06 de febrer 2019

CONOCER LA VERDAD


Todo está listo para que empiece la vista oral del juicio por el intento de secesión ocurrido en Cataluña, en los meses de septiembre y octubre de 2017. El interés que ha suscitado ese macroproceso es inusitado.  Por eso se han acreditado ante el Tribunal Supremo más de 600 periodistas de unos 150 medios de comunicación, casi todos europeos, pero también de otros ligares del mundo como China o E.E.U.U.
La importancia de este juicio nos viene dada, en buena medida, por la campaña mediática que, desde el ministerio de Asuntos Exteriores, que dirige Josep Borrell, ha puesto en marcha la responsable de la marca España Global, Irene Lozano. Entre otras cosas, se ha difundido un video bajo el título “This is Spain” en el que gente tan poco sospechosa de venderse por un plato de lentejas como Iñaki Gabilondo, Isabel Coixet, Ana Botín o el cocinero José Andrés certifican la buena salud democrática de nuestro país. Según parece, esa iniciativa no ha sentado nada bien entre las filas secesionistas, y el presidente del Parlament ha puesto el grito en el cielo, que le vamos a hacer, nunca llueve a gusto de todos. A saber, lo que diría el flamante consejero de Exteriores Alfred Bosch en un encuentro que mantuvo con diversos embajadores europeos en Madrid días atrás. Seguro que elogios al sistema político español, no.
Con este proceso, por fin vamos a poder saber unas cuantas cosas de aquellas semanas nefastas que nos tuvieron en vilo.
Para empezar, se va a poner de manifiesto el gran cisma que existe entre ERC y los seguidores de Puigdemont (y lo escribo así, sin siglas de partido porque no sé si he de citar al PDeCAT o la Crida o el expresident está y por encima de cosas tan banales como las formaciones políticas con son el pan y la sal de las organizaciones democráticas).
Por otra parte, en algún momento de la vista nos dirán porqué unos huyeron a Bruselas y otros se quedaron aquí para acabar haciendo de chivos expiatorios, Sí, ya sé que Oriol Junqueras días atrás hizo una referencia a Sócrates, Séneca y Cicerón. Quizás el aspire a la inmortalidad y piensa que ésta le puede llegar mediante el sacrificio, pero no creo que todos los encausados tengan vocación de mártires.
También podremos saber quine movió los hilos en la concentración del 20 de septiembre delante de la consejería de Economía de la Rambla de Cataluña. Y quién y porqué empujó a Puigdemont a proclamar la República el 27 de octubre y, el entonces president, no convocó elecciones como tenía previsto.
Son tantas las preguntas que generaron las acciones de los lideres independentistas de aquellos días y tan pocas las explicaciones que se han dado que la sociedad como tal tiene derecho a saber, para poder entender y después decidir con libertad y conocimiento de causa, no por impulsos y sentimentalismos, como ahora.
Y todo eso nos lo han de facilitar con sus declaraciones los encausados, pero también han de ayudar a clarificar la situación los 500 testigos que serán citados a declarar. Esos testigos serán agentes de los Mossos, de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, pero también políticos de todas las tendencias. En activo unos, como Ada Colau o Iñigo Urkullu y retirados otros, como Mariano Rajoy o Soraya Sáenz de Santamaría.
Para bien o para mal la política española va a estar marcada en los próximos meses por ese juicio. El aperitivo no se ha hecho esperar: las fuerzas secesionistas ya han amenazado con no permitir la tramitación de los presupuestos.
Las declaraciones que se hagan antes, durante y después de la vista, y la sentencia que se dicte, puede que marquen los próximos quince o veinte años de la política en nuestro país. Además, no hemos de perder de vista que con el proceso en plena ebullición entraremos en campaña electoral.
En ese contexto no hemos de descartar ninguna tropelía. Desde declaraciones apocalípticas de los líderes independentistas ─Quim Torra tiene todos los números para hacer algún brindis al sol─. Hasta alguna barrabasada de los CDR, Omnium, la ANC o los amiguetes.
Después, una vez dictada la sentencia y pasada la resaca, las fuerzas secesionistas deberán decidir si optan por la unilateralidad imposible, con la desobediencia y el enfrentamiento permanente como ejes vertebradores. O, bien, optan por acatar la legalidad y llevan a cabo un repliegue estratégico para ampliar la base social (como dicen ellos) y avanzar hacia la independencia por vías pacíficas y democráticas.
Seamos pacientes. De momento a ver si es posible conocer la verdad, aunque sea dura y desnuda. Después veremos como se presenta el futuro. Entonces será necesario intervenir para poder decidir.

Bernardo Fernández
Publicado en e notícies 05/02/19


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