12 de desembre 2019

FECHAS CLAVE


Dicen los que me conocen bien que soy un optimista visceral. No lo sé, pero desde luego siempre prefiero ver la botella medio llena antes que medio vacía. Tampoco soy partidario de echar agua al vino. Sin embargo, aunque quiero ser positivo con el tema de la investidura de Pedro Sánchez, mucho me temo que, por muy bien que vayan las negociaciones, éstas se pueden alargar y, hasta bien entrado el mes de enero, no tendremos presidente de Gobierno a todos los efectos.
ERC ha conseguido controlar la agenda política y eso no es una buena noticia porque sus intereses, en estos momentos, no coinciden con los de la mayoría. Además, el calendario es diabólico. Para empezar, los pseudorepublicanos necesitan tiempo para convencer a sus bases, bastante radicalizadas, de las conveniencias de un acuerdo con los socialistas. Ahí jugará un papel fundamental su Congreso Nacional que han de celebrar los próximos días 20, 21 y 22 de este mes de diciembre. No me extrañaría que los dirigentes de ERC busquen obtener en el cónclave algún mandato abierto para poder maniobrar a sus anchas sin que después la organización se lo pueda echar en cara.
De todas maneras, antes de llegar a eso, en todas las agendas políticas, que tienen que ver con Cataluña, está marcado en rojo el 19 de diciembre. Ese día el Tribunal de Justicia de la UE se ha de pronunciar sobre la inmunidad o no de Oriol Junqueras como europarlamentario. Un fallo que por extensión afectará a la situación jurídica y política de Carles Puigdemont y Toni Comín. Según lo que diga ese dictamen, el hoy expresident prófugo podría volver a presentar su candidatura para intentar dirigir de nuevo la Generalitat. Y, si eso sucediera, nadie duda que el tablero político cambiaría de manera radical y las prioridades serían otras.
Lo más plausible es que entonces, Quim Torra convoque elecciones porque en JxCat saben que su tabla de salvación es Puigdemont. Tan solo con él al frente tienen posibilidades de seguir presidiendo el Govern. Por eso, los neoconvergentes y sus satélites apuraran hasta el último suspiro y jugaran esa carta mientras tengan la más remota posibilidad de que se haga realidad.
En ese supuesto, es probable que ERC rompa la baraja de la negociación por la investidura porque, con unas elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina, su objetivo sería batir de una vez por todas a JxCat y, convertirse así, en el partido hegemónico de Cataluña, auténtico objetivo por el que siempre han trabajado los pseudorepublicanos. Lo otro: el derecho a decidir, la autodeterminación o la independencia, en realidad son etapas de una carrera por el poder que tiene su meta en la Plaça Sant Jaume o más concretamente en el Palau de la Generalitat.
Por lo tanto, de darse esa situación, estaríamos ante una lucha sin cuartel entre las dos fuerzas independentistas que llevan años enfrascados en una lucha fratricida. En esas circunstancias, que una de las dos organizaciones estuviera negociando para investir al presidente del Gobierno de España o estuviera a punto de hacerlo, casaría muy mal con los maximalismos secesionistas que se alimentan en las campañas electorales independentistas para azuzar las bajas pasiones.
Estamos, pues, ante unas fechas que serán claves para desbloquear la situación política en la que llevamos atascados muchos meses o embarrancarnos aún más. Entonces, si eso último sucede, vamos de cabeza a unas nuevas elecciones que nadie quiere, salvo la derecha que las está deseando.
Sea como sea, no depende de nosotros, así que lo mejor será que nos lo tomemos con mucha calma, bastante filosofía y si es posible algo de humor. Al fin y al cabo, de otra manera, tampoco vamos a conseguir nada.

Bernardo Fernández
Publicado en e notícies 11/12/19

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