En
algunos bares de este país, detrás de la barra, tienen colgado un cartel que
dice algo así como: “Hoy hace un día esplendido, seguro que viene un
gilipollas y nos lo jode”, (disculpen el lenguaje tabernario) Pues eso es,
exactamente, lo que hizo Luís Rosales cuando, en la final del Campeonato
Mundial de fútbol Femenino de Australia y Nueva Zelanda, celebrada en Sídney,
le dio un “pico” a Jennifer Hermoso: fastidiar el magnífico triunfo de la selección
española
Sea
cual sea el deporte que se practique, llegar a la final de una competición
suele ser muy difícil. Si además ese deporte es el fútbol, donde la
competitividad acostumbra a ser máxima, la cosa se complica, pero si encima se
trata del Campeonato Mundial de Fútbol Femenino, se llega a la final y se gana,
es para tocar el cielo con las manos.
Los
aficionados tenemos archivado en la memoria el gol de Andrés Iniesta en el
Mundial de Sudáfrica. Ahora ya tenemos otro para guardar junto a los recuerdos
más preciados: el golazo que marcó Olga Carmona el 20 de agosto en la final del
Mundial Femenino de Australia-Nueva Zelanda.
Muy
pocos podían imaginar hace, tan solo unos meses atrás, cuando estalló el
conflicto entre un nutrido grupo de jugadoras y el seleccionador, que esto
llagaría a ocurrir. Sin embargo, ellas han demostrado que cuando hay calidad y
determinación todo es posible. Por eso, a pesar de las dificultades, que no han
sido ni pocas ni menores, se ha llegado a la meta de una carrera que empezaron
hace ya mucho tiempo unas chicas por las que nadie apostaba un “duro”. Recuerdo
los comentarios despectivos de un muy afamado periodista deportivo diciendo que
“las mujeres no tenían fuerza ni para sacar un córner”, me gustaría
saber la opinión de aquel avispado comentarista ahora.
Lo
lamentable de todo este affaire es la que la machada (por llamarlo de algún
modo) de Rubiales a puesto sordina al gran triunfo de las jugadoras. En este
contexto, tienen especial relevancia las palabras de Alexia Putellas que en una
reciente entrevista dijo:” Queremos que se respete nuestra profesión,
simplemente peleamos por eso”, y añadió. “Queremos más facilidades y
mejores infraestructuras que nos ayuden a hacer bien nuestro trabajo, que haya
ejecutivos e instituciones que peleen por eso para poder estar centradas en el
fútbol”.
En mi
opinión, todas las futbolistas que han hablado estos días han demostrado una
sensatez envidiable, pero quién puso la guinda en el pastel de la cordura y el
sentido común fue Aitana Bonmatí. La jugadora catalana, en la gala celebrada
por la UEFA en Mónaco, recogió el premio a la mejor
jugadora de 2023; en la intervención que hizo, tras el sorteo de
la Champions y procederse a la entrega de los premios a mejores
entrenadoras, entrenadores, jugadores y jugadores, llegó el momento estelar con
las palabras de la centrocampista del Barça.
Bonmatí
no se anduvo por las ramas y habló claro para que todo el mundo pudiera
entenderla y dijo: "Venimos de ganar el Mundial, pero no se está
hablando mucho de ello. Han pasado cosas que no me gustaría dejar
pasar. Como sociedad no debemos permitir que se lleven a cabo abusos de
poder en una relación laboral, ni otras faltas de respeto. Desde mi
compañera Jenni, a todas las mujeres que sufren lo mismo, estamos con
vosotras y espero que sigamos trabajando para que esta sociedad
mejore", se puede decir más alto, pero no más claro.
Junto
a la jugadora catalana estuvo, entre otras celebridades del mundo del fútbol,
Sarina Wiegman, seleccionadora inglesa subcampeona del mundo que se llevó el
premio a mejor entrenadora del año y que le dedicó el galardón a la selección
femenina española de fútbol. “Me ha hecho mucho daño lo que pasó en la
selección española, demuestra que queda mucho por recorrer en el fútbol
femenino. Le dedico este premio al equipo español que ha hecho un gran torneo.
Este equipo debe ser escuchado y celebrado. Pido un aplauso para ellas”,
dijo la seleccionadora que ha dirigido a la selección inglesa en 39 partidos
con 30 victorias.
No voy
a entrar en el galimatías técnico-jurídico sobre si la falta cometida por Luís
Rubiales es grave o muy grave, como proponía el Consejo Superior de Deportes
para poder sancionar con rigor la conducta del presidente de la Real Federación
Española de Fútbol. Para el Tribunal
Administrativo del Deporte (TAD) solo
existe una falta grave (y
no muy grave, como esperaba el Gobierno) al considerarse que, con la
información de la que dispone, el beso a
Jenni Hermoso no puede calificarse de abuso de poder.
No nos
confundamos, hay, por desgracia, todavía muchos Rubiales agazapados por las
esquinas. Pero debe quedar claro que individuos como ese no nos representan y
personajes de esa catadura moral no pueden estar ni un minuto más en las
instituciones. Y es que, ni Rubiales ni actitudes como las de Rubiales nuca más
Ante
esta situación que voy a calificar de “anómala”, entiendo que nuestra posición
debe ser de serena indignación y dejar que sean los organismos competentes los
que hagan su labor. Pero mientras, nos corresponde: apoyar sin fisuras a las
campeonas, disfrutar de su buen hacer y aprender de su actitud, y es que como
diría el gran Johan Cruyff, verlas jugar pone la gallina de piel.
Bernardo
Fernández
Publicado
en E-notícies 07/09/2023
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