04 de setembre 2008

AUTÓNOMOS: LOS MÁS CASTIGADOS


Estamos inmersos en una crisis económica que afecta a todas las clases sociales y a todos los sectores laborales. Pero de todos ellos, si alguien está siendo especialmente castigado, ése alguien son los trabajadores por cuenta propia. Los trabajadores autónomos son un colectivo muy importante en la construcción, el transporte o el comercio minorista. Y precisamente éstos son algunos de los segmentos de la economía productiva que más están padeciendo los efectos de la recesión.

En esta situación, las entidades financieras han impuesto fuertes medidas para restringir los créditos y exigen contrapartidas que la mayoría de autónomos no pueden asumir. Por otra parte, el frenazo del sector del ladrillo ha desatado el efecto dominó, ya que muchos de los trabajadores por cuenta propia son especialistas de la fase final de las obras. Es decir, son cerrajeros, lampistas o carpinteros, y la promoción pública, a día de hoy, no compensa la situación.

La consecuencia más inmediata, es que muchos de ellos están trabajando por debajo de los costes reales y eso, además de reventar el mercado, hace que se debilite la renta disponible. Pero sucede también que como hay que hacer frente a las cuotas de la Seguridad Social y a los módulos del IRPF la situación, a medio plazo, se convertirá en insostenible.

Tampoco parece que los comerciantes, no vinculados a grandes cadenas de distribución, tengan mejor panorama. El consumo está descendiendo de forma drástica, y como siempre los más débiles son los que peor lo tienen para afrontar la situación

A estos grupos de autónomos, más o menos clásicos, hay que añadir otros no menos importantes, como son los llamados autónomos dependientes, (que son aquellos que trabajan para un solo patrón) de los cuales las empresas prescinden en primer lugar.

Por otra parte, las coberturas por desempleo, expedientes de regulación, indemnizaciones y similares, para los trabajadores por cuenta propia, sencillamente no existen. La continuidad en el tajo de esas personas solo se explica a partir de su capacidad de resistencia y de salir adelante como sea.

Para muchos ser autónomo, en épocas de crisis, es la única salida. Unos lo hacen por iniciativa propia y otros se ven inducidos por la empresa en al que estaban como asalariados. Aquí habría que sumar a los extranjeros que han encontrado en el trabajo autónomo la vía para realizarse.

En estas circunstancias sería bueno que el Gobierno desarrollara El Estatuto del Trabajo Autónomo que se aprobó la legislatura pasada, en especial las medidas de cobertura social. También serían deseables algunas medidas complementarias, como por ejemplo: la modernización de las cotizaciones fiscales, la creación de combustibles profesionales, etc. que vinieran a implementar el mencionado Estatuto. No es razonable que los que no fueron invitados a comer tarta, deban apechugar ahora con los platos rotos.


Bernardo Fernández
Publicado en ABC 20/08/08

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