07 de gener 2019

LA HORA DE LA VERDAD


El tiempo se agota. Los independentistas catalanes no pueden seguir mareando la perdiz de forma indefinida. O votan contra las enmiendas a la totalidad del PP y Ciudadanos para que se puedan tramitar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) o bloquean su tramitación y hay que prorrogar los que aprobó el gobierno del PP para 2018.
A las fuerzas independentistas les ha llegado la hora de la verdad. Si permiten que prosperen las enmiendas a la totalidad, la oposición habrá ganado esa batalla e intensificará sus ataques al gobierno. En esa situación, podría haber elecciones generales en marzo, aunque parece poco probable. Si, por el contrario, dejan que la tramitación siga su curso, se abren dos opciones: una que los PGE caigan en la fase final, y eso querría decir que Pedro Sánchez podría convocar elecciones, bien el super domingo de mayo, junto con municipales, autonómicas y europeas, cosa bastante bien vista dentro del partido porque así las bases estarían movilizadas, o en otoño.
La otra posibilidad sería que se aprobaran los presupuestos y, entonces, con toda seguridad, tendríamos gobierno socialista, como mínimo, hasta 2020.
En el supuesto de que en 2019 haya elecciones generales, no es descartable que, aunque gane la izquierda, la suma de las derechas dé el número de escaños suficiente para que formen gobierno. Si es así, ya nos podemos preparar. La derecha más ultramontana y casposa volverá a La Moncloa. La etapa de Aznar con mayoría absoluta (2000-2004) habrá sido cosa de niños comparado con lo que se nos vendría encima. Todos lo pasaremos mal porque nos van a llevar al pasado por el túnel del tiempo ideológico. Ahora bien, quien ya puede empezar a temblar son los secesionistas.
Para empezar, otro 155 no se lo quita nadie, pero esta vez de verdad y prolongado en el tiempo. Además, mediante la aplicación de ese artículo de la Constitución o alguna otra ley, se intervendrían, con toda seguridad, los medios públicos de comunicación (léase aquí, principalmente TV3 y Cataluña Radio), la enseñanza en catalán y el control de los Mossos d’Esquadra quedaría en manos del ministerio de Interior.
Desde luego la división en el seno del independentismo es un hecho y la fractura cada vez es más profunda. Incluso dentro de un solo partido, el PDeCAT. Hace unos días el diputado Ferran Bel se mostraba partidario a dar luz verde a la tramitación de las cuentas del Estado. Sin embargo, a Miriam Noguera, diputada y vicepresidenta del partido le faltó tiempo para desautorizar a su compañero con el aval, a través de las redes sociales del president Quim Torra y del fugitivo Carles Puigdemont.
Es verdad que entre la gente del Procés hay mucho partidario del “cuanto peor mejor”. Puigdemont y su parroquia son, quizás, los primeros partidarios de esa máxima, pero no los únicos. También hay gente sensata que entiende que es posible llegar algún acuerdo con los socialistas, mientras que con el PP y Ciudadanos es imposible. Sólo faltaban los de Vox, para ver quien la tiene más grande.
Por eso, y con este paisaje de fondo, los contactos entre gobierno, partidos políticos y agentes sociales estos días están siendo habituales. Para Javier Pacheco, secretario general de CCOO, en Cataluña, aprobar los presupuestos “es una necesidad de sentido común porque la Generalitat podría contar con más recursos.”
Por su parte Cami,l Ros secretario general de UGT, apuesta por una aprobación presupuestaria a dos bandas ( en España y Cataluña) para destensar la relación entre el Gobierno español y el catalán. Incluso Pepe Álvarez, en la actualidad secretario de UGT España, ha contactado con PDeCAT y ERC para intenta aproximar posiciones.
De igual manera se han movido Pimec y Foment del trabajo. En su opinión, la aprobación de las cuentas del Estado daría estabilidad y como dice el recién escogido presidente de la patronal catalana, Josep Lluís Sánchez Lliure, “se necesita un marco fiscal y económico competitivo cono tienen otras economías europeas.” Y eso, sin presupuestos es prácticamente imposible.
Quizás sea una incongruencia, pero la aritmética parlamentaria es la que es y los secesionistas tienen la llave de la estabilidad.  Curioso pero real.

Bernardo Fernández
Publicado en e-notícies 07/01/19

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