10 de març 2006

Fin de etapa


Después de mucho pedalear los representantes de la soberanía popular catalana empezamos a enfilar las últimas rampas de esta etapa que nos tiene reservado como maillot amarillo la aprobación del nuevo Estatuto de Autonomía para Cataluña en las Cortes Españolas.

Ésta, sin duda, habrá sido la etapa reina de la carrera. Tras dos largos años de intensos y duros trabajos empezamos a atisbar nuestro particular Parque de los Príncipes. Es cierto que ha sido mucho tiempo pero eso nos ha permitido adaptar, en función del interés general, la velocidad del pelotón. Un pelotón que empezó a correr con una ideología multicolor y del cual algunos se descolgaron en la primavera de 2005, tras haber perdido en otra carrera que se celebraba en tierras gallegas.

Es verdad que cada cual es muy libre de ir al ritmo que considere más adecuado, pero al final será el jurado popular quien otorgue o no coronas de laurel. Lo que si resulta deleznable y hay que denunciar aquí es que los que se quedaron atrás, lejos de intentar entrar de nuevo en contacto con el pelotón, se han dedicado por sistema a poner chinchetas en la carretera. Se han obcecado tanto con el Estatut que han dedicado sus esfuerzos a que la serpiente de ideología multicolor sufra un accidente.

Ahora otro equipo, por motivos totalmente contrarios a los de la formación anterior, ha decidido rezagarse del pelotón y marchar en solitario. Eso no es bueno. En política, a diferencia de lo que ocurre en el ciclismo, es siempre mejor, y en este caso más, llegar a la meta juntos que escapados en solitario.

Así las cosas, estamos empezando a entrar en la recta de tribunas. Los trabajos en ponencia se han acabado. Los compañeros de escapada tienen que reconocer, les guste o no, el gran salto adelante que damos con este Estatut. Por ejemplo:

En primer lugar hay que destacar, aunque solo sea una cuestión simbólica, la referencia que se hace a Catalunya como nación en un texto normativo.

En el nuevo texto existe un capitulo específico de derechos y deberes. Donde también quedan recogidos los derechos civiles de los ciudadanos. A la vez, y como no podía ser de otra manera, quedan también reflejados los derechos sociales de la educación, la sanidad, la vivienda o los laborales, sin olvidar los políticos y/o administrativos.

De todos modos, es en la financiación donde se ha llegado a los acuerdos, más sustantivos para desarrollar políticas fuertes y potentes que nos lleven a cuotas de bienestar solo conocidas por referencias de otros países, los nórdicos sobre todo.

Igualmente, se ha pactado que los impuestos cedidos por el Estado al Gobierno Catalán pasarán del actual 33% al 50%. Éste es el caso del IRPF y también del IVA pero es que los impuestos especiales dan un salto espectacular al llegar al 58% para la Generalitat desde el 40% que es donde están hoy. Aquí deberíamos añadir aquellos tributos que ya son propios de nuestro Gobierno, tales como sucesiones y donaciones, entre otros

En este apartado no podemos dejar de lado el acuerdo a que se ha llegado para crear La Agencia Catalana Tributaria. Ni el acuerdo alcanzado sobre el principio de de ordinalidad. Esto quiere decir que los mecanismos de solidaridad no pueden alterar el orden de la renta per càpita entre territorios.

Nos falta ya muy poco para llegar a la meta. Ahora el pelotón no debería romperse. Se hace necesario recuperar una imagen de unidad. El criterio de oportunidad histórica y beneficio para Cataluña deben primar sobre el maniqueismo, el tacticismo y los intereses partidistas.

Es bueno y deseable que suban al podio aquellos que a lo largo de la ruta han hecho muchas y buenas aportaciones. Ahora bien, afortunadamente esto ya no lo para nadie. Cataluña en el 2006 tendrá el Estatut que necesita para afrontar con garantias el siglo XXI. Si algunos al final deciden marginarse, en el podio nadie les echará de menos.


Bernardo Fernández
ABC 10/03/2006

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