Siempre he sostenido que el poder, en términos políticos, es el mejor engrudo que ha existido jamás. Digo esto porque Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) ha sido un partido paradigma de esta aseveración. A lo largo de más 30 años de existencia, ésta ha sido una organización con una configuración monolítica en torno a su líder, más allá de problemas y disensiones internas. Y tenerlos y haberlas los y las han tenido. Pero era un partido de gobierno y desde ahí, o mejor a partir de ahí, fueron superando todos aquellos escollos que a lo largo del tiempo surgieron en el camino.
Pero hete aquí que desde 2003, cuando por primera vez perdieron el gobierno después de haberlo ostentado durante 23 años, empezaron a aflorar las disidencias internas o, como se dice en términos coloquiales, Artur Mas –su líder- “montó un circo y le crecieron los enanos”. Es verdad que en el periodo 2003-2006 supieron transmitir una imagen de cohesión, más allá de alguna que otra pequeña trifurca sobre todo con los socios de Unión. Pero justo es decir que en general aguantaron el tipo. En cambio con la formación del nuevo Gobierno de Entesa que les relega otra vez a la oposición parece que los nervios están aflorando más de lo que es deseable y han empezado a aparecer claros síntomas de ruido de sables, según el argot militar.
No fue casual que Durán i Lleida, político de inteligencia innata, en el impás de la fiestas navideñas lanzase el órdago de la conveniencia de la entrada de CiU en el Gobierno del Estado. Bien es cierto que con el bombazo de ETA en Barajas el 30 de diciembre esta cuestión, como el resto sobre todo a nivel mediático, ha quedado en un muy segundo plano.
Por lo que respecta al estricto nivel interno de Convergencia las cosas no pintan bien, las aguas bajan revueltas. La tensión aflora día tras día. Los dos sectores clásicos de Convergencia se enfrentaron con acritud días atrás. Es verdad que las diferencias vienen de lejos, pero los resultados electorales del último 1N, sus consecuencias y sobre todo el hecho de que hayan de seguir en la oposición ha disparado todas las alarmas. Soberanistas y moderados mantienen un pulso, los unos para perpetuarse y consolidar sus parcelas de poder –eso si, interno- y los otros esgrimiendo una larga lista de agravios y reprochando a su líder Artur Mas haberse rodeado de un núcleo duro muy reducido, que es quien toma las decisiones y los deja a ellos relegados como meras comparsas.
De todos modos no hay que exagerar. Tanto Convergencia como Unión saben que en las próximas elecciones municipales del mes de mayo se juegan una buena parte de su razón de ser. Por tanto, que nadie se equivoque. Afrontaran esos comicios con un discurso trabado y haciendo un frente común fuerte y compacto; sin duda intentaran que esas elecciones sean la revancha de la últimas autonómicas y así obtener las máximas cuotas de poder posibles. Pocos meses después llegarán las generales y, si después de esas CiU es decisiva o no, si en las municipales han obtenido las suficientes alcaldías y han podido mantener las 3 diputaciones de las que en este mandato ostentan la presidencia, será el momento de hacer balance: ver si conviene mantener la actual dirección o tal vez ha llegado el momento de dar un golpe de timón para enderezar el rumbo. Quizás a estas alturas, a pesar de que hay quien se empeña en decir que no existe la crisis, algún delfín ya se está afeitando las patillas y preparando un nuevo look para acceder al poder.
27 de gener 2007
14 de gener 2007
LA PAZ EN EL ALERO
La paz está en peligro. Tenían razón los profetas del terror cuando avisaban que ETA podría volver a atentar en cualquier momento. Lo han hecho. Los terroristas han querido dejar el año 2006, nueve meses de tregua y tres años sin muertes con un atentado sangriento. Para ello han hecho estallar una furgoneta bomba en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas.
Este acto es un torpedo en la línea de flotación del proceso de paz. Con violencia no hay diálogo. Sin diálogo no pueden haber acuerdos. Y sin pactos es, prácticamente, imposible que haya paz.
Es cierto que no se puede hablar de nada con nadie que pone cadáveres sobre la mesa. Pero también es verdad que no se pueden tirar por la borda, a la primeras de cambio, las esperanzas de paz de millones de personas después de casi 40 años de conflicto.
Conviene no olvidar que las conversaciones, o tentativas de conversación, que hasta el momento se hayan podido llevar a cabo se han realizado bajo el paraguas de una resolución del Congreso de los Diputados de mayo de 2005. En consecuencia, este Gobierno ha actuado siempre desde la más estricta legalidad y desde la firmeza del Estado de Derecho. También establecieron contactos los gobiernos de Felipe González y José María Aznar e, incluso, hicieron concesiones que este Ejecutivo no ha hecho. Y sin embargo nadie arremetió contra ellos como se ha hecho contra éste.
De todos modos ha resultado preocupante ver como día tras día crecía la brecha entre la unidad de los demócratas frente a ETA. Por otra parte, no deja de resultar una paradoja que el Presidente de Gobierno haya sido sistemáticamente descalificado, e incluso insultado, cuando ha sido él quien ha llevado a cabo las acciones, con más cobertura legal, más rigor y ha sido, también, el que más información ha dado al resto de partidos y a la opinión pública.
