Ser honesto sale caro. Eso es lo que le ha sucedido a Xavier Jiménez, jefe de Urgencias del hospital de la Vall d’Hebron. Pocos días después de denunciar el colapso del servicio en una carta dirigida al Instituto Catalán de Salud (ICS), fue destituido de sus funciones.
Jiménez cometió la osadía de advertir a las instituciones sanitarias correspondientes de que el volumen de trabajo de las urgencias y la falta de reubicación de pacientes hizo que diversas personas tuvieran que quedar aparcadas en los boxes de servicios hasta cinco días, a la espera de que se les facilitase una cama en planta. Sin embargo, para la gerencia el colapso ha sido fruto de “un pico inesperado” de pacientes que durante tres semanas han acudido a urgencias de forma no habitual. El celo del jefe del servicio ha sido recompensado con un cambio de funciones a un lugar menos relevante y quizá peor remunerado. Lamentablemente el caso de Jiménez no es un hecho aislado. En Cataluña se ha instalado el estás conmigo o estás contra mí.
Sea como fuere, lo cierto es que la Consejería de Salud admite que desde 2012 se han perdido 280 camas. Para los sindicatos en los últimos años son cerca de 1000 las camas evaporadas. Y la inversión sanitaria desde 2010 se ha reducido en más de 200 euros por persona.
Dice una máxima soberanista que derechos nacionales y sociales son indisociables. No seré yo quien niegue tal aseveración, pero la verdad es que mientras para los unos se pone toda la carne en el asador, aunque sea con más pena que gloria, los otros, los que tienen que ver con el bienestar, cada día están más dejados de la mano de Dios (léase aquí Govern de Cataluña).
Se supone que los cambios se hacen para mejorar. Pues bien, han transcurrido tres años y medio desde que Artur Mas llegó al Gobierno para “poner freno al desbarajuste que habían generado los gobiernos de izquierda y salir de la crisis”, dijeron entonces. Sin embargo, la sanidad está al borde del colapso. La educación hecha unos zorros, de políticas y servicios sociales mejor no hablar. El déficit público supera ya los 60.000 millones de euros y más de 600.000 conciudadanos están parados. ¿Alguien puede decir en qué hemos mejorado desde que CiU, con el soporte de ERC, gobierna Cataluña? Yo no.
Bernardo Fernández
Publicado en ABC 16/07/14
21 de juliol 2014
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