La semana pasada el Presidente Montilla comunicó la fecha de las elecciones al Parlament de Cataluña. Serán, como se suponía, el domingo 28 de noviembre. Tenía razón el Presidente cuando dijo que: “son unas elecciones cruciales porque lo que está en juego va más allá de una legislatura y tal vez marque a toda una generación”. Esta vez, aunque suene a tópico, nos jugamos mucho.
La idea del PSC al alcanzar la Presidencia de la Generalitat y una vez elaborado el estatuto era dar por finiquitada la época de los planteamientos identitarios y desarrollar sus políticas desde la ortodoxia derecha-izquierda; de ahí nace, en parte, el cambio de Pasqual Maragall por José Montilla. A José Montilla le ha tocado presidir el segundo tripartito que, se diga lo que se diga, puede mostrar una obra de gobierno sólida. Ahora bien, ha sido un gobierno incapaz de elaborar un discurso cohesionado y contactar con los ciudadanos. No obstante, puede presentar un balance meritorio en diversos terrenos como por ejemplo sanidad, educación o acción social, también ha sido meritoria la adaptación de la industria a la globalización primero y más tarde al advertir la crisis. La Generalitat de Cataluña ha sido referencia e incluso modelo en temas como el recorte del gasto o en los acuerdos con patronal y sindicatos. Tampoco ha sido un asunto menor la transferencia de los trenes de cercanías. Lo que ha sucedido es que casi todo lo hecho ha supuesto un desgaste tremendo y con frecuencia ha primado la anécdota o la discrepancia (entre los miembros del gobierno) sobre el logro conseguido. Igualmente supuso, en su día, un gran desgaste alcanzar el nuevo sistema de Financiación. Ahora la sentencia del TC sobre el Estatuto a quien más está desgastando es al PSC. Y aquí se produce otra paradoja de la política: el mensaje federal de los socialistas, es seguramente el que más y mejor sintoniza con la mayoría de la ciudadanía que desea un encaje de Cataluña en España, en cambio, queda ahogado ante las proclamas de los más exaltados
Y es que ya se sabe, a río revuelto, ganancia de pescadores. Y eso es lo que está sucediendo. La sentencia del Tribunal Constitucional ha alentado tanto el voto nacionalista como el independentista, de ahí que unos y otros se afanen en proponer cosas que de antemano saben inviables. Los unos el concierto económico y los otros directamente la independencia. Lo que no explican ni unos ni otros es con quien pactaran o con que medios cuentan para lograr esos objetivos. Esa es la manera que tienen algunos de hacer política. Después sucede lo que sucede, y es que una cosa es predicar y otra dar trigo… Y luego nos extraña que la gente se aleje de los políticos y haya desafección.
Bernardo Fernández
Publicado en ABC 15/09/2010
La idea del PSC al alcanzar la Presidencia de la Generalitat y una vez elaborado el estatuto era dar por finiquitada la época de los planteamientos identitarios y desarrollar sus políticas desde la ortodoxia derecha-izquierda; de ahí nace, en parte, el cambio de Pasqual Maragall por José Montilla. A José Montilla le ha tocado presidir el segundo tripartito que, se diga lo que se diga, puede mostrar una obra de gobierno sólida. Ahora bien, ha sido un gobierno incapaz de elaborar un discurso cohesionado y contactar con los ciudadanos. No obstante, puede presentar un balance meritorio en diversos terrenos como por ejemplo sanidad, educación o acción social, también ha sido meritoria la adaptación de la industria a la globalización primero y más tarde al advertir la crisis. La Generalitat de Cataluña ha sido referencia e incluso modelo en temas como el recorte del gasto o en los acuerdos con patronal y sindicatos. Tampoco ha sido un asunto menor la transferencia de los trenes de cercanías. Lo que ha sucedido es que casi todo lo hecho ha supuesto un desgaste tremendo y con frecuencia ha primado la anécdota o la discrepancia (entre los miembros del gobierno) sobre el logro conseguido. Igualmente supuso, en su día, un gran desgaste alcanzar el nuevo sistema de Financiación. Ahora la sentencia del TC sobre el Estatuto a quien más está desgastando es al PSC. Y aquí se produce otra paradoja de la política: el mensaje federal de los socialistas, es seguramente el que más y mejor sintoniza con la mayoría de la ciudadanía que desea un encaje de Cataluña en España, en cambio, queda ahogado ante las proclamas de los más exaltados
Y es que ya se sabe, a río revuelto, ganancia de pescadores. Y eso es lo que está sucediendo. La sentencia del Tribunal Constitucional ha alentado tanto el voto nacionalista como el independentista, de ahí que unos y otros se afanen en proponer cosas que de antemano saben inviables. Los unos el concierto económico y los otros directamente la independencia. Lo que no explican ni unos ni otros es con quien pactaran o con que medios cuentan para lograr esos objetivos. Esa es la manera que tienen algunos de hacer política. Después sucede lo que sucede, y es que una cosa es predicar y otra dar trigo… Y luego nos extraña que la gente se aleje de los políticos y haya desafección.
Bernardo Fernández
Publicado en ABC 15/09/2010
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