Pero no sólo eso. Desde aquel ya lejano 24 de marzo en que se anunció un alto el fuego indefinido quien más, quien menos ya suponía que todo esto no sería un camino de rosas. Ahora bien, la situación se ha ido deteriorando por momentos. El robo de pistolas en Francia, el juicio a de Juana Chaos y su huelga de hambre, su condena, el resurgir de la “kale borroca” y la estrategia de enfrentamiento frontal del PP son factores que han enrarecido el clima y han hecho crecer la crispación hasta límites insostenibles. Y, por si esto fuera poco, el bombazo del día 30 hace saltar no ya las alarmas, sino cualquier posibilidad de acercamiento. Dicho esto hay que clarificar de inmediato que la posición del PP, compartida o no, está dentro de la legalidad y, como tal, es de todo punto respetable. Otra cosa es que yo soy de los que piensan que están cometiendo un tremendo error estratégico de dimensión histórica y acabarán pagando. A las próximas elecciones generales me remito.
Estamos, pues, en este inicio de año en una situación de vía muerta por lo que respecta al proceso de paz. Batasuna ha perdido una magnífica ocasión para condenar el atentado y desmarcarse de los terroristas. No lo ha hecho. No ha sabido, o no ha podido, estar a la altura de las circunstancias. Para ellos el proceso de paz no está cerrado pero no explican como es posible dialogar cuando una de las partes hace sangre en la contraria. En realidad saben que no es posible
Primero la paz, luego la política. En estos momentos se han roto los puentes y corresponde a ETA dar señales inequívocas e inconfundibles de que hay caminos seguros y fiables. De lo contrario, habrá que ir añadiendo años a los 38 que ya llevamos de conflicto. Pero que nadie se equivoque. No vamos a permitir que nos quiten la esperanza. Si nosotros no podemos, seguiremos trabajando para que nuestros hijos o nuestros nietos dejen de ver la paz en el alero.
Este acto es un torpedo en la línea de flotación del proceso de paz. Con violencia no hay diálogo. Sin diálogo no pueden haber acuerdos. Y sin pactos es, prácticamente, imposible que haya paz.
Es cierto que no se puede hablar de nada con nadie que pone cadáveres sobre la mesa. Pero también es verdad que no se pueden tirar por la borda, a la primeras de cambio, las esperanzas de paz de millones de personas después de casi 40 años de conflicto.
Conviene no olvidar que las conversaciones, o tentativas de conversación, que hasta el momento se hayan podido llevar a cabo se han realizado bajo el paraguas de una resolución del Congreso de los Diputados de mayo de 2005. En consecuencia, este Gobierno ha actuado siempre desde la más estricta legalidad y desde la firmeza del Estado de Derecho. También establecieron contactos los gobiernos de Felipe González y José María Aznar e, incluso, hicieron concesiones que este Ejecutivo no ha hecho. Y sin embargo nadie arremetió contra ellos como se ha hecho contra éste.
De todos modos ha resultado preocupante ver como día tras día crecía la brecha entre la unidad de los demócratas frente a ETA. Por otra parte, no deja de resultar una paradoja que el Presidente de Gobierno haya sido sistemáticamente descalificado, e incluso insultado, cuando ha sido él quien ha llevado a cabo las acciones, con más cobertura legal, más rigor y ha sido, también, el que más información ha dado al resto de partidos y a la opinión pública.
Pero no sólo eso. Desde aquel ya lejano 24 de marzo en que se anunció un alto el fuego indefinido quien más, quien menos ya suponía que todo esto no sería un camino de rosas. Ahora bien, la situación se ha ido deteriorando por momentos. El robo de pistolas en Francia, el juicio a de Juana Chaos y su huelga de hambre, su condena, el resurgir de la “kale borroca” y la estrategia de enfrentamiento frontal del PP son factores que han enrarecido el clima y han hecho crecer la crispación hasta límites insostenibles. Y, por si esto fuera poco, el bombazo del día 30 hace saltar no ya las alarmas, sino cualquier posibilidad de acercamiento. Dicho esto hay que clarificar de inmediato que la posición del PP, compartida o no, está dentro de la legalidad y, como tal, es de todo punto respetable. Otra cosa es que yo soy de los que piensan que están cometiendo un tremendo error estratégico de dimensión histórica y acabarán pagando. A las próximas elecciones generales me remito.
Estamos, pues, en este inicio de año en una situación de vía muerta por lo que respecta al proceso de paz. Batasuna ha perdido una magnífica ocasión para condenar el atentado y desmarcarse de los terroristas. No lo ha hecho. No ha sabido, o no ha podido, estar a la altura de las circunstancias. Para ellos el proceso de paz no está cerrado pero no explican como es posible dialogar cuando una de las partes hace sangre en la contraria. En realidad saben que no es posible
Primero la paz, luego la política. En estos momentos se han roto los puentes y corresponde a ETA dar señales inequívocas e inconfundibles de que hay caminos seguros y fiables. De lo contrario, habrá que ir añadiendo años a los 38 que ya llevamos de conflicto. Pero que nadie se equivoque. No vamos a permitir que nos quiten la esperanza. Si nosotros no podemos, seguiremos trabajando para que nuestros hijos o nuestros nietos dejen de ver la paz en el alero.
