24 d’abril 2006

Ladran, luego cabalgamos


Durante muchos meses las aguas de la política, especialmente la catalana, han bajado revueltas, tal vez demasiado. Ahora, cuando el estatuto y su reforma han entrado ya en la última fase, las cosas poco a poco van volviendo a ser como antes.

No cabe duda que el sistema de trabajo seguido en la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, tras mucho tiempo de dudas y zozobras, ha hecho llegar a la ciudadanía un soplo de aire fresco y cierta confianza que ahora sí, ahora ve que pronto será consultada en referéndum y así quedará definitivamente cerrado el círculo.

Los ciudadanos perciben al PSOE y a CiU como los grandes artífices de ese acuerdo que permitirá un nuevo Estatuto para Cataluña. Un estatuto que empieza a ser entendido como algo positivo, tanto para los catalanes como para el conjunto de España. Por tanto los tacticismos utilizados hasta ahora por alguna fuerza política, y que es verdad que algún rendimiento han dado -basta con mirar las encuestas publicadas en los últimos meses-, quedarán en breve desactivados por la fuerza de la razón.

Todo esto no quiere decir, ni de lejos, que todo esté ya resuelto. Ni mucho menos. Lo primero que hay que saber es cual será la posición de ERC en el referéndum. No les falta razón a aquellos que dicen que este partido debería salir del Gobierno si su posición en la votación del referéndum del estatuto no fuera favorable. Sin duda ésta es un gran escollo, uno más, para el Gobierno de Pasqual Maragall. Un líder que, por cierto, es el más valorado en todas las encuestas que se publican en estos días. Ahora bien, también es verdad que seguido muy de cerca por su máximo oponente, Artur Mas.

Por si no tuviéramos suficiente con todo esto, hay que añadir el alto fuego permanente anunciado por ETA. Es evidente que, en primera instancia, ese anuncio ha mejorado el clima político a nivel de España y, por ende, el de Cataluña. Es verdad que en la percepción del mensaje hay una mezcla compleja de confianza y escepticismo. Ahí sólo el tiempo será el que nos de los argumentos en uno u otro sentido. Con este escenario de fondo, ERC demostraría gran madurez política sumándose al consenso estatutario. De ese modo lograría dos carambolas de una sola tacada. A saber: primero dejaría al PP, una vez más, absolutamente solo y eso no es gratis. Segundo, se conseguiría sacar el estatuto con un altísimo porcentaje favorable, lo que permitiría pasar página y dedicarse, en cuerpo y alma, a lo que de verdad debe interesar a un gobierno de izquierdas: las políticas sociales.

“Ladran luego cabalgamos” le dijo Don Quijote a Sancho. Algo parecido nos ocurre a los socialistas catalanes: se nos ha criticado, y mucho, por como hemos planteado y como hemos hecho la reforma estatutaria. Propios y extraños nos han puesto a caer de un burro por como se estaban haciendo las cosas. Para unos íbamos demasiado lejos, para otros nos quedábamos cortos. El tiempo nos está dando la razón. Las cifras que revelan las encuestas son, no solo abrumadoras, sino casi apabullantes. En Cataluña casi el 80% confía en la gestión del Presidente Zapatero y un 11% en el líder de la oposición Rajoy. A partir de estos datos, que cada cual saque sus consecuencias.

Es cierto que una encuesta es una foto fija y que estos son números provisionales que en cualquier momento pueden cambiar y, por tanto, no se deben hacer extrapolaciones electorales. Pero no es menos cierto que marcan tendencias y las tendencias conviene, siempre, tenerlas muy en cuenta.

ABC 23 abril de 2006

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