09 de juliol 2019

La "exprimida" clase media


Aunque a algunos les parezca imposible, hay vida más allá del procés. Fuera de la insoportable burbuja política que vivimos los ciudadanos catalanes, hay gente que vive trabaja y sueña. Incluso los hay que hacen estudios que desmontan la falacia de que hemos salido de la crisis y vivimos en el mejor de los mundos.

Al menos, eso es lo que pretende demostrar un informe elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Según ese informe, las clases medias de los 36 países más ricos del mundo se han debilitado. Y advierte que ese grupo social está menguando porque su nivel de vida se estanca o va en declive. Uno de los lugares en los que más se agudiza esa tendencia es en España. Los motivos son diversos, pero se puede señalar que el aumento del coste de la vida es superior al de las rentas. El precio de las viviendas es, quizás, es el ejemplo más elocuente: en los años noventa la adquisición de un piso o una casa venía a suponer el 25% de los ingresos disponibles. Sin embargo, a día de hoy ese porcentaje ha aumentado hasta el 35%, y sigue subiendo. En contra partida, las rentas altas en nuestro país han mejorado sustancialmente más que la media de las rentas altas de los otros países desarrollados.

Los expertos consideran clase media a aquellos cuyos ingresos están entre el 75 y el 200% de la renta media nacional. Esos mismos expertos coinciden en que un país es más próspero cuanto más amplia y estable es esa clase media. En España, para ser considerado clase media, una persona que viva sola ha de ingresar entre 11.440 y 30.530 euros/año.

El estudio de la OCDE señala que el ingreso medio creció de manera mucho más lenta en la última década que en las anteriores. Mientras en los últimos años los ingresos han aumentado a un ritmo del 0,3%, entre mediados de los ochenta y de los noventa crecieron un 1% de media anual y entre mitad de los noventa hasta principios de los dos mil se llegó al 1,6% año.

El informe indica que la reciente crisis financiera ha desarticulado buena parte de ese colectivo y su influencia ha caído de manera alarmante. El estancamiento salarial ha hecho que ese grupo social tenga dificultades para mantener su poder adquisitivo. Las consecuencias son evidentes: no se puede mantener el nivel de vida porque no se pueden asumir los gastos que genera la vivienda, la educación la formación de los hijos y otros asuntos por el estilo.

Para la OCDE una de cada tres personas es económicamente vulnerable y entre los hogares considerados de clase media, uno de cada siete corre el riesgo de salir del grupo al menor contratiempo. Las consecuencias que se extraen de este estudio es que el sistema económico es tremendamente injusto y las clases media aportan mucho más de lo que reciben.

La crisis de 2007 ha hecho mella en este segmento social. Una de las secuelas de esa crisis es el empeoramiento de las perspectivas para amplísimos sectores de la población que de golpe se vieron abandonados a su suerte, cuando muchos habían imaginado que si venían mal dadas el Estado extendería un manto protector para salvaguardar su nivel vida.

Por eso, la crisis económica fue un terreno abonado para dar rienda suelta a un sinfín de frustraciones, fracasos (colectivos y personales) y desengaños de todo tipo. En esas circunstancias, que surgieran determinados movimientos políticos como el populismo, el ultranacionalismo o que el movimiento secesionista catalán encontrase respuesta en segmentos sociales que históricamente les habían dado la espalda, es lo más normal que podía ocurrir.



Bernardo Fernández

Publicado en El Catalán 08/07/19


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