10 de gener 2007
CANVI D'ANY
2006 ens ha deixat amb mort i sang. El dissabte 30 de desembre, últim de l’any, ens despertàvem amb la notícia de l’execució de Sadam Hussein i poc després una furgoneta bomba esclatava a l’aeroport de Barajas i més enllà de fer dos morts i sembrar el caos, es fagocitava l’esperança d’arribar a la pau.
És molt possible que si fem una anàlisi en profunditat i amb rigor de l’any passat, podrem comprovar que ha estat semblant en esdeveniments a altres anys, però no podrem negar que en qualsevol cas ha estat un temps intens i ple d’aconteixements.
Era el mes de gener quan rebíem la notícia de que el President de Govern, Rodriguez Zapatero, i Artur Mas arribaven a un acord per tirar endavant el Nou Estatut Catalunya. Després a finals de març ETA anunciava un alt el foc indefinit que, per cert, es va trencar el passat dia 30, com comentava abans. Al maig, ERC sortia del Govern empesa per la seva decisió de votar no en el referèndum de l’Estatut; posant fi així al primer Govern d’esquerres a Catalunya ençà de la Guerra Civil. A mitjans de juny anàvem a les urnes per a votar l’esmentat Nou Estatut, pocs dies més tard Pasqual Maragall anunciava que no tornaria a ser candidat a la presidència de la Generalitat i al juliol escollíem a Montilla per substituir a Pasqual. I arribava l’agost i amb ell les vacances, això si curtes.
No s’havia acabat el mes i a Barcelona canviàvem d’alacalde i Joan Clos s’anava a Madrid per a ser ministre com ho havia estat Montilla i aquest venia cap a Catalunya per fer la campanya de les autonòmiques. Jordi Hereu començava amb bon peu el seu camí al capdavant de l’ajuntament; va ser gratificant i estimulant, a l’hora, veure amb la facilitat que connectava amb la ciutadania, amb un estil molt diferent del seu predecessor. Per altra banda, setembre i octubre van ser temps de campanya, de parlar amb la gent, d’escoltar, temps de neguit i tensió perquè els indicadors ens deien que les coses, en termes electorals, no anaven bé. I va arribar l’1 de novembre i les sospites es van confirmar, però d’això potser que en parlem en altre moment. Després es va fer el pacte d’Entesa, es va constituir Govern...
I pràcticament he resumit un any en poc més d’un full. Entenc que a grans trets això és sinó el més important de l’any que hem deixat enrere, si és part d’allò més important que ha succeït a 2006 i nosaltres hem tingut la gran sort de ser coprotagonistes d’alguna part de tot això.
És molt possible que si fem una anàlisi en profunditat i amb rigor de l’any passat, podrem comprovar que ha estat semblant en esdeveniments a altres anys, però no podrem negar que en qualsevol cas ha estat un temps intens i ple d’aconteixements.
Era el mes de gener quan rebíem la notícia de que el President de Govern, Rodriguez Zapatero, i Artur Mas arribaven a un acord per tirar endavant el Nou Estatut Catalunya. Després a finals de març ETA anunciava un alt el foc indefinit que, per cert, es va trencar el passat dia 30, com comentava abans. Al maig, ERC sortia del Govern empesa per la seva decisió de votar no en el referèndum de l’Estatut; posant fi així al primer Govern d’esquerres a Catalunya ençà de la Guerra Civil. A mitjans de juny anàvem a les urnes per a votar l’esmentat Nou Estatut, pocs dies més tard Pasqual Maragall anunciava que no tornaria a ser candidat a la presidència de la Generalitat i al juliol escollíem a Montilla per substituir a Pasqual. I arribava l’agost i amb ell les vacances, això si curtes.
No s’havia acabat el mes i a Barcelona canviàvem d’alacalde i Joan Clos s’anava a Madrid per a ser ministre com ho havia estat Montilla i aquest venia cap a Catalunya per fer la campanya de les autonòmiques. Jordi Hereu començava amb bon peu el seu camí al capdavant de l’ajuntament; va ser gratificant i estimulant, a l’hora, veure amb la facilitat que connectava amb la ciutadania, amb un estil molt diferent del seu predecessor. Per altra banda, setembre i octubre van ser temps de campanya, de parlar amb la gent, d’escoltar, temps de neguit i tensió perquè els indicadors ens deien que les coses, en termes electorals, no anaven bé. I va arribar l’1 de novembre i les sospites es van confirmar, però d’això potser que en parlem en altre moment. Després es va fer el pacte d’Entesa, es va constituir Govern...
I pràcticament he resumit un any en poc més d’un full. Entenc que a grans trets això és sinó el més important de l’any que hem deixat enrere, si és part d’allò més important que ha succeït a 2006 i nosaltres hem tingut la gran sort de ser coprotagonistes d’alguna part de tot això.
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