Dentro de pocos meses, la actual
vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tendrá
que dejar su sitio en el Ejecutivo para irse a Andalucía a encabezar la
candidatura del partido socialista en las elecciones autonómicas en esa
comunidad que, muy probablemente, se celebrarán el próximo mes de junio. Y parece
que, para antes de su marcha, Montero quiere dejar la reforma de la
financiación autonómica, si no resuelta, sí, por lo menos, encarrilada.
En un áspero Consejo de Política
Fiscal y Financiera, celebrado el pasado 17 de noviembre, en Madrid, en el
último punto del orden del día y con el título “Estado de la situación de la
reforma del sistema de financiación autonómica”, María Jesús Montero puso sobre
la mesa la necesidad de abordar la reforma del modelo que lleva estancado desde
2014, así como las grandes líneas generales del futuro sistema de financiación,
pero sin entrar ni en detalles, ni en cifras. La ministra se comprometió a
presentar un nuevo modelo de financiación autonómica, como muy tarde, el
próximo mes de febrero. Según explicó Montero, en el esquema sobre el cual
están trabajando los técnicos del ministerio de Hacienda, se contemplan tanto
las singularidades de Catalunya como las de otros territorios. La idea es que
el nuevo patrón incorpore, entre otros factores, la financiación de las competencias
homogéneas en todos los territorios de régimen común, a la vez que la
bilateralidad para aquellas autonomías que disponen de competencias propias.
Montero apuntó que, además de los
principios de suficiencia y corresponsabilidad fiscal que ya existen, con el
nuevo sistema se incorporarán otros factores para que ninguna comunidad salga
perjudicada y todas cuenten con recursos adicionales y suficientes para poder
sufragar los servicios en los que tienen competencias, como la sanidad, la
educación, los servicios sociales o la dependencia. El nuevo modelo será
aplicable en las 15 comunidades de régimen común sin excepción, lo que “no
impedirá tener en cuenta singularidades o particularidades territoriales”, dijo
la ministra en clara alusión a Cataluña. Por eso se abordarán determinadas
materias de manera bilateral “sin que compita con los recursos del resto de
comunidades”, añadió sin entrar en detalles.
Hacienda tiene prevista una
ampliación del porcentaje de cesión de algunos impuestos, como, por ejemplo, el
IRPF o el IVA, cuya transferencia a las comunidades se modularía al alza. La
propuesta incluirá, también, el fin de las entregas a cuenta para crear un
nuevo modelo en el que los recursos de los impuestos citados lleguen a las
autonomías en un periodo mucho más reducido, y no en dos años o más como sucede
en la actualidad.
La vicepresidenta anunció, con cierta
cautela, que el nuevo modelo podría abordar la puesta en marcha de mecanismos
que combatan las bajadas fiscales de determinadas comunidades que
practican dumping fiscal. “Soy partidaria de que se contemplen determinado
desincentivos, pero es algo que tenemos que discutir con las comunidades
autónomas”, dijo Montero. La titular de Hacienda criticó que algunos gobiernos
regionales bajen impuestos y pierdan recaudación, a la vez que piden más
recursos a la Administración Central. “La relación del Gobierno de España con
las comunidades autónomas no puede estar basada en que es gratis pedir y
reprochable no dar”, puntualizó.
La fuerte polarización política que
estamos viviendo ha sido uno de los motivos, aunque no el único, para que, en
mucho tiempo, no hayan habido contactos entre el ministerio y representantes de
las comunidades autónomas, a excepción de Cataluña. No obstante, los técnicos
de Hacienda, en colaboración con los equipos del Govern de la Generalitat y ERC,
han hecho los deberes y, todo indica que tienen un borrador, sobre el nuevo
modelo de la financiación autonómica, bastante completo y avanzado.
Guste o no, Catalunya vuelve a
liderar las negociaciones y es la referencia para el resto de autonomías. En
este contexto, hay que reconocer el baño de realidad que se están dando los
republicanos catalanes, más allá de las declaraciones para el consumo de sus
parroquianos, al participar en la elaboración de un modelo que ha de ser válido
para todas las comunidades. En esos trabajos, el escollo más considerable está
siendo respetar el principio de ordinalidad, esto es: que una comunidad
autónoma mantenga su posición en el ranking autonómico después de que se hayan
aplicado los mecanismos de solidaridad; de ahí que, para evitar esa posibilidad
se estén buscando fórmulas que puedan compensar ese posible decalaje. Asimismo,
se ha dejado para el próximo año el compromiso de que sea la Generalitat la que
recaude íntegramente el IRPF porque es una cuestión que requiere de una
modificación legal y, por consiguiente, deberá ser validada en el Congreso.
Con el difícil puzle de la
financiación autonómica sobre la mesa, lo más lógico sería que el ministerio
llevase a cabo una serie de encuentros con los responsables de Economía de las
diferentes comunidades para ir perfilando la implementación del sistema. Pero con
la crispación a que estamos sometidos y los puentes del dialogo entre el
Gobierno y la oposición volados cualquier cosa es posible.
Bernardo Fernández
Publicado en Catalunya Press
24/11/2025

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