17 de gener 2023

PRESUPUESTOS QUE BRILLAN POR SU AUSENCIA


 

Estamos a mediados de enero y los presupuestos del Govern de la Generalitat para 2023 brillan por su ausencia. Una anormalidad que ya se ha convertido en normalidad porque en los últimos trece años, tan solo una vez (2022) estrenamos el año con las Cuentas aprobadas.

Los presupuestos son la ley más importante que un gobierno promulga en un año porque son el eje vertebrador de la política en, prácticamente, todos los ámbitos y, a la vez, la base sobre la que se ha de desarrollar la economía de un país o una comunidad autónoma a lo largo de un año. Por consiguiente, no aprobarlos equivale a hacer dejación de las responsabilidades que un ejecutivo debe asumir: gobernar un país y definir las grandes líneas maestras.  No por casualidad decía Winston Churchill que “un gobierno puede perder, en un parlamento, todas las votaciones menos una, la de los presupuestos”.

A mediados de octubre, el entonces conseller de Economía y Finanzas, Jaume Giró, que estaba en el Govern de coalición representando a Junts, ya tenía las cuentas, a falta de algunos ajustes, listas para su aprobación en el Consell Executiu, pero se desató la tormenta en el seno de la formación, por el cese de Laura Borrás como presidenta del Parlament y ardió Troya. Los pos-pos convergentes salieron del Govern y los presupuestos de Giró que hasta entonces habían sido bendecidos por Junts quedaban proscritos. Cosas de la política de vuelo gallináceo. 

Con el Govern roto y un grupo parlamentario exiguo de 33 diputados empezó el calvario de Pere Aragonés. El president, mal que bien, ha ido trampeando su débil situación parlamentaria, pero con las cuentas sobre la mesa le llegaba el cáliz más amargo: comprobar que no disponía de la mayoría necesaria para aprobar los números.   

Mucho me temo que el Govern tendrá que darse un baño de realismo si quiere seguir en la Plaza Sant Jaume porque, aunque ya ha negociado con en Comú Pódem y estos les darán el sí, necesita a Junts o al PSC para salir indemne de esta batalla. La negativa de Junts es más que previsible porque, por más que mareen la perdiz, su gran objetivo es tumbar al Ejecutivo; otra cosa sería fracasar, porque si salieron del Govern fue para que, más pronto que tarde cayera, y poder mostrar, urbi et orbe, que acertaron en su decisión.

En cambio, la posición del PSC es muy diferentes. De entrada, fue Oriol Junqueras el que negó el pan y la sal a los socialistas acusándolos de traidores y de frotarse las manos cunado los líderes del procés entraban a la cárcel. Eso sí, mientras su grupo parlamentario en el Congreso de los diputados negociaba sin empacho y votaba sin ningún rubor con el PSOE. No obstante, poco a poco los republicanos han ido matizando su posición, hasta que Pere Aragonés entendió que o pactaba con los de Salvador Illa o ya podía ir preparando las urnas.

Y en esas estamos, el PSC está decidido a llevar al límite la negociación de los presupuestos con el Govern. La posición de los socialistas catalanes es clara: o el Ejecutivo de Pere Aragonés acepta la totalidad de la propuesta o no hay acuerdo. Los de Salvador Illa quieren que, entre otras cosas, en las cuentas se contemple la ampliación del aeropuerto de El Prat, la mejora de Rodalies que se derivaría del contrato programa de Renfe, la B-40 (Ronda Norte) y que se tire adelante el Centro Recreativo y Turístico de Vila Seca-Salou (Hard Rock). La cuestión de fondo para Aragonés es que con estas iniciativas se pueden levantar ampollas en alguna zona del territorio cuando faltan menos de cinco meses para las elecciones municipales. Lo que no tiene en cuenta el president es que gobernar significa tomar decisiones. 

Mientras escribo estas líneas llega la noticia de que Aragonés e Illa se han reunido, pero no han llegado a ningún acuerdo. No obstante, han quedado que quedarán. Todo está abierto y puede ocurrir cualquier cosa. Pero todo el mundo es consciente de que las negociaciones no se pueden eternizar. Para la última semana de enero está previsto un pleno en el Parlament, para entonces ya debería haber fumata blanca; de no ser así o se convocan elecciones o el Govern lo va a pasar francamente mal y nosotros como sociedad también porque tendremos un país perdido en su propio laberinto político.

Estoy convencido de que en pocos días nos dirán que republicanos y socialistas han llegado a un acuerdo y en breve se empezará tramitación parlamentaria. Por el bien de los catalanes que así sea. Ahora bien, sepamos con quién estamos jugando: ¿qué podemos esperar de un partido, ERC, que ha anunciado que se manifestará contra la cumbre hispano francesa que se ha de celebrar en Barcelona el 19 de enero, a la que asistirá el president de la Generalitat, Pere Aragonés como anfitrión y que, casualidades de la vida, es militante de ese partido?

Decía Josep Tarradellas que “en política se puede hacer todo menos el ridículo”. Pues bien, parece que el día que lo explicaron en clase, los líderes de ERC no fueron al colegio.

Cosas veredes Sancho, que no crederes”, que diría un amante de los clásicos parafraseando a Don Quijote.

 

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notíces 16/01/2023 

AHORA TOCA PASAR PÁGINA

  Desde octubre de 2022, Pere Aragonès ha venido gobernando con un apoyo parlamentario más bien raquítico de 33 diputados, de un total de 1...