Que la manifestación, celebrada en Barcelona el pasado día 11, en favor del mal llamado derecho a decidir fue un éxito es incuestionable. Así pues, justo es reconocer la gran capacidad de movilización de las entidades convocantes que, por tercer año consecutivo, han logrado movilizar a cientos de miles de ciudadanos en pos de un objetivo determinado. De todos modos, los organizadores deberían admitir que sin la inestimable colaboración institucional y el soporte incondicional de los medios de comunicación públicos y de los que pacen a la sombra del poder ese logro hubiera sido imposible.
Y ahora, ¿qué? Se pregunta los ciudadanos de buena fe. Pues ahora, lo deseable sería que Rajoy y Mas se sentarán a dialogar y no se levantaran de la mesa de negociación hasta llegar a un acuerdo asumible para ambas partes, sin vencedores ni vencidos, pero mucho me temo que eso no va a suceder. En esas circunstancias, lo más plausible es que el “President” convoque la Consulta y el Gobierno la impugne y la envíe al Tribunal Constitucional que la prohibirá de oficio de forma cautelar.
Entonces, si Artur Mas no está dispuesto a prevaricar y saltarse la legalidad (cosa que parece bastante improbable), tendremos un mes de octubre agónico, con declaraciones y contra declaraciones, dimes y diretes. Tampoco faltarán avisos y amenazas de aquí y de allí, así como llamamientos a la desobediencia civil e incluso, es posible, algún intento de huelga general o alguna insensatez por el estilo.
En cualquier caso, el 10 N a Artur Mas se le abren diversas posibilidades: puede intentar seguir gobernando como hasta ahora con apoyos puntuales. Puede intentar un gobierno de coalición o concertación, ciertamente difícil o quizá se vea forzado a convocar elecciones, lo más probable. Plebiscitarias o no, está por ver
Pero los ciudadanos de a pie hemos de seguir conviviendo. Los independentistas y los que no, deberemos seguir acudiendo a la sanidad pública que está hecha unos zorros. Nuestros hijos se deberán seguir formando en centros que si continúan abiertos es gracias al empeño de los profesionales para que la enseñanza funcione. Al salir a la calle o al tomar café nos encontraremos con alguno de esos 570.000 conciudadanos que buscan trabajo y no lo encuentran.
Eso es lo importante: la cohesión social, lo otro son zarandajas y ganas de asomarse al vacío.
Bernardo Fernández
Publicado en ABC 17/09/14
23 de setembre 2014
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