11 de juny 2018

RECUPERAR EL DIÁLOGO


Hace unos años, con más voluntad que acierto, Artur Mas formó un gobierno que denominó “El Govern dels millors”. Sin ánimos de ruborizar a nadie, porque no es ese el objetivo de este artículo es evidente que aquello fue un fiasco. Aquel ejecutivo fue el que más derechos sociales recortó y en menos tiempo, en toda Europa.
Ahora, Pedro Sánchez, mucho más modesto, ha constituido un gobierno “modernizador y europeísta”, según sus propias palabras, basado en tres pilares: la igualdad, la cohesión social y la regeneración.
Como es lógico, las buenas intenciones y las buenas palabras nunca faltan cuando se inicia un nuevo proyecto y en la formación de un gobierno de un Estado como España, eso no podía ser una excepción.
De todos modos, el gobierno formado por Sánchez es un mensaje de coherencia y soberanía. Que haya 11 mujeres de un total de 17 miembros, es toda una declaración de intenciones respecto a la lucha por la igualdad. Además, o quizás por eso, ha empezado con buen pie. Hasta el momento son muchos más los halagos que las críticas. Habrá que esperar a ver como evoluciona para hacerse una idea de su rendimiento y poderlo evaluar.
Lo que no se puede negar, es el claro perfil socialdemócrata del mismo, a tenor de la trayectoria sociopolítica de buena parte de sus integrantes. En consecuencia, es previsible que se utilicen las posibilidades que brinda la economía de mercado para crecer y, después, redistribuir con criterios de equidad y justicia social.
Con toda probabilidad, sanidad, dependencia y medidas laborales serán los ejes vertebradores de las políticas sociales. De ser así, la otra izquierda lo tendrá muy difícil para negar su apoyo y no reforzar a los 84 diputados socialistas, porque de la derecha poca colaboración y soporte cabe esperar. Unos porque está rabiosos por haber sido desalojados del poder y los otros porque ya se veían, en sus sueños más idílicos, ocupando el palacio de La Moncloa y la sala del Consejo de Ministros.
Esta por ver como evoluciona el ambiente en el Congreso de los diputados, la debilidad en el Congreso de los diputados del PSOE es evidente, porque la aritmética parlamentaria es la que es. Ahora bien, estamos a un año exacto de una cita multi electoral (el 26 de mayo de 2019, se celebrarán elecciones municipales, europeas y autonómica en la mayoría de las CCAA), en esta situación más de una formación política hará sus movimientos tácticos con un ojo puesto en lo que digan las encuestas.
Además, ninguno de los partidos de ámbito nacional está para dar grandes batallas. El PP descabezado, buscando un líder, Ciudadanos se quedó solo pidiendo elecciones y parece descolocado y superado por los acontecimientos, mientras que Podemos arrastra serios problemas internos, entre ellos, el del liderazgo.
Tras el primer Consejo de Ministros, la ministra de Educación y portavoz del gobierno, Isabel Celaá, anunció que el presidente Pedro Sánchez iniciará una rueda de contactos con todos los presidentes autonómicos para recuperar el dialogo.
A nadie se le escapa que, en ese contexto, Cataluña es una prioridad. De hecho, ese es el problema más importante que tiene el gobierno en estos momentos.
Ante esa situación el Gobierno de España ya ha dado los primeros pasos. Para empezar, se ha levantado la supervisión de las finanzas de la Generalitat y el propio presidente Pedro Sánchez llamó a Quim Torra para concretar una reunión de ambos cuanto antes. Además, con anterioridad se habían reunido Miquel Iceta y el president de la Generalitat para explorar vías de dialogo y posible acercamiento.
El punto de partida a esa nueva etapa de deshielo podría ser la lista de reivindicaciones que tiempo atrás Carles Puigdemont presentó a Mariano Rajoy. Eran 46 medidas reivindicativas para negociar, acordar y pactar. Todas ellas, a excepción de la que pedía la celebración de un referéndum de autodeterminación, parecían bastante sensatas y dignas a tener en cuenta.
Si las negociaciones prosperan, aunque sea lentamente, y se recuperar la lealtad institucional, es posible que se pudiera pensar en un acercamiento de presos. Tengamos en cuenta que la dispersión de los encarcelados es más propia de las políticas antiterroristas.
Con toda seguridad, esa sería la mejor manera de empezar a normalizar una situación que nunca debió llegar a ocurrir. Además, si este gobierno se consolida lo más razonable sería que buena parte de la ciudadanía se reconcilie con la política y que un porcentaje considerable de independentistas dejen de serlo.
Pedro Sánchez ha empezado con buen pie. Por el bien de la mayoría esperemos que siga en esa línea y se consolide.

Bernardo Fernández
Publicado e e-notícies 11/06/18

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