicia para detener al Govern si así se ordenaba. Según parece, todo estaba dispuesto desde el 25 de octubre. No obstante, Trapero no dio detalles de ese plan. ¿Conocían el Tribunal y la Fiscalía esa posibilidad o es un ardid del exmajor para salvar el pellejo? Esa es la cuestión.

Como suele ocurrir en estos casos nunca llueve a gusto de todos, por eso para unos Trapero se ha convertido en un traidor, es el caso de Mireia Boya de la CUP que al conocer las declaraciones dijo: “acaba de caer el héroe de Cataluña. O, por el contrario, para la hiperventilada Pilar Rahola es un auténtico crack, ya que sostiene que el ex major “ha desmontado totalmente la acusación de rebelión”. Es evidente que, porque hay gustos, hay colores.

Trapero tiene una causa pendiente en la Audiencia Nacional en la que está acusado de rebelión. Podía haberse negado a declarar porque lo que dijo en la Salón de Plenos del Tribunal Supremo puede ser utilizado en su contra. Estaba en su derecho y no lo utilizó. Con su declaración desmontó buena parte de la arquitectura argumental de las defensas.

Teniendo en cuenta el relato de Trapero, sí hubo violencia. Los miembros del Govern habían sido advertidos de que podía suceder hechos graves. Al president se le aconsejó que suspendiera la consulta y no lo hizo. Veremos cómo, a partir de ahora, evoluciona toda la vista en función de los testigos que han de desfilar por allí Sí se sostiene lo que dijo el ex major o se demuestra que iba de farol.

Desde luego Josep Lluís Trapero ha demostrado ser poliédrico. Se ha convertido en la estrella de la vista oral del procés (al menos por unos días) A juzgar por lo ocurrido, puede estar en misa y repicando. De ahí que crea que pueda ser el hombre de las mil caras

Confieso que tengo serias dudas sobre la veracidad de su declaración. Ni dio explicaciones sobre como tenía previsto llevar a cabo la acción ni (que se sepa) nadie ha visto documento alguno sobre el asunto. Ahí nace mi desconfianza.

De todos modos, es tarea del Tribunal calibrar la calidad del testimonio. Quizás cuando llegue la vista oral del juicio en el que Trapero se sentará en el banquillo veremos las cosas más claras.

Por lo general, el tiempo suele poner las cosas en su lugar.

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 18/03/19

 

 



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