16 de desembre 2020

NI DESPUÉS DE MUERTOS


 

Hubiera preferido no escribir nunca este artículo. Sin embargo, cuando días atrás entré en la web del Parlament de Cataluña para echar un vistazo a la actividad parlamentaria, y vi que, en la Comisión de Cultura, JxCat y ERC habían rechazado una propuesta de Ciudadanos para revindicar a Juan Marsé y Carlos Ruiz Zafón, me indigné. Me indigné porque la propuesta de la organización naranja era, en términos políticos, inocua, ni era anti catalanista ni pretendía atentar contra la patria. Solo se pedía que desde el Departament de Cultura se organizase un acto conmemorativo a los dos autores recientemente fallecidos y se llevaran a cabo sendos ciclos sobre sus respectivas obras. Me parece que no es pedir demasiado. Por eso, ante la cerrazón nacional-independentista, decidí poner mi humilde grano de arena, escribiendo esta columna de denuncia, y, rememorar así, tantos y tantos ilustres escritores catalanes que han escrito, escriben y escribirán su obra en castellano.

Según explicaron después JxCat y ERC votaron en contra de la propuesta de Cs porque era oportunista (?). No discutiré la oportunidad de la iniciativa parlamentaria, la verdad es que ese aspecto importa poco porque no es relevante. El hecho cierto es que una vez más se desprecia algo que se ha hecho en Cataluña que, es catalán, pero que se ha expresado en castellano. Ese es quid de la cuestión. Por eso me pregunto ¿qué clase de políticos tenemos que ni después de muertos son capaces de reconocer la grandeza de unos conciudadanos tan catalanes como ellos?

Lamentablemente, no es la primera vez que algo así ocurre en el Parlament de Cataluña. Una Cámara legislativa, me permito recordar aquí, que es de todos los catalanes, también de los que se expresan en castellano.

Reflexionando sobre la cuestión, me vino a la cabeza una iniciativa que defendí y perdí, también en la Comisión de Cultura de la Cámara catalana, en mayo de 2005. Entonces fue para que a la Feria del libro de Frankfurt de 2007, a la que se había invitado a la cultura catalana, asistieran escritores en lengua castellana. Votaron en contra CiU y ERC, es decir, como ahora. Asistieron escritores de la talla de Pere Gimferrer, Baltasar Porcel, Quim Monzó o Carme Riera y fueron invitados autores, además de Cataluña, de Baleares, Valencia, El Roselló francés o el Alguer (Cerdeña). Sin embargo, se quedaron en casa genios como Juan Marsé, Eduardo Mendoza o Javier Cercas.

El dos de julio del mismo año me publicaban un artículo en El País en el que entre otras cosas decía que, tener la fortuna de poseer dos culturas y dos lenguas es para mí una suerte y un lujo impagable; y añadía, sería un error gravísimo practicar la discriminación, aunque se quiera disfrazar de positiva. Pero han pasado más de quince años y veo con disgusto que no solo es que no hemos avanzado nada, sino que hemos retrocedido. Durante mucho tiempo pensé que a medida que fuéramos avanzando la situación se normalizaría y el falso debate de si es literatura catalana o no lo que se escribe en castellano en Cataluña, lo superaríamos. En cambio, veo con tristeza que el nacional-independentismo cada vez es más cerril y está más radicalizado.

Resulta preocupante la visión reduccionista del independentismo. Pues de la misma manera que ha construido un relato paralelo para la Guerra de Sucesión y de sus consecuencias, a menudo muy alejado de la realidad. También han hecho algo similar con la historia de las letras catalanas y su evolución a lo largo de los siglos.

Por eso, me parece oportuno hacer una referencia aquí al magnífico libro de Sergio Vila- Sanjuán, Otra Cataluña (Imago Mundi 2018).  En el mismo, Vila-Sanjuán expone y documenta la rica producción literaria de autores catalanes en castellano a lo largo de seis siglos, y desmiente la afirmación tantas veces repetida por el nacionalismo de que el uso literario del castellano en Cataluña fue siempre una imposición externa, (sin dejar de reconocer lo obvio, la represión que sufrió la lengua catalana durante el franquismo) como no lo fue tampoco desde el punto de vista de la edición. Vila-Sanjuán subraya que Barcelona es “la capital editorial de los países de habla hispana”, una vocación que toma forma en el siglo XVI, y cita al historiador Manuel Peña Díaz, autor de una ‘Historia cultural de la Barcelona del Quinientos’ que afirma que “La castellanización de la cultura catalana en el siglo XVI no fue impuesta desde el exterior. Fue fruto de los intereses crematísticos de los impresores y libreros barceloneses que imprimían y distribuían libros en castellano para poder competir en el mercado español”

Después de leer la transcripción del interesante texto de Vila-Sanjuán poco más se puede añadir. Ahora hemos de esperar que los nacional independentistas más hiperventilados se caigan del caballo y vean la luz. Pero mientras eso ocurre, la grandeza literaria de los que se fueron y la de los que están, nos seguirá iluminando en este tiempo oscuro de la historia que nos ha tocado vivir, por la sinrazón de unos descerebrados que quieren hacer de esta tierra común que es Cataluña su masía particular.

 

Bernardo Fernández

Publicado en e notícies 15/12/20

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