11 de gener 2023

LA VIDA SIGUE IGUAL Y LA POLÍTICA TAMBIÉN


 

Hace poca más de una semana que hemos estrenado el año y la crispación política sigue con el mismo alto voltaje que en 2022. El año anterior se cerró con un rifirrafe más que considerable entre Gobierno y oposición porque el PP no veía con buenos ojos los nombres de Juan Carlos Campo y Laura Díez Bueso, designados por el Ejecutivo, para ocupar dos plazas del Tribunal Constitucional (TC), su perfil es “obscenamente partidista“, dijo, en una comparecencia pública, Alberto Núñez Feijóo.

Resulta que el Gobierno de coalición acabó el año con 196 leyes aprobadas y un sinfín de decisiones tomadas. Pues bien, es probable que se equivocase en alguna ocasión. No lo cuestionaré. No obstante, es innegable que las iniciativas gubernamentales siempre han tenido como objetivo mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y, en mi opinión, acertaron en la inmensa mayoría de las veces. Los datos hablan por sí solos. Por ejemplo, se subió el salario mínimo interprofesional a 1.000 euros, como fruto de la reforma laboral en estos momentos hay en nuestro país más trabajadores fijos que nunca, se ha cerrado 2022 superando los 20 millones de afiliados a la Seguridad Social, algo que no ocurría desde 2007. Las pensiones contributivas subirán este año 8,5% y las más bajas, no contributivas, se pueden incrementar hasta un15%. Por otra parte, la economía española ha cerrado 2022 con un crecimiento del PIB superior al 5%, pagamos, junto con los ciudadanos portugueses, la electricidad y el gas más baratos de la zona euro. Además, el Gobierno ha aprobado hasta cinco paquetes de medidas para frenar la inflación, con los cuales ha movilizado más de 30.000 millones de euros entre rebajas de impuestos, subvenciones a los carburantes y ayudas a las familias y empresas. Pues bien, el Partido Popular no ha dado su plácet ni a una sola de esas medidas y esa actitud dice mucho de la catadura moral y política de Feijóo y sus acólitos.  

Ya sé que para muchos todas estas medidas pueden resultar insuficientes y, seguramente, no les faltará razón, pero no podemos olvidar que la política es el arte de lo posible y los recursos no son infinitos. A la vez, deberíamos recordar que con el Gobierno del PP las pensiones subían el 0,25%, el paro andaba sobre el 20% y el Ejecutivo de Mariano Rajoy puso sobre la mesa 60.000 millones de euros…, para salvar a los bancos. Eso sí, entonces un plato era un plato y un vaso un vaso cómo decía el presidente del Ejecutivo.

Pero no quiero perder el hilo argumental de esta columna que no es otro que la renovación de la cúpula del Poder Judicial.  Así pues, volvamos al quid del asunto.

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) llevaba caducado cuatro años por el bloqueo del PP y en los últimos seis meses ha sido el seno de una conspiración contra el Gobierno de Pedro Sánchez para retardar todo lo posible la renovación del Tribunal Constitucional (TC).

Ese obstruccionismo ha sido posible porque dentro del CGPJ se necesita una mayoría de tres quintos para llevar a cabo cambios. Sin embargo, el decorado cambió cuando se supo que el Ejecutivo estaba dispuesto a tramitar, por la vía de urgencia, una reforma legal que eliminase esa mayoría necesaria de tres quintos y, en consecuencia, evitar los bloqueos dentro del CGPJ.

La cuestión no es menor, porque cuando falta menos de un año para las próximas elecciones generales que el TC avale o no el trabajo legislativo del Gobierno puede resultar decisivo.

Sobre la mesa, el renovado TC tiene como temas “estrella” para pronunciarse: la ley del Aborto de José Luis Rodríguez Zapatero, las grandes leyes de la esta legislatura del Gobierno Sánchez como la ley de Eutanasia, la ley de Educación, la ley de Protección de la Infancia, la ley rider, el voto erróneo de un diputado del PP a la reforma laboral o la ley del Parlament que regula el catalán en la escuela. El pleno del TC también tiene pendiente deliberar sobre dos reformas del CGPJ promovidas por el Gobierno para tratar de forzar su renovación. Esta reforma auspiciada por PSOE y Unidas Podemos pretendía allanar el camino de la renovación del Tribunal Constitucional, aunque ahora pierde buena parte de su razón de ser una vez renovado el órgano. Asimismo, también se deberá posicionar sobre los recursos de PP y Vox a la reforma del Código Penal que se llevó a cabo vía enmiendas.

La vida sigue igual y la política también; o sea, como el año pasado y es que, por lo general, los grandes cambios no se producen de un día para otro, suelen ser lentos y progresivos. En esta ocasión hemos de ser conscientes de que el año político ha empezado con mucha fuerza y la crispación seguirá con mucha intensidad, la razón fundamental es que iniciamos un nuevo ciclo electoral y eso significa que vamos a vivir una etapa marcada por la confrontación. No hay que asustarse, forma parte del juego democrático. Lo que hemos de exigir es que se respeten las normas, si todo el mundo se comporta no hay nada que temer.

Esa es la cuestión: que todo el mundo sepa dónde están los límites y los acepte.

 

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 09/01/2023

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