22 d’octubre 2018

PRESUPUESTOS, NEGOCIACIONES Y GESTOS


Dicen que la política es el arte de lo posible. Será verdad. No obstante, a veces es -o la hacen- tan alambicada y compleja que resulta difícil de comprender para muchos ciudadanos que acaban pensando que eso de la cosa pública es una cuestión exclusiva de los políticos profesionales.
Con los presupuestos generales del Estado (PGE), presentados días atrás por Pedro Sánchez, y las reacciones de los diversos partidos ante esas cuentas, estamos viviendo una situación, cuando menos absurda. Por eso, no es de extrañar que la ciudadanía se sienta ninguneada por las reacciones de algunos de los, en teoría, líderes. Veamos.
En las cuentas hechas por el Gobierno para el año próximo se prevén unos ingresos de 5.600 millones de euros adicionales, procedentes de subir la presión fiscal a los que más ganan, así como a las grandes empresas tecnológicas.
El salario mínimo interprofesional (SMI) se establece en 14 pagas de 900 euros. La mayor subida que se ha llevada a cabo nunca en España.
Las pensiones subirán tanto como el IPC y un 3% las mínimas y las no contributivas.
Se revitaliza el sistema de dependencia, tanto en el pago a los cuidadores como en los pagos a las CCAA.
De igual manera, se recupera la totalidad del sistema de becas. O sea, más 500 millones de euros para que los jóvenes puedan formarse sin discriminación por cuestiones de capacidad económica.
También el Gobierno introduce medidas en estos PGE para modular la subida de los precios del alquiler.
Asimismo, Cataluña recibirá unos 2.300 millones de euros más al aplicarse la resolución transitoria tercera del Estatut.
Estas son algunas de las medidas que se aplicarán en 2019 en nuestro país si finalmente estas cuentas se aprueban. Pues bien, se puede ser de derechas, de izquierdas, de centro o independentista, da igual, pero lo que no se puede negar es que estas medidas van en la línea de favorecer a las clases medias y populares. Sin embargo, ni los partidos de la oposición ni algunos socios coyunturales del Gobierno de Pedro Sánchez lo han querido entender así y están poniendo intereses de partido y/o particulares por delante de los intereses de los ciudadanos.
Es el caso del PP y Ciudadanos que acusan a Sánchez de ser prisionero de los independentistas y acusan al presidente de enviar a Pablo Iglesias a negociar con Oriol Junqueras. Entienden que el dialogo es humillante e indecente, que en España manda un preso y, por todo ello, piden elecciones ya.
Es decir, ni la subida del salario mínimo, ni la de las pensiones, ni el restablecimiento de las becas, ni…, todo es no importa. El problema es el intento de establecer puentes, de dialogar. Esa es la derecha que tenemos en este país.
Por su parte ERC, por boca de su diputado Joan Tardà, ya ha dicho que no se sentarán a negociar mientras no se retiren los cargos contra los diputados presos. Los independentistas catalanes parecen ignorar que esa es una cuestión que depende única y exclusivamente de los jueces.
Luego, ellos son los primeros en criticar al Estado español porque en su opinión no hay separación de poderes, ¿en qué quedamos? Coherencia, por favor, coherencia.
De todos modos, una cosa son las alharacas y las soflamas para mantener alta la moral de la tropa y otra la realpolitik.  De manera simultánea a esa escenificación tan grandilocuente como vacía de contenido, se producía un discreto encuentro en Madrid entre Nadia Calviño, ministra de Economía y empresa y el vicepresidente del Govern y Conseller de Economía y Hacienda Pere Aragonés, “para hablar de cuestiones de economía en general” según se dijo en un escueto comunicado oficial.
En este contexto Oriol Junqueras gana peso específico como interlocutor privilegiado frente a un Puigdemont que va perdiendo visibilidad y capacidad de decisión a marchas forzadas.
La visita de Pablo Iglesias al líder republicano en la cárcel de LLadoners corrobora esa afirmación, a la vez que da pistas para pensar que Esquerra acabará dando su apoyo a los presupuestos. A no ser que quieran explicar a los ciudadanos que anteponen los intereses de su partido al interés general.
Además, no hay que perder de vista que todo esto favorece la consolidación de Junqueras como líder en Cataluña a medio plazo. Y no son pocos los que piensan en un futuro posible.

Bernardo Fernández
Publicado en e-notícies 22/10/18



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