Debo admitir que no comparto muchos de los planteamientos políticos que proponen Rosa Díez y su equipo. Ahora bien, reconozco y aplaudo, sin ambages, la valentía demostrada por el partido político que Diez dirige, Unión Progreso y Democracia (UPyD), presentando una querella contra 33 antiguos miembros del consejo de administración de Bankia y su matriz el Banco Financiero y de Ahorro (BFA).
Querella que, al ser admitida a trámite por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, ha hecho que UPyD tenga sus cinco minutos de gloria. Que esta investigación se haga por vía judicial y no en el Congreso de los Diputados, es todo un síntoma de cómo está nuestro sistema político,
Resulta lamentable que nuestra cámara de representantes no haya desempañado en este affaire un papel equiparable al que llevó a cabo el Congreso de los Estados Unidos, tras el fiasco financiero de 2008, o al del Parlamento Británico, en el que ha comparecido, ante el Comité de Finanzas, Bob Diamnod ex consejero delegado de Barclays, tan sólo 24 horas después de presentar su dimisión.
Es evidente que el perfil político de casi todos los implicados, entre los que merece mención especial Rodrigo Rato, ex vicepresidente del Gobierno y ex director del FMI, confieren una dimensión política a esta causa. Y ese ha sido el motivo principal que ha impedido que el Congreso, por indicación del Ejecutivo, creara una comisión de investigación para dilucidar lo sucedido en una entidad financiera que ha precisado ser nacionalizada y una inyección de más de 23.000 millones de euros para sanear sus cuentas.
Este cúmulo de circunstancias, ha hecho que la caída de Rodrigo Rato se haya convertido en una pesada mochila para buena parte de las políticas económicas de Mariano Rajoy. Tanto en el Gobierno como en el PP, el asunto preocupa y mucho. Son conscientes de que la imagen que se proyecta a la sociedad es pésima. Además, prolifera la sensación fundada de que el proceso será largo, el resultado incierto y, no se puede olvidar, que Rodrigo Rato es un icono dentro del partido.
Por otra parte, hay que tener muy presente que ha sido el Presidente Rajoy quien ha dejado caer al que había sido su contrincante en la sucesión a Aznar. Tal vez por eso, nadie está dispuesto a apoyarle, al menos de forma abierta. Asimismo, muchos de sus compañeros, aunque de forma velada, critican su actitud. Rato demostró que estaba dispuesto a responder y dar batalla al hacer pública una carta que previamente había enviado a todos los consejeros de Bankia, en la que no sólo defendía su gestión, sino qué en la misma señalaba que la entidad no necesitaba, para ser saneada, los 19.000 millones que había estimado su sucesor, José Ignacio Gorigolzarri.
De igual forma, son bastantes los que piensan en las filas populares e incluso en el Gobierno que una comparecencia en el Congreso de Rato y otros responsables de Bankia, sería una temeridad, ya que nadie puede prever lo que sucedería si a los presuntos responsables del fiasco financiero se les da un micro y una tribuna como la de la Carrera de San Jerónimo.
Sea como fuere, la investigación, por higiene democrática, es indispensable. No olvidemos que, entre otras irregularidades, se anunciaron beneficios donde había perdidas abismales y se ocultaron datos a los inversores mientras la entidad salía a Bolsa El agujero era tan profundo que nos abocó a pedir un rescate. Sustanciar tan descomunal desaguisado sin dar cumplidas explicaciones a los sufridos contribuyentes, sería un insulto a la inteligencia.
De la misma manera que, también, será un insulto a la inteligencia no tirar del hilo para esclarecer, con pelos y señales, lo sucedido en las cajas catalanas. El Parlamento catalán, a diferencia de lo sucedido en el Congreso de los Diputados, si que ha constituido una comisión para clarificar las posibles irregularidades de las mencionadas cajas. Pero, aquí, CiU y PP ya han constituido un frente común para limitar la investigación a las entidades que han requerido ayudas públicas.
De todos modos, justo es decir que la fiscalía de Barcelona ha abierto una investigación sobre las “elevadas” retribuciones que recibieron altos cargos de Catalunya Caixa. El ministerio público recuerda que la entidad “ha necesitado ayudas públicas del Estado” y por ese motivo hay que averiguar si directivos y consejeros recibieron sus honorarios procedentes del erario. Veremos. Tiempo habrá para analizar esta cuestión.
De momento, las conclusiones son claras y contundentes: los ciudadanos estamos hartos de tanto mangoneo y tenemos todo el derecho y toda la legitimidad para saber como actúan los dirigentes de la sociedad. Es decir, exigimos, transparencia total y justicia. Después, si no se hace lo que corresponde que nadie se extrañe si hay desafección política y la ciudadanía se indigna. Bastante hemos aguantado ya.
Bernardo Fernández
Publicado La Voz de Barcelona 11/07/2012
16 de juliol 2012
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